Culturales

Conversando con Verónica Lynn

Entrevista Exclusiva para Resumen Latinoamericano.

Por Marisol Ramírez Palacios / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

La reconocida actriz cubana celebró sus 92 años de edad, el 7 de mayo de este 2023, disfrutando lo que más placer le provoca: haciendo teatro.
Durante varias semanas, Verónica dirigió y protagonizó la puesta en escena de Frijoles Colorados, en la Sala Teatro El Sótano, del Vedado habanero, a la que acudió un público nutrido, y entusiasta, como suele ocurrir siempre con sus presentaciones.

A su talento y carisma artístico, se une la amabilidad casi familiar con que trata a conocidos y desconocidos la hija ilustre de San Diego de los Baños, un Pueblito sumergido en las montañas de la cordillera norte de la provincia de Pinar del Río, célebre por las propiedades medicinales de los manantiales que allí brotan, descubiertos hace más de 4 siglos por un negro esclavo que curó su lepra bañándose en sus aguas termales. Fue hablando con orgullo de su origen, que comenzó el diálogo.

Después de terminar poco más de una hora de intensos movimientos en la escena, y con admirable lozanía, la artista dedicó otra casi media hora a dialogar con Resumen Latinoamericano sobre sus dos grandes amores: la actuación y Cuba.

A manera de preámbulo, la actriz y su acompañante en la pieza, el también conocido actor Jorge Luís de Cabo, saludaron al público que llegó desafiando la tempestad de la tarde de domingo, y ocupó todas las lunetas rojas de la sala, y les agradecieron con la frase que encierra las razones de semanas de exquisita entrega.

Ustedes son “la razón de ser”, dijeron.

Por lo avanzado de la edad, Matilde ( Verónica Lynn ) y Federico ( Jorge Luís de Cabo) ya no logran recordar si son hermanos o esposos. Pero un pensamiento en común les queda claro: a la casa y a la familia hay que defenderlas de cualquier intruso, aunque las únicas municiones disponibles sean unos frijoles colorados que no lograron ablandar durante horas en la olla.

Así termina la obra que nos llevó a El Sótano a comprobar los comentarios de colegas de la televisión y amigos del teatro, quienes insistían en destacar la admirable lucidez y energías de la actriz que, en septiembre de 2024 cumplirá 70 años de vida profesional.

UNA MUJER DE SUERTE

Así se auto define cuando la abordamos para conocer las razones por las que ha decidido permanecer en Cuba.

“Soy cubana, nací en Cuba, ésa es mi primera suerte. La segunda es trabajar en lo que siempre quise ser, estar entre las grandes actrices de este país que son muchas”, enfatiza, y añade: “Soy un numerito en ese grupo. ¿Tú quieres mejor suerte que ésta ?”.

Otra de sus dichas, alega, es haber participado en obras que en sus momentos de estreno resultaron piezas notables, y son consideradas joyas del teatro, la televisión y el cine nacional

“Cuando se vaya a escribir la historia del teatro en Cuba hay que hablar de “Santa Camila de la Habana Vieja”, de “Aire Frío”, en las dos obras participé. En el cine hay que mencionar a ” La Bella del Alhambra”, creo que es una de las películas más importantes realizadas por Cuba, y también hice “Candelaria”, que me gustó mucho”.

Verónica se entusiasma al recordar sus pasos también en la televisión. Memorable sigue siendo, todavía, su interpretación del personaje de Doña Teresa Guzmán, uno de los protagónicos en la telenovela “Sol de batey”, una de las obras más importantes de la escritora cubana Dora Alonso, llevada a la radio en 1950 y producida por la televisión cubana en 1985, con un reparto estelar.

“Sol de batey” narra una historia de amor, pasión y tradiciones en la Cuba de finales del Siglo XIX. Es considerada por la crítica nacional como la novela más popular de todos los tiempos. Decenas de televisoras del mundo la han incluido en su programación, y su estreno en la Isla Mayor de las Antillas marcó un hito en la historia del género en la pequeña pantalla.

Así describe Verónica el impacto alcanzado por esa telenovela:

“Rompió con aquellos arquetipos, con aquella manera tan vieja de hacer telenovelas. “Sol de batey” fue la que dio el gran salto. Después de ella vinieron muchas novelas buenas, pero ninguna como “Sol de batey .”
Y reitera: ” Mira que suerte tengo, además, de haber participado en los tres medios, teatro, cine y televisión, en cosas muy buenas”.

ESTAR SIEMPRE COMO EN UNA CUERDA FLOJA

Acerca de cómo logra que sus roles interpretativos resulten siempre notables, y que la gente vea las obras donde ella aparece en cartelera, convencidos de que, si está Verónica Lynn la obra es buena, indagamos con nuestra entrevistada:

– ¿Es que usted no se presta para las obras malas ?

” Trato, pero eso no quiere decir que no haya tenido que asumir, porque hemos pasado por situaciones raras como cuando llegó aquello que llamaban norma, y tenías que aceptar o por el contrario estarías al 70 por ciento ” (se refiere al salario a cobrar en un mes). Verónica Lynn explica a Resumen Latinoamericano cómo han sido 70 años apropiándose de tantas vidas ajenas, para hacerlas convincentes, creíbles, aún cuando no sean de su agrado algunos personajes que le han tocado interpretar..

“Ha sucedido, también, que el título de una obra me ha gustado mucho, he pensado que podría resultar buena la dirección, pero después ha sido fallida.”

“Yo creo que todo actor tiene en su carrera cosas, desafortunadamente, pero afortunadamente, además, porque de los errores también se aprende, de cosas que piensas que nunca debiste haber hecho”, dice, y acota: ” De todo se aprende. Todo artista tiene que tener algo que no resultó, porque uno no es perfecto”. Se refiere al desafío que más se le reconoce a un actor.

“Uno es un ser humano, y mucho más los actores que están interpretando personajes en situaciones que no son de ellos, incluso en países que no son de ellos, en una época que no han vivido, de una clase social que nada tiene que ver con ellos, en fin, es como estar siempre en una cuerda floja.
El pintor puede retirar su obra, no enseñarla, pero nosotros todo lo hacemos mostrando, sirviendo al público”.

“Sí le puedo decir que me he entregado, incluso cuando he estado obligada por un contrato o cualquier otra situación, de hacer una cosa que no me guste, siempre me he hecho el firme propósito de decir: “Esta es la obra que yo estaba esperando para hacer”.

“Porque es un riesgo”, puntualiza. ” Usted siempre va a ser una persona que no es, en una situación que no es de usted y que piensa diferente a usted. Es un juego a ganar o a perder. Me arriesgo, y trato de entrar en complicidad con el director a ver todo lo mejor que se le puede sacar al personaje”
Preguntada si se le ha quedado algún personaje que le habría gustado hacer, responde diáfana:

A mí no me queda ningún personaje por hacer, que yo añore”.

70 AÑOS DE CONSAGRACIÓN AL ARTE

Verónica Lynn inició su carrera artística en 1954, en televisión, con Gaspar Pumarejo, recuerda, quien tenía un programa especial de las nueve de la noche dirigido a buscar voces nuevas, ” lo mismo cantantes que actores. Ahí me presenté y gané. Era un tribunal de actores muy profesionales. Uno iba como aspirante, pero ya habías pasado por una preselección, así que era muy difícil que no ganaras. Nos quedábamos como parte del elenco artístico de la programación de Pumarejo, y algo muy importante, gratis, y además, ayudábamos al nuevo aspirante”.

“Lo que quería era trabajar, trabajar, que me vieran desarrollarme trabajando. En eso los viejos tienen mucha razón”.

Con el tiempo adquirió conocimientos del Método Stanislavski, también conocido como Método de Actuación. Verónica ya había protagonizado en teatro, según comenta, y menciona como sus primeros profesores de ese sistema al director cubano Andrés Castro, que venía de la escuela de Erwin Piscator de Nueva York, y luego Adolfo de Luís, quien había sido alumno de Stella Adler, considerada una de las más prestigiosas profesoras del Método Stanislavski.

“Un actor tiene que abrir su diapasón”, dice y sonríe, mientras confiesa su incansable búsqueda de conocimientos en otros nombres emblemáticos como Bertolt Brecht, Jerzy Grotowski y Eugenio Barba, los creadores europeos de mayor influencia en el desarrollo del teatro.

Fue, además, uno de los 12 alumnos inscritos en el último Curso para Trabajadores del Instituto Superior de Arte, Universidad de las Artes en Cuba, donde se graduó de Licenciada en Teatrología, y a una edad bastante avanzada.

Varias ovaciones recibieron los actores de Frijoles Colorados. La última función en la Sala El Sótano, cerró con Matilde con un pie sobre la mesa, la bandera en mano y enérgica, convocando a defender la casa y la familia del acoso enemigo, y en cualquier circunstancia adversa. Su destreza fue largamente aplaudida.

Confesó que hace ejercicios una hora, diariamente. El mayor desafío asumido por la actriz y directora con esta obra, dijo, fue dirigir y actuar al mismo tiempo.

“Cuando monté todas las cosas que le puse al personaje de Matilde, y de Federico, yo no pensé en las edades. Yo no pensé en mi edad. Cuando estoy allá arriba ( se refiere al escenario) yo soy Matilde “.

Fotos: Aramís Arcaute.

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