Lecturas, revelaciones y advertencias de unas elecciones
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial
Resumen Latinoamericano
El 28 de julio de 2024, la contrarrevolución en Venezuela, fue vencida en las urnas, las fuerzas derrotadas hicieron lo imposible por desacreditar el inobjetable resultado, la coalición encabezada por Estados Unidos e integrada por derechas de América Latina, Europa y de otras latitudes, con el concurso de figuras conversas, pujaron por revertir lo demostrado en las elecciones transparentes, observadas, seguidas y fiscalizadas por personalidades y entidades de decenas de países convocados para acompañar el proceso, no para dictaminar sobre él, derecho exclusivo de los venezolanos sin injerencias ni presiones foráneas.
La máxima autoridad de justicia en el país refrendó al ganador, después de analizar, escuchar las partes y documentarse con fundamentos de todos los aspirantes: Nicolás Maduro Moros, fue reelecto Presidente por la mayoría de los votantes, no valieron los llamados al golpe de Estado, la alianza cívico-militar se mantuvo incólume, cohesionada, con apego a la constitución, para defender la voz de los ciudadanos expresada en el escrutinio presidencial.
Durante más de un mes y continúa, la contrarrevolución enseñó algunas de sus armas, llamó y pagó los desórdenes públicos, al saqueo y destrucción de bienes estatales y privados, realizó sabotajes a la economía, empleó el terrorismo para desestabilizar, con el propósito de crear condiciones para la intervención política y militar de enemigos del proceso bolivariano, su ejemplo continental y mundial, fueron lecturas del sufragio.
Dejó, asimismo, advertencias, el enemigo depredador no se convertirá en vegetariano, para ello apelará a todos los medios y métodos a su alcance, hará alianzas con las fuerzas más retrogradas, no cejara en su empeño de revertir el desarrollo revolucionario, que por más de tres décadas de manera inclusiva ha enaltecido al país y a sus ciudadanos, a pesar de las amenazas, medidas coercitivas unilaterales, sanciones, intentos golpistas, asedio diplomático, económico y comercial para el aislamiento de la nación.
La riqueza de Venezuela es ilimitada, cuenta con recursos que son reservas mundiales, estos son los verdaderos motivos de la puja por generar cambios políticos, que pasen el poder a fuerzas sumisas incondicionales de Estados Unidos, para lograrlo no escatimaran en apelar a los medios y métodos más sórdidos, que justifiquen el fin añorado.
Incentivarán la corrupción, la promoverán, para erosionar la confianza interna, trataran de separar la credibilidad de los ciudadanos de sus dirigentes, también dañar la imagen país y llegar al desgastado término de “Estado fallido”, tan manoseado por sucesivas administraciones estadounidenses, acostumbradas a enlistar a los países para difamarlos con temas como derechos humanos, tráfico de drogas, de personas, terrorismo, todos pretextos para alcanzar el objetivo de dominación.
Ahora, que los venezolanos proyectan su porvenir seis años más, bajo la conducción de los continuadores del líder supremo Hugo Rafael Chávez Frías, el apelar al magnicidio para eliminar a los principales dirigentes revolucionarios es una opción priorizada y advertencia presente.
El significado político de Venezuela, su ejemplo de resistencia, junto a Nicaragua y Cuba, para las fuerzas progresistas del Continente, es otro de los motivos para eliminar a su Revolución. ¿Cuáles serían las consecuencias de su derrota, qué impacto tendría para el equilibrio político en América Latina? Sería un retroceso impredecible, en momentos cuando el Imperio, quiebra voluntades, saca sus cartas ocultas de figuras conversas, otrora progresistas, que de repente aparentan ser miopes para apreciar consecuencias y se expresan como acrisolados defensores de la democracia al estilo de Estados Unidos, para imponer un mensaje de desunión, que lesiona la imprescindible cohesión ante la ofensiva colonizadora de la derecha mundial y local.
Esta es una de las revelaciones, que gracias a las elecciones venezolanas, se hizo realidad, para conocer las agendas ocultas de quienes dicen defender al pueblo y cómo luchan contra él. Cómo le hacen el servicio a Estados Unidos, convertido en inquisidor y gendarme mundial.
Presidentes con techado vidrioso han esgrimido no “arrastrar” los derechos humanos en sus países y en uno de ellos, el derecho esencial, principal y primero del hombre, que es la vida, se ignora en matanzas de líderes comunitarios, que por decenas se acumulan por años. Por citar un dato reciente, en junio de 2024, se registró el asesinato de seis personas el mismo día, hecho que se sumó a las 29 masacres en lo que va de año, en parajes donde reina la violencia incontenible, que erosiona la credibilidad de la defensa de los derecho humanos incluida en la retórica de sus gobernantes.
En América Latina, el concepto de zona de paz, libre de intentos de generar conflictos armados, políticos, divisiones de cualquier tipo, la unidad se impone como una detente a la avalancha ideológica de la guerra que se nos hace, la tendencia a la conversión no puede impedir luchar por la cohesión de verbo y acción, no hacerlo favorece los planes de los enemigos habituales de dividir y vencer para someter.
Gracias Venezuela, por las lecturas, advertencias y revelaciones que han dejado tus elecciones.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto: France24