Sudáfrica abrió el camino con la demanda ante la CIJ: ¿cuáles son los escenarios que se vislumbran?
Por Maria Fe Celi Reyna.
Aún recuerdo cuando murió Nelson Mandela. Estaba en el máster y tenía una compañera de clases sudafricana quien, en ese entonces, era una joven del cuerpo diplomático de su país. Charlamos un momento y en medio de la conversación me dice “si no fuera por él (Mandela), hoy estaría trabajando en una cocina”. Eso era a lo máximo a lo que podían aspirar las mujeres negras durante el ‘apartheid’.
Hasta ese momento, sabía de Mandela, pero nunca me había puesto a pensar en el pueblo que él lideró. La frase de mi compañera se me ha quedado grabada. Su sentimiento me sigue siendo ajeno. Es algo que solo sienten los pueblos que han experimentado una verdadera liberación y que entienden que, gracias al líder del proceso, hoy tienen una vida mejor, por muy imperfecta que sea. Solo en China, he vuelto a encontrar con personas que sienten lo mismo que mi compañera.
Sin embargo, Mandela les dejó una advertencia: mientras Palestina no sea libre, Sudáfrica tampoco lo será. El líder sudafricano fue un defensor de la causa palestina y entendía que ambos pueblos sufrían por el mismo problema. La lucha contra el sistema de ‘apartheid’ debía ser total. Por ello, a diferencia de los europeos, los sudafricanos sí se toman en serio eso de “nunca más”, que vale tanto para ellos como para todos los demás.
Sudáfrica vuelve a hacer historia
Tres décadas después de la caída del régimen de ‘apartheid’, Sudáfrica vuelve a hacer historia sentando en el banquillo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) al gobierno de ocupación israelí. Los sudafricanos decidieron tomarse en serio eso de lo que, en Occidente, tanto hablan, pero nunca cumplen: el orden internacional basado en reglas.
Mandela les dejó una advertencia: mientras Palestina no sea libre, Sudáfrica tampoco lo será.
El 26 de enero, a la salida de la lectura de las ordenes de los jueces del CIJ a Israel, la ministra de Relaciones Exteriores y Cooperación sudafricana, Naledi Pandor, dejó en claro la motivación y la intención del gobierno de su país con la demanda.
Declaró que los países miembros de la ONU han firmado gran cantidad de instrumentos jurídicos, pero cuando hay vidas en riesgo no son usados. Sudáfrica no podía quedarse de lado viendo como mataban a miles de ciudadanos palestinos que no tenían ningún rol en los hechos del 7 de octubre. En sus propias palabras: “lo que hemos dicho es: aquí tenemos un instrumento internacional, hay que usarlo y dejemos de ser observadores de tanto daño (…) Sudáfrica ha actuado”.
Esta columna no pretende ser un análisis legal de las acciones preliminares dictaminadas por la CIJ. Primero, no soy abogada. Sería irresponsable de mi parte entrar en ese debate que, probablemente, tampoco tenga una respuesta.
Segundo, no solo la CIJ le dio la razón a Sudáfrica y dictaminó que la acusación de genocidio era plausible; sino también deslegitimó los argumentos israelíes. Así que no importa cómo hayan formulado las órdenes, “Israel” no las iba a acatar y, de hecho, lo han confirmado en los últimos días continuando las masacres.
La misma Pandor lo sabe. Cuando se le preguntó si esperaba que esto haga cambiar a “Israel”, su respuesta fue contundente: “Nunca he tenido esperanza por Israel, pero Israel tiene amigos muy poderosos que espero aconsejen a Israel que deben ejecutar [las órdenes de la CIJ]”.
La CIJ le dio la razón a Sudáfrica, dictaminando que la acusación de genocidio era plausible, y también deslegitimó los argumentos israelíes.
Es decir, este proceso es más una prueba para Occidente y la misma ONU que para “Israel”.
Occidente y el sistema de la ONU bajo evaluación
La primera evaluación fue a la misma CIJ. La Corte es el brazo legal de la ONU. Sudáfrica tenía ingentes cantidades de pruebas para su acusación, pero eligió darles prioridad a los testimonios de los mismos trabajadores de la organización. Si la CIJ hubiese fallado en contra, hubiese sido un daño a sí misma al desacreditar a sus trabajadores, además de que hubiese confirmado los rumores de politización del caso.
La segunda evaluación es al Consejo de Seguridad. Las decisiones de la CIJ son vinculantes, pero la Corte no tiene capacidad de ejecutarlas. Eso la corresponde al Consejo y es ahí donde se verá la verdadera cara de los países occidentales.
Hasta ahora, EE.UU. ha vetado cualquier resolución de alto fuego; mientras que sus vasallos europeos han fluctuado entre la abstención o votar en la misma línea de los estadounidenses. Muchos se preguntan si después de las órdenes de la CIJ, se atreverán a seguir haciendo lo mismo. Tenemos tres posibilidades.
Tres escenarios
Primero, que sigan vetando cualquier intento de poner fin a la masacre de palestinos. De ser así, sería hacer oficial lo que muchos ya sabemos: a los países occidentales, en especial a EE.UU., les importa poco o nada el derecho internacional.
EE.UU. tiene mucho que perder si vuelve a bloquear un alto al fuego, tanto en su posición e influencia en el mundo como en política interna. Sus votantes no están de acuerdo con el apoyo incondicional a “Israel” y piensan castigarlo con su voto. Los demócratas se encuentran entre lo que piden sus financistas y lo que piden sus votantes.
A los países occidentales, en especial a EE.UU., les importa poco o nada el derecho internacional.
La segunda opción, y la más probable, es que EE.UU. intente negociar una moción que ejecute las órdenes de la CIJ bastante beneficiosa para “Israel”, para aparentar seguir las reglas internacionales; mientras que, siguen financiando las acciones israelíes con entrega de armamento.
Además, han encontrado otras maneras de destruir a los palestinos. A raíz de una dudosa denuncia periodística que asociaba a siete trabajadores de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA por sus siglas en inglés) a Hamás, al menos diez países occidentales han congelado su financiamiento. De este modo, eligieron castigar a los miles de trabajadores de la agencia y a los cientos de miles de personas que dependen de su ayuda. En otras palabras, quieren que más palestinos mueran, ya sea por bombardeos o por hambre.
La tercera opción, y la menos probable, es que el Consejo de Seguridad apruebe una moción que conlleve a un alto al fuego, que “Israel” acate y que Hamás libere a los rehenes. En teoría, se solucionaría el problema, pero la realidad es diferente. Esta posible situación nos abriría a una pregunta que debemos tener en cuenta: ¿alto al fuego para qué?
Gaza se ha convertido en un territorio inhabitable, casi toda la población ha sido desplazada. Desde antes del 7 de octubre, la situación de los gazatíes era crítica. “Israel” controlaba todo, incluyendo comida y materiales de construcción. El régimen de ‘apartheid’ empezó desde mucho antes.
Hay un acuerdo casi universal de que la solución sostenible radica en el reconocimiento de un Estado palestino. La mayoría de los gobiernos apoya la solución de los “dos Estados” de acuerdo con los límites estipulados en 1967.
Gaza se ha convertido en un territorio inhabitable, casi toda la población ha sido desplazada.
De nada sirve un alto al fuego, para volver a la situación anterior. No solucionaría nada. Se tiene que pedir un alto al fuego para empezar a negociar el reconocimiento del Estado palestino. Esto es algo a lo que el gobierno sionista se ha negado rotundamente, con lo cual cierra la puerta a cualquier solución pacífica. Los palestinos no dejarán de luchar por sus tierras.
El inicio de un proceso largo
Pandor dijo que, con la demanda, los sudafricanos esperan construir una base para una comunidad global en la que recurrir a las armas y abuso ya no sea algo fácil. Han dado el primer paso de un proceso largo que será la base para la reconstrucción de Palestina y de un nuevo mundo.
Con su acción los sudafricanos han marcado los límites legales y morales. Las órdenes de la CIJ han convertido a “Israel” en un “Estado” paria que solo se sostiene por el apoyo irracional estadounidense.
Lamentablemente, no hay indicios para pensar que la demanda sudafricana vaya a solucionar esta guerra ni la cuestión palestina. Esta campaña en Gaza ha sido una derrota para “Israel” y, todo indica, van a escalar el conflicto para ocultarlo.
Al momento de terminar esta columna, se está dando una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Fue solicitada por Argelia para discutir la ejecución de las órdenes de la CIJ. Sea cual sea el resultado queda claro que la solución está, aún, muy lejos.
Tomado de RT/ Foto de portada: Ataque israelí en Rafah, Gaza, 31 de enero del 2024 /Abed Rahim Khatib / Agencia Anadolu.