Cómo Latinoamérica aporta a la exploración del espacio
El lanzamiento hacia la Estación Espacial Internacional del primer satélite desarrollado por Paraguay el 20 de febrero de 2021 marcó un antes y un después histórico para la nación sudamericana.
“Estar expectante de recibir esa primera señal fue bastante estresante, pero una vez que lo recibimos, fue un evento de tremenda algarabía, tremenda felicidad”, recuerda el ingeniero Adolfo Jara, miembro de la Agencia Espacial del Paraguay, quien explicó que “desde ese momento en el que el satélite está en órbita, se tiene tres minutos de silencio hasta que todo arranca”, y el satélite empieza a transmitir “su primer latido”.
En los 16 meses de vida útil, el GuaraníSat-1 tuvo ocho misiones y, entre otras cosas, logró monitorear la evolución de enfermedades como el mal de Chagas en zonas inhóspitas del país. Ya está en marcha el GuaraníSat-2, un nuevo satélite que triplicaría la capacidad de su antecesor, además de tener mejores cámaras para la observación de la Tierra. Para los expertos en la materia, este desarrollo tecnológico acercó a los jóvenes a la ciencia.
“Por más que el tema del derecho espacial, el uso del espacio exterior es patrimonio de la humanidad para fines pacíficos, implica también relacionarlo a la soberanía espacial, porque cuanto más conocimiento, más recursos, infraestructuras, recursos humanos que tengamos, implica también decir ‘Paraguay está aquí, está haciendo uso de su derecho como país en el marco de la tecnología espacial de acuerdo a la que dice el tratado del espacio exterior'”, indicó Liduvino Vielman Díaz, expresidente de la Agencia Espacial del Paraguay.
Hay casi 80 agencias espaciales en el mundo y solo unas 16 poseen la tecnología necesaria para lanzar satélites al espacio. En América Latina, varios países buscan sumarse a este selecto grupo. Así, Colombia firmó un convenio con Suecia para crear un programa espacial nacional para visualizar la tierra y analizar datos en investigaciones climáticas, mientras que Perú expresó su interés en construir un puerto espacial con la potencialidad de convertirse en un centro de alta actividad por su cercanía con el ecuador de la Tierra.
Argentina, entretanto, cuenta con varias décadas de experiencia que se mezclan con homenajes a los pioneros en la conquista del espacio exterior. El Planetario de Buenos Aires alberga uno de los siete bustos que recuerdan a Yuri Gagarin en América Latina y demuestra los lazos de amistad entre Argentina y Rusia en materia espacial.
El país también tiene varios hitos, como haber sido la 4.ª nación en el mundo en lograr de manera exitosa que un animal viaje al espacio y regrese sano y salvo. Más de medio siglo después de ese acontecimiento, el crecimiento en este campo se ha profundizado.
En 2014, Argentina puso en órbita su primer satélite geoestacionario de telecomunicaciones de fabricación propia. En 2015, se repitió esa hazaña y desde hace cuatro años, se desarrolla un tercer equipo de similares características. La CONAE prevé en 2027 enviar la primera misión de una serie de satélites que funcionarán como un enjambre compartiendo recursos y cooperando entre sí. Para esa puesta en marcha, se aspira contar con los servicios del Tronador II, el lanzador que permitirá poner en órbita los equipos desde territorio argentino.
Sin embargo, hay preocupación en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales por los recortes presupuestarios y despidos en áreas sensibles para su funcionamiento.
Tomado de RT/ Foto de portada: VENG