A veces llegan cartas con sabor a Gaza
Carta de una madre israelí y de su hija quienes estuvieron detenidas por cincuenta días en algún sitio de Gaza, en la cual muestran su agradecimiento a la Resistencia palestina por el trato recibido en los días que permanecieron allí.
Los niños no deben ser rehenes, eso es definitivamente claro. Así lo dice la carta de Danielle y Emilia, una madre israelí quien, junto con su hija, Emilia, fueron detenidas por Hamas, en el curso de la operación Diluvio de Al-Aqsa y conducidas a Gaza, parte de Palestina bajo ocupación.
La toma de rehenes, es decir: la detención de civiles que no participan en la guerra de manera directa es una violación a las normas internacionales. También podemos discutir las implicaciones políticas y morales de esa acción.
Sin detrimento de lo anterior, hay cartas que la sociedad occidental no leerá fácilmente. Por eso, en esta columna me limito a reproducir una carta de una mujer israelí y de su hija quienes estuvieron detenidas por cincuenta días en algún sitio de Gaza. Leamos lo que dice la carta:
“A los generales con quienes estuvimos en las últimas semanas. Parece que mañana nos separaremos, pero te agradezco desde el fondo de mi corazón la extraordinaria humanidad que mostraste hacia mi hija Emilia.
Fuisteis como padres para dejarla vagar libremente cuando quisiera. Ella siente que todos ustedes son sus amigos, no amigos cualquiera, sino amigos verdaderamente queridos y buenos.
Gracias, gracias, gracias por todo el tiempo que dedicaron como sus cuidadores. Gracias por tener paciencia con ella y colmarla de dulces, frutas y todo lo que esté a su alcance, a pesar de la falta de disponibilidad.
Los niños no deben permanecer en cautiverio, pero gracias a usted y a otras personas amables que conocimos en el camino, mi hija se sintió como una reina en Gaza… La hiciste sentir como si fuera el centro del mundo. No conoció a nadie en nuestro largo viaje, desde los miembros de menor rango hasta los líderes, que no la trataran con gentileza, afecto y amor.
Siempre seré cautiva de la gratitud porque mi hija no abandonaría este lugar con un trauma psicológico de por vida. Recordaré su amable comportamiento hacia nosotros a pesar de la difícil situación que ustedes mismos estaban enfrentando, sin mencionar sus graves pérdidas aquí en Gaza. Deseo que en este mundo podamos ser realmente buenos amigos.
Les deseo a todos salud y bienestar…Salud y amor para ustedes y los hijos de sus familias. Muchas gracias, Danielle y Emilia”.
Ya sé que no faltará el quien hable del Síndrome de Estocolmo o que diga que ella fue obligada a escribir eso; lo cierto es que lo hizo solo hasta el momento de su liberación. Hamas hizo pública la carta. Solamente quiero decir que hay cosas de la guerra que, los grandes medios, no nos quieren explicar cómo realmente suceden.
Tomado de Al Mayadeen