Cuba

Entre vulnerabilidades, desafíos y realizaciones concretas

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Estar en situación de vulnerabilidad, término muy en boga en los últimos tiempos, resul­ta polisémico y polémico, en tanto puede ser asumido desde las individualidades o por criterios estric­tamente institucionales, ya que, desde lo legisla­do, existe un concepto que, en la praxis, suele ser a veces dogmático, a veces flexible.

A Granma acudió el lector Jaime Vives Rodríguez, vecino del reparto 30 de Noviembre, de la Ciudad Héroe. A sus 66 años y jubilado por enfermedad –luego de 30 años de trabajo–,  con una chequera de 1 600 pesos. «Apenas puedo comprar mis alimentos, y con los precios existentes, no puedo adquirir casi nada; no tengo asignado ningún tipo de combustible para cocinar y solo cuento con una vieja cocina eléctrica para elaborar los alimentos».

Es un panorama que se repite en otras 37 906 personas, 21 737 núcleos familiares y 99 comunidades de la provincia. El dato pudiera ser superior en el caso de las personas y las familias, por las condiciones económicas concretas, el saldo negativo de la inflación, los precios y las tarifas, y el cierto grado de subjetividad que incide en los procedimientos para valorar cada caso, por parte de los trabajadores sociales y las comisiones creadas al efecto

En nuestro Estado socialista de derecho y de justicia social, se garantiza la protección «a las personas sin recursos ni amparo, no aptas para trabajar, que carezcan de familiares en condiciones de prestarles ayuda; y a las familias que, debido a la insuficiencia de los ingresos que perciben, así lo requieran, de conformidad con la ley», tal y como lo establece la Constitución de la República, en su Artículo 70.

En ese sentido, y según Yiseilis Ferrer Nariño, subdirectora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social de la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), «son situaciones que no son, necesariamente, permanentes».

DEL TRABAJO SOCIAL Y SUS MÚLTIPLES ARISTAS

Satisfizo constatar cómo Sandra Charón López, madre de tres hijos y con uno en situación de discapacidad, recibió, sin costo alguno, colchones, sábanas, toallas «y cuanto módulo alimenticio se distribuye. Yo estudio en la Facultad Obrero-Campesina, y trabajo como asistente de un viejito que vive frente a mi casa, me siento útil, atendida y atendiendo a otros».

De igual modo, Oshin Fong Ramos, madre de tres pequeños, recibe asistencia monetaria, e ingresó a la carrera de Enfermería. «Poco a poco voy saliendo de la llamada vulnerabilidad, gracias a la ayuda de los trabajadores sociales y de mi esfuerzo».

Son más de 11 000 las mujeres que en la provincia tienen tres o más hijos menores de edad, la mayoría con necesidades de vivienda y financieras. Para estos, y el resto de los casos, «el trabajador social evalúa el núcleo, determina si hay bajos ingresos, alguien apto para trabajar; que hayan o no personas obligadas por la Ley a prestar atención a ese familiar (hijos, padres o convivientes), que tienen que asumir el complemento que necesita la persona, aunque se disponga la ayuda asistencial», afirmó Ferrer Nariño.

En la red de centros del Sistema de Atención a la Familia (SAF), 2 056 desayunan, almuerzan y cenan. En Songo-La Maya, por ejemplo, suman 264 los asistenciados, «se confecciona un menú, cuyo precio no puede exceder los 13 pesos, a razón de 26 diarios», detalló Madeleine Montes de Oca, especialista principal de Servicios Gastronómicos de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía.

En el SAF El Platanal, al filo del mediodía, todo está dispuesto, prima la limpieza y el buen gusto, las mesas con sus manteles y una sencilla decoración lo convierten en un lugar acogedor para degustar los alimentos. Mariela Borruel Áreas, administradora, aseguró que a los 53 beneficiados «no les falta el plato fuerte, trabajamos con extensores y subproducto de carne, vegetales y hortalizas; como norma se les ofertan cinco platos». Granma verificó que el menú contenía potaje de chícha­ros, arroz blanco, sopa, quimbombó y ensalada.

A su vez, una abuelita, pidió «que se le facilite a esa unidad un fogón de gas, porque los cocineros sufren mucho con el humo que despide la leña, en ocasiones verde y mojada, que atenta no solo contra la salud de los trabajadores, sino de los comensales», y Bernardo Soler León expuso que «hay un turno que elabora mejor los alimentos», reclamando  a la administración estar pendiente de esa situación, al tiempo que «debe garantizar las viandas».

El Gobierno Provincial informó que se persigue el mejoramiento de las condiciones de vida en los 13 hogares de ancianos y las 21 casas de abuelos existentes en la demarcación. Entre estas últimas se destaca la Isabel Rielo, en el municipio de San Luis, cuya infraestructura fue totalmente rehabilitada tras las acciones constructivas y adquisición de mobiliario ejecutadas por el Ministerio de Salud Pública.

Sustanciales y periódicas donaciones de frutas, hortalizas, viandas, cárnicos, leche y miel realizan, desde el sector cooperativo-campesino y del Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, a hogares maternos, de ancianos, círculos infantiles y hogares para menores sin amparo familiar.

Los campesinos Oscar Serrano Delgado y Lilian Serrano Silveira –padre e hija– se han convertido en los padrinos del hogar de ancianos Mariana Grajales, ubicado en la sanluisera comunidad de Chile. Ellos, asociados a la cooperativa de créditos y servicios Antonio Guiteras, entregan leche de vaca, viandas y hasta «los puercos para las festividades, porque ningún aporte es pequeño para estos abuelitos», afirmó la productora.

UN CONCEPTO, MUCHAS INTERPRETACIONES

Lissette Castellanos Jiménez –jubilada y con dos mastectomías–, siempre acompañada por su esposo Eduardo Hechavarría Nieto, acude cada tres meses «a las consultas en el Hospital Oncológico, y siempre en la terminal de ómnibus están reservados los tráficos para mí, pero no para él; tris­temente, no todo el mundo es consciente, incluso en la bodega y la carnicería tengo que hacer las colas. Ambos tenemos chequeras –de 1 525 pesos–, nuestros hijos siempre están atentos, pero la vida se les multiplica por tres: nosotros, sus hijos y ellos mismos».

Según la funcionaria del MTSS, «en una familia integrada por dos adultos mayores sin descendencia o familia, y una sola pensión, el Estado tiene que asistir. Pero con quienes la tengan y que están en edad laboral, los hijos o familiares  tienen que hacerse cargo».

De manera general, acentuó, resulta imprescindible «evaluar los ingresos de los convivientes y, de haber uno apto para el trabajo, se le propicia una oportunidad de empleo; aplicando siempre el concepto de subsidiar personas y no recursos».

El tema de la protección de la familia vulnerable es integral y multifactorial. El Ministerio de Comercio Interior ha dispuesto que se entreguen módulos y productos alimenticios; el Gobierno Provincial ha instituido la atención prioritaria a los niños con cáncer, y los gobiernos municipales han encauzado sus estrategias.

El desempeño de las asociaciones Cubana de Personas con Discapacidad Físico-Motora (ACLIFIM), que aquí tiene alrededor de 7 400 miembros; la  Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC); del Ciego (ANCI) y la Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI) –un sueño hecho realidad hace poco–, es notorio por los entrañables lazos que establecen.

Asimismo, es apremiante la atención a los trabajadores de Azcuba y del sistema de la Agricultura, con viviendas en el campo para incentivar la producción de alimentos. Todavía restan 7 000 derrumbes totales provocados por el huracán Sandy en 2012 y en la provincia, de acuerdo con datos oficiales, hay que construir y reponer más de 59 000 viviendas en una década.

En el municipio de Contramaestre, alrededor de 26 millones de pesos fueron destinados a barrios de este tipo, rehabilitándose espacios públicos, bodegas, seis escuelas, consultorios, y creadas dos casitas infantiles a partir de la pro­ducción local de materiales de la construcción, en la que resaltan los más de cuatro millones de ladrillos de barro.

El principio fidelista de «ser tratado y tratar a los demás como seres humanos» ha de regir la implementación de los programas sociales de la Revolución. La atención a personas, familias y comunidades en situación de vulnerabilidad, que se complejiza en tanto más se recrudecen el bloqueo y las consecuencias de la crisis pospandémica, constituye una prioridad que se concreta en las circunscripciones, consejos populares y municipios.

Tomado de Granma/ Foto de portada: Luis Alberto Portuondo Ortega

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