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La Resistencia para vencer la hegemonía: Claves tras 14 meses de genocidio israelí

Por Wafica Ibrahim.

La resistencia palestina es la resistencia del pueblo palestino frente a la ocupación sionista israelí racista y expansionista y ha existido de una forma u otra desde el establecimiento del estado colonial de Israel a través de masacres y con el apoyo de los países occidentales, especialmente Reino Unido que colonizaba Palestina en la época. 

“Israel” rechazó todo tipo de soluciones y resoluciones de la ONU relacionadas con la Causa Palestina, desde un estado binacional unificado hasta la famosa solución de dos estados, y ocupó toda Palestina y está avanzando hacia la anexión de Cisjordania, según declaran los propios extremistas de la derecha sectaria fanática presidida por Benjamín Netanyahu. 

La Operación Diluvio de Al-Aqsa se produjo de una manera que sacudió a la entidad sionista a raíz de la cual Israel hizo estallar una guerra genocida contra el pueblo de la Franja de Gaza, que aún resiste a la maquinaria de guerra israelí apoyada por Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y algunos países árabes. 

Desde hace catorce meses, los palestinos gazatíes resisten como el primer día. Más de 45.000 mártires han caído y más que 100.000 heridos, la mayoría son niños, mujeres y ancianos. 

“Israel”, liderado por Netanyahu y apoyado por armas letales estadounidenses, busca liquidar la causa del pueblo palestino bajo el título de liquidar al movimiento Hamas. Pudo asesinar a algunos de sus líderes, pero no pudo eliminar la resistencia del pueblo palestino, y tampoco a Hamas. 

Cuando Netanyahu atacó Gaza con el pretexto de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, en realidad su guerra estaba preparada con antelación y sin el Diluvio de Al Aqsa del 7 de octubre 2023. 

¿Qué perseguía “Israel” en Gaza?

En opinión de observadores políticos, su proyecto era establecer el carácter judío del Estado deportando a los palestinos de Gaza hacia el Sinaí, a los de Cisjordania hacia Jordania y a los situados dentro de Palestina, es decir, en las tierras ocupadas en 1948, los quería mandar al Líbano. Esto para lograrlo necesita sofocar a la resistencia en Cisjordania, en Gaza y en Líbano, y no podría lograrse sin hacer desencadenar una guerra civil dentro del Líbano, que sería incluso a expensas de los cristianos del Líbano. 

Pero, el “Eje de Resistencia”, es decir, las resistencias en Líbano, Palestina, Yemen e Irak, cuentan con el apoyo de Irán, Y por eso, “Israel” veía que Irán debe ser atacado. 

Durante diez años, Netanyahu ha estado intentando presionar a los estadounidenses para que ataquen a Irán, porque en realidad “Israel” no tiene los medios para atacarlo. Cuando Netanyahu dice que su guerra principal es con Irán, eso significa que todo lo que está sucediendo ahora son pasos preparatorios hacia su objetivo final. Si se lleva a cabo un ataque contra Irán conduciría para los israelíes no sólo a la división del Líbano, sino también de Siria e Irak, y también de Irán y Turquía, y este es el secreto del apoyo de los israelíes al proyecto de Estado kurdo, que posteriormente conducirá, según esperan los israelíes, a la explosión de la situación interna en Siria, Irak, Turquía e Irán. Esto abre una especie de corredor, desde el Mediterráneo Oriental hasta las fronteras de China, y amplía el marco de influencia israelí. 

En opinión de los observadores, Netanyahu estuvo dilatando el proceso en espera de que Trump llegara al poder, porque la personalidad de Trump está orientada hacia la confrontación, y eso podría empujarlo a adoptar una decisión de atacar a Irán. En conclusión, a Netanyahu si fuera por él, jamás le iba a interesar hacer un alto al fuego en el Líbano. 

Irán era y sigue siendo el país no árabe que apoya la resistencia palestina, y que también se unió a esa confrontación en apoyo a Gaza, junto a la resistencia libanesa, a Ansar Allah en la República de Yemen y a la resistencia iraquí. 

Estados Unidos ha estado obstruyendo el proceso de lograr un alto el fuego durante más de un año, mientras Israel no hallaba cómo lograr sus tres objetivos de guerra:

1- Eliminar a Hamas.
2- El regreso de los secuestrados israelíes (un centenar).
3- Y garantizar que el día después de la guerra en Gaza sea sin la presencia de Hamas.

Por eso la guerra de exterminio continúa. No hay objetivos militares en Gaza. Los civiles se han convertido en objetivos de “Israel”. Los mata en sus hogares, escuelas, iglesias, mezquitas, todos los centros de refugio y hospitales, y prohíbe la entrada de las ayudas humanitarias, matándolos de hambre.

Ejército militar vs. Resistencia

¡Hay quien critica con tono peyorativo diciendo que no existe un equilibrio de disuasión entre la resistencia e Israel!  Y yo les pregunto, ¿desde cuándo hay tal equilibrio entre un Estado y una resistencia? La resistencia, como concepto, es una reacción a la acción de la ocupación y, en general, los sacrificios incurridos por quienes resisten contra la ocupación son mucho mayores que los incurridos por el ocupante.

Un ejemplo de esto es la guerra de Vietnam. ¿Quién ganó al final? Ganó Vietnam porque los estadounidenses fueron derrotados. El número de soldados estadounidenses muertos fue de 50.000, mientras que el número de vietnamitas que ofrecieron sus vidas ha sido dos millones. 

Lo mismo ocurrió en la entonces Unión Soviética contra Hitler, en la que perdieron la vida 20 millones de mártires, y en Argelia contra el colonialismo francés, allí ofreció el pueblo argelino un millón y medio de mártires.

En todo esto no hay equilibrio de fuerza o de disuasión entre pueblo en resistencia y un ocupante. Pero el ocupante intenta con eso quebrar la voluntad de los pueblos de luchar y resistir.

En este caso, la firmeza de la resistencia constituye el factor decisivo en este contexto. En cuanto a las capacidades militares del ocupante israelí, son muchas e inmensas, y están haciendo esta guerra con las capacidades y las armas de Occidente.

La pregunta de hoy: ¿Podrá la Resistencia resistir mucho tiempo? A pesar de los golpes que recibió la resistencia, su fuerza es cientos de veces mayor que la que poseía en el año 1982 cuando fueron derrotados los invasores.

Si queremos comparar con la situación internacional, ahora es mucho mejor que en 2006, porque en 2006 no tenían Rusia ni China sus roles actuales.

Estados Unidos, a pesar de su fuerza y ​​poderío, es relativamente más débil que hace veinte años, porque hay fuerzas que se alzan para desafiar la hegemonía estadounidense. En el año 1982, el enemigo israelí llegó a la capital Beirut en cinco días, mientras que hoy en día estuvieron casi dos meses tratando en vano de entrar en la primera línea fronteriza.

Por tanto, la situación es mejor a pesar de los sacrificios, las dificultades y el dolor. No olvidemos que un año después del genocidio israelí en Gaza, la campaña de solidaridad global no ha hecho más que intensificarse cada vez.

Eje de apoyo y de Resistencia

El día después de la Operación del Diluvio de Al-Aqsa, y en un paso preventivo, la Resistencia Libanesa (Hizbullah) inició sus operaciones militares contra Israel, en apoyo a los hermanos en Gaza y logró obligar a más de cien mil colonos del norte de la Palestina ocupada por “Israel” a desplazarse, lo que obligó a Israel a colocar el tercio de sus fuerzas armadas en el frente con Líbano.

La resistencia de Líbano, y durante todo un año, continuó apoyando la resistencia en Gaza atacando al enemigo sionista de acuerdo con las reglas de enfrentamiento, es decir, sin entrar en una guerra a gran escala.

“Israel”, liderado por Netanyahu al asesinar a Ismail Haniyeh y posteriorimente a Yahya Sinwar (altos dirigentes de Hamas) consideró que ya era hora de atacar a Hizbullah y liquidarlo así como bombardeó el entorno social que apoya y proteja a esta resistencia, es decir, mayormente a la secta chiita, especialmente después de los atentados con los beepers, wakie-talkie o buscapersonas.

Y pudo asesinar al máximo líder de Hizbullah, Sayyed Hassan Nasrallah, símbolo de lucha y de solidaridad internacionalista de nuestro mundo árabe, después de que Estados Unidos trajera misiles diseñados para penetrar grandes fortificaciones.

A raíz de ello, Netanyahu anunció, envalentonado, gozando de una total impunidad, que ya podía llegar lejos y hacer realidad su sueño de tener un “Estado de Israel” aún más grande y del plan estadounidense de cambiarle el rostro al Medio Oriente.

“Israel” asesinó a 3.800 personas en Líbano, dejó 15.000 heridos, destruyó las principales aldeas y edificios en el sur del país, en los suburbios sur de Beirut, en la Bekaa y lanzó hacia la frontera con Líbano a unos 70.000 soldados armados hasta los dientes con las últimas generaciones de armas estadounidenses.

A lo largo de más de dos meses, ese ejército israelí, debido a la firmeza y la valentía  de la resistencia libanesa, no logró avanzar más de cinco kilómetros,  pagando más de cien muertos y más de mil doscientos heridos, una cifra importante para el ejército israelí que ya estaba agotado en Gaza.

Nuestros jóvenes crearon epopeyas militares extraordinarias en nuestra historia. Pequeños grupos móviles resistieron y se mantuvieron firmes en Gaza y en Líbano, después de una feroz batalla de desgaste en Gaza frente al cuarto ejército más poderoso del mundo, en cuyas espaldas estaban decenas de acorazados y submarinos de la OTAN con portaaviones, satélites y las últimas tendencias de la tecnología moderna.

Y, por primera vez, la profundidad ocupada fue atacada, en dos niveles, militar y económico, con misiles precisos y drones guiados, hasta una profundidad de 150 kilómetros.

A todas estas, el presidente estadounidense Joe Biden quería lograr un alto al fuego antes que Trump llegara a la Casa Blanca, por eso obligó a Netanyahu a bajar del árbol y aceptar un acuerdo sobre la base de la resolución de la ONU 1701.

Ese alto al fuego está en vigor supuestamente desde hace una semana, pero “Israel” ha vuelto a bombardear algunas de las aldeas fronterizas para impedir el rápido regreso “tsunámico” de los desplazados a sus aldeas y las ruinas de sus hogares.

Por tanto, nos parece el alto al fuego sólo un descanso del malicioso régimen que se prepara para un nuevo zarpazo.

“Israel” no quiere la solución de dos Estados, ni la solución de un solo Estado, porque el sionismo no lo tiene en su vocabulario.

¿Qué le queda?

El Genocidio y la limpieza étnica. Por tanto, la confrontación es larga y lo que debemos hacer es recordarle al mundo que Palestina no ha hecho más que cumplir el derecho internacional que dice precisamente que cualquier pueblo bajo ocupación tiene derecho a luchar contra la ocupación por todos los medios, incluida la lucha armada.

Esto lo estipula la resolución 30/70 de la Asamblea (XXVIII) de la ONU, y hay un listado de declaraciones fundamentales desde la Revolución Francesa que protegen el derecho de actuar ante situaciones no aceptables de represión.

En cuanto al tema del que mucho se habla, que con el alto al fuego “Israel” ha logrado separar los frentes de Líbano y Gaza, les digo que el acuerdo se produjo entre el Estado libanés y la entidad sionista a través de un mediador estadounidense, informando a la Resistencia de sus avances y aprobando sus resultados, y la Resistencia libanesa es más consciente que todos de su campo y de sus condiciones de seguridad, y de sus condiciones políticas, y tiene un historial largo, veterano e intachable en la lucha contra el enemigo y en apoyo a la resistencia en Palestina, y su posición política es de principio.

Démosle margen de maniobra, porque su crédito, su desempeño y sus sacrificios durante más de 40 años, y en la última ronda en particular, así nos exigen.

En cuanto a quienes piensan que Hizbullah ha abandonado Gaza, pues ellos seguramente no conocen el significado de un compromiso ideológico.

Diluvio de Al Aqsa revitalizó la causa palestina

Aunque como era de esperar, los medios corporativos estadounidenses y occidentales han trabajado horas extras para tratar de demostrar que los manifestantes son “partidarios del terrorismo”, y “antisemitas”. Los extremistas sionistas han intentado hacerse las víctimas, como de costumbre, aferrándose desesperadamente al más ridículo de los ejemplos para sugerir que se sienten perseguidos como judíos. Sin embargo, a pesar de que estas tácticas funcionaron en el pasado, estos débiles argumentos no han logrado disuadir a los manifestantes.

Diluvio de Al Aqsa ha hecho que la causa palestina regresara con fuerza cognitiva a la conciencia palestina, árabe e internacional. Las ciudades del mundo fueron testigos de las más grandes manifestaciones en las calles y universidades de Estados Unidos, Europa y los países árabes e islámicos.

Palestina se ha convertido en el mayor desafío moral de nuestra era y está siendo vista por las generaciones más jóvenes como una prueba ante nuestra humanidad colectiva.

El plan radical sionista-estadounidense puso esta guerra en el camino hacia una guerra existencial tanto del lado palestino como israelí.

Un nuevo mundo poco a poco está desplazando a ese viejo mundo, y el conflicto por Palestina es un punto de inflexión en el mundo y para la humanidad.

Ya queda claro que se trata de un genocidio y ahora nos toca la responsabilidad a todos de posicionarnos: o estamos con el genocidio y el imperialismo de los faraones, de los emperadores, de los reyes, o estamos con la lucha antimperialista de los pueblos.

Ese es el dilema que tenemos, y nos toca a cada uno ahora decidir dónde nos paramos. Aquí no hay puntos neutrales, el que esté con los brazos cruzados, el que toma la postura de “no entiendo”, “no sé”, “esto nunca se va a arreglar”, estará apoyando el genocidio porque no está haciendo nada.

Cuando hablamos de evaluar el escenario mediático, sus componentes y dinámicas, debemos partir de la hegemonía que Occidente impone sobre este escenario.

Por supuesto, los medios de comunicación y las redes sociales se dividieron en dos frentes. Algunos medios de fuerzas políticas de derecha que lógicamente no apoyan la resistencia, y es más, esperaban que sea derrotada, e incitaban contra la resistencia, y otros medios leales a la patria han acompañado la guerra desde que comenzó y pusieron mártires por esa causa.

La posición política árabe en general ha sido decepcionante. Ningún gobierno de los que mantienen relaciones diplomáticas con “Israel” ha tomado la decisión de cortarlas a pesar de todo.

La solidaridad con el pueblo palestino y libanés fue maravillosa y extraordinaria, lo que constituyó un apoyo moral a los combatientes de la resistencia en el campo de batalla como una forma de resistencia.

Donde más se ha manifestado esa solidaridad ha sido en las redes sociales, donde mismo se presionaba desde el principio con las narrativas políticas enemigas, por eso es que la transición del mundo virtual al real es necesaria para convertir la empatía en acción, y Palestina se lo merece.

La presencia de un “Israel” racista, colonialista y expansionista apoyado por Estados Unidos constituye el factor de inestabilidad más importante en la región.

La resistencia, ya sea en palestina o libanesa, es la piedra angular de la resistencia a la ocupación, y es la que hará frustrar sus proyectos de control de la tierra y la riqueza de nuestra región.

Esta guerra desenmascaró los rostros de muchos que se vendieron durante mucho tiempo como paradigmas de la libertad y la democracia y los derechos humanos.

Tomado de Al Mayadeen.

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