América Latina: el plan de asesinar una cultura y borrar para siempre el instinto de rebelión
Por Raúl Antonio Capote (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Aún se escuchan los ecos indelebles de los disparos en La Moneda, preludio de lo que se gestaba, una contienda librada por militares entrenados, no para proteger a su pueblo de una invasión extranjera, sino para avasallarlo.
La maquinaria del terror, engrasada al detalle, se dispuso a borrar de raíz una cultura, castigar el delito de insumisión y eliminar el instinto de rebelión para siempre.
Sin el instinto de rebelión no seríamos más que “andrajos almidonados” (1).
Se puede ser ingenuo y afirmar que el gobierno de EE.UU. “conocía” los planes de la ultraderecha latinoamericana, de los dictadores y militares fascistas, pero no pasa de ser eso, una ingenuidad, no solo lo sabían, financiaron, organizaron, entrenaron y dirigieron a las huestes homicidas.
Los planes de represión, antecedentes de la Operación Cóndor, surgieron en los años 60, en la Escuela de las Américas y en las Conferencias de Ejércitos Americanos, a través de las cuales Estados Unidos patrocinaba acciones “preventivas” en la región, como parte de las operaciones de inteligencia y de guerra sicológica y cultural, realizadas bajo la consigna de “no más Cubas”.
Documentos desclasificados de la CIA, con fecha 23 de junio de 1976, hechos públicos por el diario uruguayo La República, el 29 de julio de 2007, revelan que ya “a principios de 1974, oficiales de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas en contra de blancos subversivos”.
El reporte Top Secret de The Nacional Intelligence Daily, elaborado por el director de la CIA solo para los jefes de alto nivel de la agencia, agrega que “desde entonces (tachadura) los argentinos han conducido operaciones contra subversivos en conjunto con los chilenos y uruguayos”.
El documento, según sostiene la investigadora estadounidense Patrice McSherry, prueba que la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur comenzó en 1973 y 1974, antes de que las operaciones extraterritoriales fueran bautizadas como Plan Cóndor en una reunión efectuada en Chile en 1975, y que la CIA estaba involucrada en la planificación y ejecución de las acciones.
La Operación Cóndor fue un plan de inteligencia diseñado y coordinado por la CIA con los servicios de seguridad de las dictaduras militares latinoamericanas, para aniquilar a la izquierda; junto a Gladio y Fénix, formó parte, en plena Guerra Fría, de la estrategia global de los Estados Unidos para enfrentar “el avance del comunismo en el mundo”.
Por los archivos desclasificados de la CIA, se sabe que el exjefe de la Inteligencia chilena, Manuel Contreras, fue invitado en 1975 a Langley, cuartel General de la CIA, donde permaneció por 15 días. Después de esta visita, Contreras se reunió el 25 de noviembre de 1975 con los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Así mismo, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), organismo, fundado por John F. Kennedy en 1961, cuyo principio se supone que es “brindar ayuda de carácter no militar fuera de su territorio”, tiene un largo “historial” intervencionista.
América Latina fue el escenario en 1961 del primer programa de la USAID, era una especie de Plan Marshall para América Latina, la Alianza para el Progreso, como se nombró, fue un proyecto de ayuda económica, política y social de Estados Unidos para América Latina efectuado entre 1961 y 1970.
Pero sus fondos no fueron utilizados para el desarrollo económico-social y el progreso, el dinero fue a manos de los represores, financió la tortura y el crimen, pago el entrenamiento de las fuerzas punitivas. En lugar de fábricas, fincas, escuelas, se construyeron centros de detención y tortura, pagó la desaparición de cientos de miles de personas.
La USAID trabajó de conjunto con la CIA en el adiestramiento de fuerzas policiales de regímenes golpistas en países como Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina. Según documentos desclasificados de la CIA, la USAID estuvo involucrada durante la Operación Cóndor en Latinoamérica, en operaciones secretas de contraguerrilla, que incluían la instrucción de represores en técnicas de interrogatorio, sabotaje y persecución.
Desde su creación la USAID ha creado una profunda red, que capta cuadros, fabrica líderes, penetra la sociedad civil, utilizando grupos locales y personas. Resulta un verdadero ejército intervencionista de “expertos”, “consultores” y “consejeros”.
Desde siempre buscan y persiguen neutralizar los símbolos de la Revolución, borrarlos de la memoria colectiva y suplantarlos por símbolos propios, buscan convertirnos en pueblos sin historia, depurados del imaginario rebelde, de la cultura de resistencia, subordinados al modelo de dominación que perpetúa el saqueo y la explotación.
Nota: (1) En carta que Antonio Gramsci le escribe a su esposa Giulia, el 6 de marzo de 1924 le dice: «¿Qué me salvó de convertirme completamente en un andrajo almidonado? El instinto de rebelión».
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: ADHILAC.