Internacionales

Se reacomoda la OTAN

Por Ernesto López

Golpe de timón norteamericano para hacerse fuerte ante el tándem China-Rusia

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue fundada el 4 de abril de 1949, impulsada por 12 países: Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y el Reino Unido. Con posterioridad se incorporaron 18 más: Albania, Alemania, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia del Norte, Montenegro, Polonia, República Checa, Rumania y Turquía. Recientemente se sumó Finlandia, lo que da un total de 31 países. De ellos, 29 son europeos y solo dos de América del Norte. Y está al caer la aprobación del ingreso de Suecia.

En una primera etapa, la OTAN (encabezada por Estados Unidos) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) mantuvieron una extensa Guerra Fría: ambos conglomerados fueron conscientes de que sus respectivos arsenales nucleares eran suficientes para destruirse recíprocamente. Bajo estas condiciones se limitaron a participar en guerras convencionales o en apoyar a uno u otro sector con el que tenían afinidad. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en la guerra de Vietnam (1955-1975), en la que Washington participó con tropas propias en favor de Saigón y Moscú apuntaló a Hanoi: la entonces URSS proveyó a Vietnam del Norte de asesores, unidades antiaéreas, aviones de guerra, sistemas de radar, misiles tierra-aire y el célebre fusil AK 47. Asimismo, inmediatamente después del triunfo de la Revolución Cubana, en los comienzos de 1959, Moscú apoyó a los revolucionarios y Estados Unidos a sus antagonistas. Esta situación y/o tendencia se mantuvo, en distintos escenarios, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída de la URSS en 1991.

Kiev hizo punta: en 1990 el parlamento aprobó la Declaración de Soberanía Estatal de Ucrania con el propósito de desprenderse de la tutela rusa. Esta decisión abrió un camino de turbulencias debido al no reconocimiento por parte de Moscú. En 1991 se disolvió la vieja URSS y con ella el Pacto de Varsovia, lo que abrió el camino a la autonomía de Ucrania así como de Bielorrusia, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, entre otros países que habían estado bajo la órbita soviética. Y como no podía ser de otra manera, se fueron acercando a la OTAN.

En 1999 varios de esos países se incorporaron a dicha organización: la República Checa, Hungría y Polonia. Y en 2004: Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania y Polonia. Ucrania, en cambio, es un caso aparte. El Kremlin ha indicado más de una vez que la inclusión de Ucrania en la organización atlántica implicaría un alto riesgo para Moscú, pues incrementaría el nivel de amenaza para su seguridad.

Una notable ensalada

Como toda organización de esta clase, la OTAN tiene desde 1949 un tratado que la rige –el Tratado de Washington– que prácticamente no ha sido modificado desde su creación. Su artículo 5 no tiene desperdicio. Dice así: “Las partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas que tenga lugar en Europa o América del Norte será considerado un ataque dirigido contra todas ellas y en consecuencia acuerdan que si tal ataque se produjese cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas, ayudará a la parte o partes atacadas, adoptando seguidamente de forma individual y de acuerdo con las otras partes las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte. Cualquier ataque armado de esta naturaleza y todas las medidas adoptadas en consecuencia serán inmediatamente puestas en conocimiento del Consejo de Seguridad. Estas medidas cesarán cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las disposiciones necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Hay en este crucial artículo una notoria incongruencia. El primer –y largo– párrafo indica que ante un ataque armado que ocurriera en Europa o América del Norte, la OTAN ayudaría “a la parte o partes atacadas” apelando incluso al empleo de las fuerzas armadas. Pero seguidamente indica que lo haría “para restablecer la seguridad del Atlántico Norte”.

Da la impresión de que hay aquí una densa ensalada geográfica. ¿El apoyo otorgado por la OTAN a Kiev se da para restablecer la seguridad del Atlántico Norte? Las únicas aguas que bañan a Ucrania son las del pequeño Mar de Azov y las del Mar Negro, que llegan apenas a una pequeña costa en la que se ubica Odesa. ¿Cómo se entiende esto?

Una renovación de enfoques

En la reunión de la OTAN realizada en Vilna, capital de Lituania, a mediados de abril de este año, se pusieron al día enfoques y abordajes sobre la situación internacional. El documento final del encuentro contiene 90 largos puntos. En lo que sigue se consignarán algunos de los más significativos:

5. “La paz de la zona euroatlántica se ha hecho añicos. La Federación Rusa ha violado las normas y principios que contribuyeron a un orden europeo de seguridad…”

6. “Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”.

7. “Rusia tiene toda la responsabilidad por su guerra ilegal, injustificable y no provocada contra Ucrania”.

9. “Estamos comprometidos en lograr una paz justa que defienda los principios de la Carta de la ONU, en particular la soberanía, la integridad territorial y la independencia. Subrayamos que esto no puede realizarse sin la retirada total e incondicional de Rusia”.

12. “La seguridad de Ucrania es de gran importancia para los aliados y la Alianza… Hemos establecido el Consejo OTAN-Ucrania que servirá como un mecanismo de consulta de crisis entre ambos”.

25. “La asociación estratégica cada vez más profunda entre la República Popular China y Rusia, y sus intentos de reforzarse mutuamente para socavar el orden internacional basado en normas va contra nuestros intereses”.

34. “En respuesta a un entorno de seguridad radicalmente cambiado estamos reforzando la defensa colectiva de la OTAN contra todas las amenazas, desde todas las direcciones”.

41. “La Defensa Aérea y Antimisiles Integrada (DAAI) de la OTAN sigue siendo clave para la disuasión y la defensa creíbles, y la seguridad indivisible y la libertad de acción de la Alianza, incluida la capacidad de la OTAN para reforzar y proporcionar una respuesta estratégica. La DAAI de la OTAN es una misión esencial y continua en tiempos de paz, crisis y tiempos de conflicto”.

44. “Las fuerzas nucleares estratégicas de la Alianza, particularmente las de los Estados Unidos, son la garantía suprema de la seguridad de la Alianza. Las fuerzas nucleares estratégicas independientes del Reino Unido y Francia tienen un papel disuasorio propio y contribuyen significativamente a la seguridad general de la Alianza”.

45. “La OTAN tomará todas las medidas necesarias para garantizar la credibilidad, eficacia, seguridad y protección de la misión de disuasión nuclear. Esto incluye continuar con la modernización de la capacidad nuclear de la OTAN y actualizar la planificación para aumentar la flexibilidad y adaptabilidad de las fuerzas nucleares de la Alianza, mientras se ejerce un fuerte control político en todo momento (…)”.

64- “Seguimos enfrentándonos a crecientes amenazas y desafíos híbridos por parte de actores estatales y no estatales, que utilizan actividades híbridas, incluso a través de la interferencia y el uso nocivo de tecnologías, para atacar nuestras instituciones políticas, nuestra infraestructura crítica, nuestras sociedades, nuestros sistemas democráticos, nuestras economías y la seguridad de nuestros ciudadanos (…)”.

73. “La Unión Europea sigue siendo un socio único y esencial para la OTAN. Nuestra asociación estratégica es esencial para la seguridad y la prosperidad de nuestras naciones y del área euroatlántica. Se basa en nuestros valores compartidos, nuestra determinación para enfrentar desafíos comunes y nuestro compromiso inequívoco de promover y salvaguardar la paz, la libertad y la prosperidad. La OTAN reconoce el valor de una defensa europea más fuerte y más capaz que contribuya positivamente a la seguridad transatlántica y global y que sea complementaria e interoperable con la OTAN (…).”

Estos son algunos de los ítems que contiene el documento. Merece destacarse, además, que la reluctancia a incorporar a Ucrania a la OTAN se funda en que si se lo hiciera la organización atlantista debería entrar de lleno en la guerra contra Rusia.

Final

Claramente se expone desde la propia óptica estadounidense –con la escasa sutileza que suele acompañarla– que la gran potencia del Norte ha debido pegar un golpe de timón para acomodarse a un cambio de situación a escala internacional, en la que se perfilan ya con toda claridad competitivas antagonistas: China y en menor medida Rusia que, en este tiempo, caminan asociadas.

Tomado de El Cohete a la Luna

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