Internacionales

El lenguaje de odio del fascismo y el silencio criminal que nos imponen

Por Stella Calloni

Ante el resurgimiento de las ultraderechas y el fascismo en el mundo en crisis “el discurso del odio” se ha instalado en la cotidianeidad de la vida y el debate
en nuestras sociedades abarca a los sectores académicos, pero también a otras estructuras sociales, en un período histórico donde existe un estado de
confusión masiva, que alimenta el caos y la extrema degradación del lenguaje que indica el retroceso cultural a nivel mundial.

Naciones Unidas ha considerado que en el lenguaje común la expresión “discurso de odio” hace referencia a un discurso ofensivo dirigido a un grupo
o individuo y que se basa en características inherentes (como son la raza, la religión o el género) y puede poner en peligro la paz social.

La ONU sostiene que a pesar de que esa definición del discurso del odio no es una definición legal, “abarca un sentido más amplio que una instigación a la
discriminación, la hostilidad o la violencia” — que está prohibida de acuerdo con el derecho internacional en materia de derechos humanos.
En este sentido el discurso de odio “posee tres características esenciales: se puede materializar en cualquier forma de expresión, incluidas imágenes,
dibujos animados o ilustraciones, memes, objetos, gestos y símbolos y puede difundirse tanto en Internet como fuera de él”.

Además considera que es “discriminatorio” (sesgado, fanático e intolerante) o “peyorativo” (basado en prejuicios, despectivo o humillante) de un individuo o grupo y está centrado en “factores de identidad” reales o percibidos de un individuo o grupo, que incluyen: “su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia o género”.También “se tienen en cuenta otras características como su idioma, origen económico o social, discapacidades, estado de salud u orientación sexual,
entre otras muchas”.


Estableciendo una Estrategia y Plan de Acción de ese organismo para luchar contra el discurso de odio, lo que define como “cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento— que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son. En otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”.
Esto va mucho más allá de lo que llaman la libertad de opinión y expresión, la no discriminación y la igualdad. Sin embargo estos conceptos también han sido cooptados por el poder hegemónico, que en su giro cada día más hacia la violencia y la ansiedad de instalar una gobernanza global entra en serias contradicciones y es un intento tardío. El odio y el terror se han convertido en la obsesión del poder imperial.

Hoy como nunca en pleno siglo XXI, con la decadencia imperial y el salvajismo de sus acciones, este discurso del odio se extiende por el mundo gracias a la desmedida concentración de empresas que manejan los medios masivos de comunicación, que a su vez controlan la información a nivel global y se convierten en el más acabado ejemplo del fascismo y en el lenguaje común del terror que lo caracteriza.

La degradación cultural que estamos viendo en una buena parte de la población mundial es otra consecuencia del poder de los medios masivos de comunicación. Sin embargo mientras este “avance” de las ultraderechas del fascismo, han producido el despertar de millones de habitantes del mundo, cuyos cambios y reciclamiento tampoco pueden ser ya controlados unilateralmente.
Paso a paso comienza a desarmarse en unos países más fácilmente que en otros el armado contrainsurgente, el poderío militar, ya no está en un solo lado, y se van deslegitimando las poderosas publicidades y los entretenimientos que consume una buena parte del mundo, pensados minuciosamente por los equipos de psicólogos y sociólogos, que trabajan en los salones del Pentágono estadounidense.

Ya es además conocido que el primer bombardeo en una guerra es la desinformación, la manipulación, la mentira, lo que es básico en la “guerra psicológica” que hoy llamamos de “cuarta generación”, porque han entendido que la palabra mata.
Pero para la resistencia la palabra también libera.
Un ejemplo es que el programa de supuesto enterenemiento “Gran Hermano” es una forma de espionaje abierto y permitido. Le ha servido al fascismo imperial para conocer las diferencias de clases sociales, la cultura, modos de expresiones distintas entre los habitantes de un país y otro, la aceptación de la humillación y del ridículo , para escalar hacia una fama falsa.
Hay que destacar que mediante ese mismo programa se acostumbra a las poblaciones a la invasión en su privacidad, filmando al grupo de “elegidos” que van a conocerse en la casa de Gran Hermano o en otros sitios que deberán compartir sin relación con el mundo exterior. En realidad es un grupo humano convertido en ratones de laboratorio, escarbando en el morbo y haciendo un curso acelerado de interpretaciones, disfrazado de comedia oscura.

Es una fábrica de “famosos” y “famosas”, en los nuevos códigos de una sociedad que en algunos países están cada vez más colonizada, banalizada y con un lenguaje castrado de todo contenido para deshumanizar a los incautos seres humanos que caen en este juego a ciegas.
El lenguaje determina la cultura de los pueblos, y cuando se degrada afecta a una buena parte de la juventud cooptada por el más feroz individualismo,
mediante la competencia desleal, la posibilidad de mostrarse desnudos en su intimidad, abriendo el camino a las concepciones del colonialismo que regresa en estos tiempos, por otros medios.
Las ultraderechas o el fascismo del subdesarrollo no tienen las mismas características de otros tiempos, sino que van cambiando dialécticamente, mientras el progresismo y nuestra izquierda reaccionan muy lentamente, sorprendidos “in fraganti” porque de alguna manera ignoramos la dialéctica, y no registramos los cambios profundos en el escenario mundial, que exigen otros contenidos teóricos, sin vaciarlo de los principios esenciales, consagrados por lo mejor de la humanidad.

Por supuesto hay excepciones pero en varios países de la región, se ha abandonado el trabajo de concientización de los sectores más olvidados, de los pueblos sumidos en el hambre y en la ignorancia, invadidos por las palabras y los discursos del odio, como también los que intentan producir un genocidio cultural, que transmiten día a día sus falsos “salvadores” dueños de todos los medios de comunicación masiva y las redes “sociales”.

La tecnología comunicacional más avanzada es utilizada para la destrucción de culturas, memorias e identidades. Pero también por las nuevas formas de
resistencia, que aparecen a veces muy lentamente.
Son millones los trabajadores que no están registrados que constituyen una multitud, desorganizada, y eso sucede en toda nuestra América, salvo hacia la independencia defintiva. Las masas populares están atrapadas por un lenguaje depredador y aterrador. La recolonización tiene los caminos abiertos.

Esto hace necesario que se recupere la memoria activa y liberadora y saber que el fascismo intenta avanzar tardíamente para apoderarse de países y
territorios condenando a los pueblos a la absoluta orfandad.
Para el enemigo de nuestros pueblos cuando avanzamos pasos hacia la descolonización no pasa jamás inadvertido., Entienden que “afecta al ser,
modifica al ser, se transforma a los espectadores aplastados por la falta de esencia, en actores privilegiados, recogidos de manera casi gloriosa por la
hoz de la historia que introduce en el ser un ritmo propio, aportado por los nuevos hombres. Un nuevo lenguaje una nueva humanidad. La descolonización realmente es la creación de hombres nuevos” escribió en su momento Jean Paul Sartre en el prólogo al libro de “”Los condenados de la Tierra” de
Frantz Fanon, (Fondo de Cultura Económica de México, cuatro ediciones entre 1963, 1975) que marcóuna época y que sobrevive a las grandes tormentas
de la humanidad.

Pero esta creación del “hombre nuevo”- que alentó el comandante Ernesto Che Guevara- “no recibe su legitimidad de ninguna potencia sobrenatural: “la cosa colonizada se convierte en hombre en el proceso mismo por el cual se libera”, añadió Sartre.
Es importante releer los procesos de luchas de liberación en el mundo. “En los países capitalistas entre el explotado y el poder se interponen una
multitud de profesores de moral, de consejeros, de desorientadores (…) El intermediario del poder utiliza un lenguaje de pura violencia(…)El intermediario lleva la violencia a la casa y al cerebro del descolonizado. “
“El colono, cuando quiere describir y encontrar la palabra justa se refiere constantemente al bestiario. (…) cuando el colonizado comienza a presionar sus amarras, a inquietar al colono se le envían almas buenas, que en los Congresos de Cultura” les ”ponen las calidades específicas, la riqueza de los valores occidentales”.
Pero ¿cuál es la reacción del colonizado cada vez que se habla de valores occidentales y se trata de hacerlo reflexionar para que salga de su condición como tal, para lo cual el lenguaje del colonizador es la seducción. Sartre sostenía que “se produce en el colonizado una especie de endurecimiento, de tetania muscular en el período de la descolonización, se apela a la razón de los colonizados, se les proponen valores seguros. Se les explica prolijamente que la descolonización no debe significar regresión, que hay que apoyarse en los valores experimentados, sólidos, y bien considerados”.

Pero “cuando el colonizado oye un discurso sobre la cultura occidental, saca su machete o al menos se asegura de que está al alcance de su mano”. Esto nos lleva a un nuevo tiempo y a otros esquemas de colonización, que ha renovado su accionar y que maneja como a un títere las nuevas tecnologías, de las que vamos obteniendo migajas. Se habla del despertar de la extrema derecha. Pero nos preguntamos ¿Que es, quienes son, quienes las integran’?
“Estas preguntas no tienen respuesta inmediata. La extrema derecha vive en las sombras, se mueve en el secreto, golpea desde la oscuridad. Está en todas partes, lo mismo en inocentes agrupaciones de jóvenes, obreros y estudiantes, que en los salones del poder económico y político(..) la extrema derecha se ha multiplicado en organizaciones “deportivas” y pseudo militares, controla Instituciones de educación, está ligada a la internacional fascista.
Tiene representación en una parte del sector empresarial y sus tentáculos merodean incluso en el gobierno(en los gobiernos) escribió el mexicano Miguel Angel Sánchez de Armas, en el prólogo del libro “Manuel Buendía: la ultraderecha en México”.

Esto se refiere al libro al periodista mexicano Manuel Buendía cuyas denuncias abiertas y valientes, tocaron a los poderosos, a la CIA estadounidense, a los grupos terroristas, que lo asesinaron finalmente al salir de su casa en la capital mexicana el 30 de mayo de 1984.

Y añade Sánchez de Armas “en la extrema derecha militan hombres y mujeres de diversas condición, los fanáticos de corazón ardiente y cerebro en llamas dispuestos a golpear vejar, humillar, incluso asesinar a otros seres humanos por la causa” Es posible que no haya un tema tan misterioso y complejo, tan vasto y tenebroso como el fascismo, una llamada “ideología de crisis” que aparece como respuesta a una presunta Doctrina en base a los legados de Benito Mussolini en Italia. Reflexiona Sánchez de Arma que el fascismo vive entre los militares descontentos, la clase media empobrecida y el temor de los grandes capitales al “peligro
rojo”(…)No hay nada en su doctrina que excluya al terrorismo como principio.
“Para los fascistas no hay contradicciones en el ser cristiano y asesinar, la violencia es un elemento común y regular (…) el terrorismo -dicen -es un acto de defensa. Terror contra el terror fue la proclama de los nazis y es la proclama de los fascistas. La violencia con que han marcado la historia jamás tuvo una justificación ideológica”, pero sí tuvo su propio lenguaje.
Las ultraderechas tampoco son nuevas, siempre han estado allí, aunque en esta Nuestra América habían fracasado cuando manteníamos la memoria histórica, la imaginación creativa y antes de que un sector de nuestras poblaciones fueran convertidos en una masa de robot o se zoombies ambulando por las calles del mundo. Es necesario recuperarlos, recuperar su humanidad en el proceso de liberación definitiva En estos últimos años las redes sociales cumplen un papel preponderante en la desconcientización de los pueblos, y hay gobiernos hoy preocupados por la calidad educativa, el retroceso de culturas y el avance para desaparecer nuestra identidad.
En el caso de Nuestra América en el Caribe, existe la mayor resistencia al lenguaje brutal, violento y soez, lo que tampoco ha podido penetrar en los pueblos originarios. Pero en las universidades la enseñanza académica tiene mayoritariamente un lenguaje colonial con su trasfondo fascista, edulcorado, que una gran mayoría acepta en tiempos en que disminuye la conciencia y los valores necesarios para dejar de ser los “Condenados de la Tierra”.

Ni qué decir del lenguaje de extrema violencia racista, discriminador, grosero, cuando se usa la palabra para mentir, desacreditar, degradar, no sólo a líderes políticos importantes sino a toda la población.
Los informativos, los programas de debates políticos, los implantados por el poder hegemómico “programas de chismes” son el más acabado modelo de destrucción cultural y suman una cantidad de horas atrapando a extensos sectores de la población.
Se ha llegado hasta considerar que “humanismo y democratización”, sólo se pueden lograr por medios violentos, invasiones, ocupación de países por tropas extranjertas , el mundo de los malos se extiende como la llama de fuego. Hay que apagarlas y es posible hacerlo, También es necesario recordar que las fuerzas
políticas del liberalismo y la extrema derecha que no tienen diferencias económicas fundamentales con respecto a la clase se han unido abiertamente.
Analistas de varios países sostienen “que el mantenimiento de la hegemonía estadounidense existe en la hostilidad y el desprecio hacia el Sur Global,
y un creciente nacionalismo exacerbado, como lo demuestra el apoyo militar a ultranza al genocidio que Israel está llevando a cabo contra el pueblo palestino”.
Pero por otra parte, nunca se había logrado tanta solidaridad de los pueblos, que no ha podido ser silenciada. Incluso dentro de Israel, hay movimientos de rechazo a los sectores fundamentalistas que han llevado su lenguaje a límites de crueldad y odio, que nos atraviesan como una espada.

El genocidio, que toma el ascenso hacia el holocausto, con el exterminio, a que está sometido el pueblo palestino desde hace 75 años, violentado los derechos humanos, la legisilación internacional, y a pesar de que el primer Ministro Benjamín Netanyahu ha sido condenado como “criminal de guerra” por la justicia penal internacional, junto a su equipo continúa, matando, torturando, desapareciendo miles y miles de palestinos. Lo más terrible es la matanza de niños y mujeres, que son el blanco más buscado.

El lenguaje del nazi fascismo sionista es de hecho el más acabado discurso del odio, que circula por el mundo, repetido por los medios del poder hegemónico pero que ha desnudado, como pocas veces en la historia, el verdadero rostro, la identidad del terrorismo de Estado Mundial.

Fuente: REDH

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