Venezuela: La siembra de Chávez en el Monte Sacro
Por Geraldina Colotti.
En 2005, en el bicentenario del juramento del Monte Sacro, Hugo Chávez subió al histórico monte romano, donde se refugiaron los plebeyos de la Antigua Roma, en rebelión contra los patricios. “¡Que viva el pueblo venezolano y que vivan los pueblos del mundo que batallan con la vida, contra la guerra, contra el imperialismo, por la libertad, por la igualdad!”, dijo el comandante, renovando su compromiso con la causa revolucionaria y antiimperialista a la que se dedicará hasta su último aliento. Y añadió: “Podemos venir aquí a decir no hemos arado en el mar. Entonces sí podemos decir con Bolívar, a Simón Rodríguez ‘hemos seguido el sendero que usted nos señaló”.
Dicen los libros de historia que, antes de subir al Monte Sacro, Bolívar y su maestro se detuvieron en una posada cercana, que aún existe, y que hoy se llama Quieto. Allí, antes de subir al Monte Sacro para un acto oficial, entre las antiguas imágenes que hablan de la Roma en tiempos de Bolívar, se realizó un encuentro político-cultural para recordar al gran bolivariano, Hugo Chávez, en el día de su desaparición física, el 5 de marzo de 2013.
“No es una muerte, sino una siembra”, explicó a los italianos presentes la embajadora de Venezuela, María Elena Uzzo, recordando las palabras del comandante, que se encarnó en el pueblo para que la lucha por la liberación podría continuar incluso en su ausencia.
Las representaciones diplomáticas de los países del Alba recordaron el gran papel de Chávez para una segunda independencia latinoamericana y en defensa de los pueblos oprimidos, como los palestinos. Un compromiso continuado por Maduro y también renovado por él en el Monte Sacro, donde el presidente de Venezuela acudió, junto a la Primera combatiente, Cilia Flores, en el año de la desaparición física del comandante, preparándose para afrontar años difíciles de ataques y agresiones.
Hacer revolución – dijo Maduro en el acto – es “caminar sobre terrenos minados”, porque “vamos desmontando las minas de miseria, el atraso, la pobreza, la desigualdad, instaladas en el cerebro humano; el egoísmo instalado como forma de conducta, el desprecio, el racismo social instalado como forma de conducta”.
Luego, el presidente venezolano recordó la figura del comandante, el líder socialista que resucitó e hizo realidad el juramento del Monte Sacro del Libertador. “Seremos leales y seguiremos comprometidos con los ideales más grandes de humanidad, del socialismo, de Bolívar y de Chávez”, expresó Maduro, quien ha cumplido su promesa en esta década de gobierno en la que el pueblo lo ha reconfirmado al mando del país.
“Mi opinión plena como la luna llena, es que ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente. Se los pido desde mi corazón”, dijo Chávez al regresar de Cuba por última vez, el 8 de diciembre de 2012, cuando la enfermedad ya lo consumía. Pero quiso despedirse del pueblo, que luego corrió entre lágrimas a abrazarse en todos los lugares donde el comandante había hecho historia.
El primer grupo se congregó en Puente Llaguno, a unos 200 metros de Miraflores, debajo de la estatua en honor a las víctimas del golpe de 2002. Ojos rojos, abrazos, banderas rojas. Algunos llegaban en moto, otros en carro y a pie.
Al día siguiente, mientras el pueblo chavista llenaba la Plaza Bolívar, la Asamblea se reúniva en sesión especial para aprobar, por mayoría, el viaje del presidente a Cuba. Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea, dirigía la sesión. La oposición atacaba con la cabeza gacha, la enfermedad del presidente había sido su constante caballito de batalla: para crear alarmas (“se está muriendo”) o desacreditar (“está fingiendo”).
En ese caso, sin embargo, tanto la bancada de María Corina Machado (de Súmate, una agrupación descaradamente filoatlántica) como la agrupación de Julio Borges (Primero Justicia, el partido de Capriles) usaron el eufemismo y guantes de terciopelo.
Tal vez por fe o por la superstición de que jugar aquí con el dolor o la muerte, trae mala suerte, especialmente en Navidad, la oposición se mostró formalmente solidaria “con la familia del presidente y las de todos los enfermos”, añadiendo, sin embargo, “que Venezuela tiene derecho a saber que el Presidente no ha sido claro con su enfermedad y que ahora quiere gobernar el país desde el extranjero”.
“Cuba no es el extranjero, es la Patria Grande”, replicaron los chavistas, recordando el proyecto de Simón Bolívar; y recordando además que el viaje de Chávez era “bastante diferente de los realizados a Washington por los presidentes de la Cuarta República”.
Y unidos alrededor de la figura del líder enfermo, reiteraron los puntos del nuevo programa de gobierno, el nuevo impulso a las medidas sociales, “Con las revoluciones del siglo pasado, gritamos: ‘¡Proletarios del mundo uníos’, ahora tenemos que unirnos sobre los puntos de esta nueva revolución “, dijo la diputada María León, marxista y feminista.
Chávez habría gobernado hasta 2019. Pero, después del 7 de octubre, cuando derrotó al candidato derechista, Henrique Capriles Radonski, con más del 55% de los votos, sus apariciones públicas se habían vuelto cada vez más escasas. Mientras el país se preparaba para la aplastante victoria chavista en las regionales, las noticias sobre sus condiciones de salud calentaban la arena política. En noviembre partió nuevamente para Cuba, para someterse a un nuevo tratamiento contra el cáncer. El país lo esperaba, debativa y rezava.
El 8 de diciembre, el Presidente regresó a Venezuela para anunciar la gravedad de su estado de salud y la necesidad de una cuarta intervención. Pronunció un discurso bajo la bandera de la “unidad”, invocado reiteradamente para defender la “revolución bolivariana”, sus conquistas de soberanía nacional y justicia social. Pidió con insistencia “el apoyo del pueblo y de todas las corrientes”. En primer término le habló al gobierno y al partido, pidiéndole llevar a cabo “la unidad antes de cualquier decisión que tendremos que tomar en los próximos días”.
Entre una canción y una declaración de coraje, Chávez recorrió las etapas de su enfermedad. En respuesta a las acusaciones de la oposición, declaró que había informado con claridad en todo momento sobre ésta, y aseguró que “todos los resultados fueron favorables, si hubiese surgido algún resultado negativo en esos exámenes, tengan ustedes la seguridad que yo no hubiese inscrito y asumido la candidatura presidencial”.
Recordó que “fue como de milagro llegar al 4 de febrero. Y fue como de milagro llegar aquí a esta casa del pueblo. Fue como de milagro el 11 de abril, 12 de abril, 13 de abril; eso fue como un milagro, fue un milagro”. Y enfatizó “sea como sea, hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque”.
Un concepto que los militantes chavistas tendrán la oportunidad de repetir muchas veces, como una bandera, ante los ataques que tendrán que afrontar tras la desaparición física del comandante, cuando el imperialismo financió a una oposición apátrida para que le entregue el país.
Hoy, en el undécimo aniversario de la partida física del Comandante, los pueblos lo recuerdan con amor y compromiso. La Red Europea de Solidaridad con la Revolución Bolivariana, expresó su “profunda conexión con el dolor que aún embarga a los pueblos del mundo ante esta pérdida significativa. Sentimos como propio – dice la Red – el pesar de aquellos que mantienen viva la llama sagrada, comprometidos a seguir el sendero marcado por este gigante de la historia contemporánea”.
En nuestra organización – añaden los y las militantes europeos -, “reconocemos y celebramos la lucha incansable de Chávez por la justicia social, la equidad y la soberanía. Su legado va más allá de las fronteras de Venezuela, resonando en los corazones de aquellos que defienden la autodeterminación de los pueblos y la resistencia frente a las injusticias. Chávez no solo fue un líder político; fue un hombre que dio todo por su patria, incluso su propia vida. Su sacrificio supremo nos impulsa a mantener viva la llama de la lucha, a seguir trabajando por un mundo en el que cada persona pueda vivir con dignidad y libertad”.
En este aniversario – continua la Red europea -, “renovamos nuestro compromiso con la causa que él abrazó, promoviendo la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Hasta siempre, Comandante Hugo Chávez, tu legado vive en la resistencia de quienes persisten en seguir tu ejemplo, guiados por la esperanza y la búsqueda incansable de un futuro más justo”.
Chávez era hombre de palabra, por eso la gente le renovó su confianza una y otra vez. Esto es lo que le permitió pasar de la cárcel de Yare, donde fue encerrado después de la rebelión cívico-militar de 1992, de la cual se declaró como único responsable, llegar al Palacio de Miraflores elegido por el pueblo y seguir ganando una presidencial tras otra.
La última, el 7 de octubre de 2012. Ese festejo fue su último baño con la multitud. Fue una explosión de fiesta, gritos de júbilo y fuegos artificiales. Marchando hasta Miraflores, una marea humana presionaba por todos lados.
Hugo Chávez, reelecto por cuarta vez, apareció en la ventana y saludó con el puño cerrado a la marea de camisas rojas que entraba por la plaza.
“Estoy de vuelta en el balcón del pueblo. Larga vida a la revolución socialista”. La multitud respondió gritando: “Uh, Ah, Chávez no se va”. Un eco interminable resuenaba por las calles de Caracas en una celebración plagada de sonrisas y de pequeños dedos manchados de tinta después de haber votado.
Una inundación de jóvenes con perlas, tatuajes y una botella de cerveza, a pesar de las prohibiciones de venta y consumo de alcohol durante la veda electoral. Un río de niños, de ancianos, de intelectuales, de lisiados que en Europa estarían pidiendo limosna en las esquinas. A los lados, un cortejo ruidoso de muchachos en motos, jóvenes de la ultraperiferia, con megáfonos y banderas, decididos a responder “ojo por ojo” a los ultras de Capriles. Pero, la mayor parte de las “patrullas” bolivarianas los disuadieron, y así asegurar el desarrollo “feliz y pacífico” de la jornada electoral.
En el balcón, Chávez informó sobre los mensajes de felicitación recibidos por los líderes internacionales y habló de la integración latinoamericana. Enumeró las áreas conquistadas por muchos o por pocos votos, y los principales logros de su gobierno.
“Nada, en comparación con lo que aún tenemos que hacer”, dijo después durante una rueda de prensa en la parroquia 23 de Enero. “Ahora”, añadió, “debemos construir un proceso de reconciliación nacional, tender la mano a aquellos que quieren el diálogo y aislar a quienes no lo quieren”.
Y muchas veces le corresponderá a Maduro tender la mano a una oposición que mostró sus intenciones golpistas desde el principio. Pero Maduro también fue un hombre de palabra, y por eso el pueblo lo reconfirmó y lo apoyó en su heroica resistencia a los ataques del imperialismo. Independientemente de lo que digan quienes se sienten “más chavistas que Chávez”, la revolución bolivariana continúa el camino abierto por el comandante, a pesar del cambio de condiciones.
Este 2024, Maduro presentó nuevas líneas de trabajo (las 7 Transformaciones), que apuntan a la transformación y recuperación total de Venezuela. Un nuevo plan que deriva de los cinco consensos que contienen los cinco grandes objetivos del Plan de la Patria, impulsado por el comandante Hugo Chávez, y que representan la evolución de las 3R.Nets. “Siete metas para los siete años futuros rumbo al 2030: el año en el que Bolívar renace para siempre en una Venezuela Potencia, como la que soñó el padre de la patria, como la que merecemos nosotros sus hijos, sus hijas, sus nietos y toda la descendencia de esta Patria hermosa, infinita”, dijo el mandatario.
La cuarta transformación estará enfocada en el sector social, por lo que será clave la renovación total del modelo de protección humanista. “Necesitamos acelerar la recuperación de nuestro Estado de Bienestar, sus misiones y grandes misiones, afianzando los valores del socialismo venezolano”, indicó Maduro.
En este marco, el 5 de marzo ha nacido la Gran Misión Igualdad y Justicia Social “Hugo Chávez Frías”, para proteger y atender las necesidades de los más necesitados del país. “Y así vamos articulando una ofensiva social al lado de la recuperación de la economía real, de la producción de los alimentos y de la recuperación industrial. Vamos juntos recuperando por un lado una nueva economía, y por otro lado los derechos sociales que solo la Revolución Bolivariana le ha dado al pueblo de Venezuela”, subrayó el presidente.
Y con este espíritu, el Psuv se prepara a esto nuevo desafío electoral rumbo a las presidenciales, donde la voz de Chávez seguirá indicando el camino, como lo hizo el 8 de diciembre de 2012: “Mi opinión plena como la luna llena, es que ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente. Se los pido desde mi corazón”.
Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina.