Los sueños que Fidel convirtió en verdades
Por Liset García * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Al líder de la Revolución cubana se deben no pocas historias que servirían para resumir la obra del país para mantener a salvo la inocencia, e impedir que quedara a un golpe de suerte o de la naturaleza el derecho de muchos de sus niños a una vida plena.
Varios años dedicó a hacer realidad su idea de ampliar y consolidar la red de escuelas especiales, que tenían un camino abierto desde 1962, cuando se rescataron los escasos medios de enseñanza que tenían los apenas ocho centros de ese tipo con que contaba el país al triunfo de la Revolución.
Entonces se crearon más de 50 escuelas para esa enseñanza y se elaboraron planes y programas de estudio, en las que se pudo ampliar la matrícula a más de cuatro mil capacidades. Años más tarde se escolarizaron más de 30 mil en otras 140 instituciones.
Fue a finales de la década de 1980 cuando fructificó aquel sueño del Comandante en Jefe de cubrir con tratamiento especializado a todos los niños y niñas que llegaron a este mundo con disímiles imperfecciones, pensando en que ninguna de ellas debería decidir sus destinos… y que a la vez se lograran tejer redes a favor del respeto a las diferencias, y por la inclusión.
Fidel, personalmente, preparó aquel programa de construcción y asistió a sucesivas inauguraciones de escuelas para quienes padecían severos trastornos del lenguaje, deficiencias visuales y auditivas, retardo en el desarrollo psíquico, discapacidades físicas y motoras, autismo u otras patologías.
Para favorecer el desarrollo de estos alumnos, el plan ideado por el Comandante en Jefe incluía dotar esos centros de equipos electrónicos y tecnología de avanzada, y formar personal docente multidisciplinario altamente capacitado.
Nacieron así 48 nuevas escuelas –entre las que sobresale Solidaridad con Panamá, que entusiastamente Fidel visitó tantas veces–, en las cuales existen condiciones para una debida atención más individualizada a quienes tienen necesidades educativas especiales, y donde se favorece no solo la escolarización masiva, sino prepararlos para su incorporación posterior a la vida social y laboral.
Pese a vientos, mareas y bloqueos que castigan la adquisición de espejuelos y prótesis especiales, audífonos, implantes cocleares, papel y máquinas braille, casi todos made in Usa, el país ha sostenido esa enseñanza moldeada por Fidel con pasión, solo posible en un país de vocación humanista y con una Revolución asentada en la equidad, la justicia y en la idea de no dejar a nadie desamparado.
Tal estrategia posibilitó que Cuba cuente hoy con más de 300 escuelas de enseñanza especial, con alrededor de 15 mil trabajadores, quienes con paciencia y amor intentan satisfacer los requerimientos pedagógicos de sus discípulos.
Gracias a esas puertas abiertas a las oportunidades, sueño cumplido por Fidel, muchos niños logran evolucionar, captar lo que ocurre a su alrededor, aprender, crecer y darse cuenta de que la vida es inmensa también para ellos, y cabe en ese gesto capaz de romper todas las barreras.
(*) Periodista cubana, colaboradora de Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: Liborio Noval / Archivo.