Internacionales

Venezuela: Crónicas de una infamia anunciada III

Siguiendo un plan meticulosamente elaborado desde meses antes, por el gobierno de EE.UU., la tranquilidad construida con gran paciencia y esfuerzo fue quebrada.

Las redes sociales y los medios de comunicación, todo el zoológico infame del universo digital, se lanzó contra el crédito de las nación bolivariana. 

Según se acercaba la hora del anuncio de los resultados electorales, arreciaba la ofensiva de falsimedia.

Una horda de sicarios con sus ejércitos de bots comenzaron a cantar fraude.

Esa mañana junto a medio centenar de veedores internacionales, fuimos a los centros de votación, estuvimos en Miranda como observadores del proceso electoral.

Las colas para votar parecían infinitas, miles de personas asistían, familias enteras con sombrillas y sillas esperaban su turno.

Es de señalar la paz que reinaba, en la ciudad existía un ambiente de confraternidad, salvo alguna que otra persona que desentonaba con gritos a favor de uno u otro candidato, los demás en las filas hablaban de temas habituales, el béisbol, el trabajo, la fiesta del día anterior, en fin lo normal en una cola.

Pero al caer la tarde, cuando ya la inmensa mayoría había votado, se escucharon los primeros disparos, las sirenas de las ambulancias y de los carros de la policía comenzaron a adueñarse de los sonidos de la ciudad.

Comenzaban a intentar crear el caos y el temor.

Cuando Nicolás Maduro, en el Palacio de Miraflores, reunido con su pueblo que cantaba y vitoreaba el triunfo, proclamó la victoria, se desataron las furias.

Al día siguiente presenciamos como en una calle muy cercana al hotel donde nos encontrábamos, se reunían grupos de jóvenes con los rostros cubiertos, lanzaban amenazas de muerte y armados de piedras agredían a las personas.

Cuando llegó la policía se armó una batalla campal, algunos “manifestantes” disparaban con armas de fuego a las fuerzas de seguridad, los cócteles Molotov incendiaban la avenida.

Durante horas mantuvieron la posición cerraron las túneles y puentes que conducían al hotel Tamanaco, en la zona este de Caracas, hasta que fueron desalojados.

Esa noche en varios ciudades y pueblos de Venezuela intentaron establecer la Guarimbas.

Grupos armados de criminales pagados por el gobierno de EE.UU. y el narcotráfico colombiano entraron al país y cometieron cientos de actos de terror.

Bandas como el Tren de Aragua o el Tren del Llano, conocidos asesinos como “el Niño Guerrero” regresaron al país, o, para hablar con propiedad, ya se encontraban desde hacía varios días en tierra venezolana.

Aprovechando las facilidades dadas por el gobierno chavista, de cara a las elecciones presidenciales, los gestores del caos introdujeron a sus fuerzas en el país.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *