Intervención de Graciela Ramírez en acto de solidaridad con Palestina realizado en el ICAP el 18 de octubre
Compañeros no puedo decir buenos días, sino días dolorosos, terribles.
Estamos viendo todos los días y no sólo desde el 7 de octubre. Desde mucho antes, desde que tengo uso de razón lloro por Palestina, me duele Palestina, pido la desocupación de Palestina y ya no soy una jovencita.
Setenta y cinco años de ocupación, setenta y cinco años de exterminio. Los compañeros palestinos me decían, especialmente una compañera con la que tuve el honor de conversar mucho tiempo en Beirut, en los campos de refugiados de Sabra y Shatila en el año 2015, que cuando los soldados sionistas, imperialistas, disparan a los niños palestinos no disparan a cualquier lugar, disparan a las piernas porque quieren dejarlos inválidos, lo hacen a propósito. Como cuando detienen en medio de la noche a un niño de 9 años, 8 años, 11 años y este niño se orina, lo hacen delante de sus padres, lo secuestran dentro de la casa y se lo llevan a una prisión y lo dejan en esa prisión por tiempo indeterminado y ese niño es sólo un niño, un niño inocente, un niño puro…
¡Los niños son sagrados! Los niños deben ser respetados en esta tierra, hay una civilidad que nos dice que tenemos no sólo que convencer, sino exigir a aquel que vulnere el derecho de un niño sagrado como se está vulnerando en Palestina.
Los médicos palestinos, maravillosos, que estudian aquí y a quienes tanto queremos, ayer por la mañana nos decían casi llorando, el Hospital Bautista, y nosotros preguntamos cuál es el Hospital Bautista, el hospital más grande que hay en Gaza, el único que tenía un poquito de algo para tratar de curar a tantos niños con heridas de bombas y fósforo blanco a tantos heridos y pacientes que estaban enfermos desde antes de este ataque, pero también había desplazados gazetíes, un hospital muy grande bestialmente bombardeado y nos decían por la mañana son 300, y luego, no son 500 los muertos en el hospital.
¡Un hospital es sagrado! ¡Una ambulancia es sagrada un médico es sagrado! Son normas que se tienen que respetar en este mundo; estamos en el 2023, no estamos en una cueva y se debe respetar con toda la fuerza de la razón, de la justicia, de las leyes internacionales, y hacerlas cumplir, no están hechas para burlarlas.
Nuestros pueblos están dolidos. Yo quiero pedir un minuto de silencio por nuestros niños.
Ya no eran 500, por la noche nos dijeron son 1300, 1300 muertos en un hospital, los desplazados de Gaza que huían porque tenían que evacuar el lugar, los niños estaban ahí.
1300 y ya por la madrugada, a la una de la mañana, nos decían los socorristas que no podían seguir contando, no podían seguir contando los muertos ..Y hoy por la mañana 3450 muertos hasta ahora y 11 mil heridos.
¿Guerra? esto no es guerra, esto es etnocidio, esto es genocidio, esto es exterminio y tiene que parar de una vez.
Quiero pedirles a todos justamente por las madres palestinas, que ya no tienen más lágrimas para llorar, por lo abuelos, los ancianos, por los niños y por esos jóvenes maravillosos que se han alzado para defender a su tierra con todo el derecho que les asiste, con toda la razón que les asiste y con las armas que puedan, con las de la diplomacia o defendiéndose con piedras o con balas o con las que podamos tener.
¡Porque la tierra es sagrada! ¡La familia es sagrada, la Patria es sagrada, la soberanía es sagrada!
Bassel Ismail Salem compañero palestino que está aquí a quien tanto quiero y conozco desde hace 20 años. Lo he visto sufrir tanto, hace 20 años él trajo un regalo a la oficina del Comité Internacional que luchó por la libertad de los Cinco, he guardado ese regalo como algo sagrado, el regalo es una llave, la llave de una casa palestina.
¿Dónde están los hermanos de Bassel? Uno en Alemania, otro en Egipto, otro en Rusia. ¿Dónde está el padre de Bassel? En Gaza. ¿Dónde está Bassel? Aquí…esa es la diáspora.
Ellos tienen el derecho sagrado al retorno de todos los palestinos.
Quiero pedir un minuto de silencio compañeros y tras el minuto de silencio un abrazo, un minuto de plausos para darles fuerza a los padres, a las familias y al pueblo palestino y para decirles desde aquí, desde esta Cuba heroica que sabe de tantos sufrimientos, que Palestina vencerá. ¡Mil veces vencerá! Se levantará de las cenizas y aunque la arrasen nacerá otro niño que recordará a los sionistas y a los imperialistas que jamás permitirá que nos arranquen nuestras tierras.
Silencio…
¡Palestina Vencerá! ¡Palestina Vencerá!
Fotos: Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano−Cuba.