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A quién puede beneficiar la división de las fuerzas populares en Bolivia

Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El 26 de junio pasado un amotinamiento militar, que pudo devenir en golpe de Estado, sacudió a Bolivia. Enfrentado con éxito por el gobierno legítimo de esa hermana nación, la intentona no pasó de eso, una tentativa.

Un análisis sesgado de los sucesos que desconozca lo que se mueve detrás, conduce a errores que pueden tener consecuencias catastróficas, las fuerzas de ultraderecha que responden a los intereses yanquis y a la oligarquía, están en la matriz de los acontecimientos, sobre eso no cabe la menor duda.

La acción de los militares amotinados, forma parte de la estrategia de guerra no convencional que se libra contra el continente, guerra que, contra Bolivia, ocupa un primerísimo lugar.

En el caso de América Latina, los militares son un factor clave en la guerra híbrida, junto a los paramilitares, los grupos criminales y el narcotráfico, el lawfare y las campañas masivas de descrédito.

Los documentos develados de la ONG al servicio de gobierno de los Estados Unidos, financiada a través de la NED “Cultura Democrática” señalan a Bolivia como objetivo primordial.

Operadores de gran experiencia al servicio de la CIA, trabajan para desestabilizar y provocar el caos.

El Estado Plurinacional, encabeza la lista de naciones donde, según la Casa Blanca, debe subvertirse el orden interno, conocemos los “recursos” que usan en sus acciones, entre ellos dividir, algo que ha sido una máxima histórica de todos los Imperios “Divide y vencerás”.

Por otro lado, si el MAS va fraccionado a las próximas elecciones, puede perder. Si va unido, tiene posibilidades de llegar a primera vuelta, con expectativas de ganar en segunda, según expresan diversos analistas.

Una nación con conflictos internos, una división del Movimiento al Socialismo (MAS), solo beneficia a los planes de Washington, que reconoce que recuperar el dominio sobre ese país, es un paso estratégico en la actual situación geopolítica.

La Casa Blanca quiere cerrar el paso a China y Rusia, necesita adueñarse del litio y demás riquezas de Bolivia, amén de la importante posición geo-estratégica que ocupa en la región.

Algunos por desconocimiento, apasionamiento o mala fe manifiesta, atizan el fuego de la discordia.

Cualquiera que acerca “leña al bracero” de las discrepancias internas le hace un flaco favor a la soberanía popular, a la independencia, e incluso a la integridad territorial de la tierra que lleva el nombre del “libertador”.

El costo ya va siendo alto, resta partidarios, desconcierta y sobre todo fortalece a los partidos de derecha, que pueden obtener incluso, en caso de no ganar la presidencia, suficiente representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) que haga muy difícil gobernar a quien gane.

Eso si antes los “gorilas” no repiten el intento de lograr el poder por la fuerza, preparación y experiencia les sobra, una larga saga de violencia y muerte les acompaña.

Como bien señala, Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia … “están jugando con monstruos”.

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

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