Literatura y debate sobre la Esencia de la Escuela Cubana de Ballet
Por Syara S.Massip / Fotos y video: Victor Villalba / Resumen Latinoamericano Cuba.
Como parte del programa de la recién inaugurada 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, tuvo lugar el pasado viernes en la Sala Adolfo Llauradó de La Casona Vicente Revuelta en el Vedado, la presentación de dos libros con un tema en común: la danza .
“La aventura cubana de Anna Pávlova”, de Francisco Rey Cruz; redactor, especialista e investigador de la danza en Cuba y “El milagro de la Escuela Cubana de Ballet”, texto del primer bailarín y director de la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”, Dani Hernández. Ambos títulos publicados por la Casa Editorial Tablas Alarcos en formato digital.
La aventura cubana de Anna Pávlova, es un trabajo de investigación y socialización de la historia sobre la visita de la bailarina rusa a la isla. Hace reflexionar a los que ejercen la crítica actualmente. Narra también la relación de ese suceso con el contexto del país y la situación política en la que estaba inmerso. Con material gráfico que acompaña el texto magníficamente bien articulados. Tiene como objetivo llegar a las nuevas generaciones, sobre todo a aquellas que se dedican a la danza como profesión.

“El milagro de la Escuela Cubana de Ballet”, por su parte surge de un proceso de investigación hacia la tesis de titulación como Licenciado en Arte Danzario, de Dani Hernández, quien expresó su necesidad de cuidar y proteger el proceso de enseñanza danzaría fenómeno que cuando era estudiante no comprendía. El libro es una recopilación de textos que describen la Escuela Cubana de Ballet tras varias entrevistas a bailarines de distintas generaciones y no sólo de las filas del Ballet Nacional de Cuba, sino de otras compañías como el Ballet de Camagüey. “(…) el ballet en Cuba es una sola esencia, no está subdividido por academias; es una única escuela y fenómeno conceptual”.
Antecedió a la presentación de los textos un panel integrado por Ahmed Piñeiro Fernández, conductor y guionista del programa televisivo «La danza eterna»; Miguel Cabrera, historiador del BNC y jefe del Centro de Documentación e Investigaciones Históricas de esta institución desde 1970; la periodista Martha Sánchez; el redactor, especialista e investigador de la danza en Cuba, Francisco Rey Rodríguez y Pedro Simón Martínez, Director del Museo Nacional de la Danza e investigador, crítico y escritor cubano especializado en temas danzarios. Bajo la premisa «Retos y desafíos de la escuela cubana de Ballet» se debatió sobre el estado actual de la misma, como ajustarse a la contemporaneidad, a los retos que se imponen en la contemporaneidad y el papel indiscutible del uso de la tecnología.
“Hablar sustancialmente de las escuelas requiere de un conocimiento profundo, respetar los preceptos establecidos y evitar contaminaciones. Es importante sentirte orgulloso de quién eres y de dónde vienes.” Comentó Francisco Rey cuando se platicaba de sobre información y la influencia de la globalización, y las redes sociales como parte de la vida de los artistas “Todo esto marca las escuelas de ballet del mundo y las nuevas generaciones, poniendo en peligro la identidad y esencia de la escuela cubana. Las fronteras de la globalización son difusas, saber a dónde dirigirse, que sentido deben tomar los cambios a los que necesariamente debe dirigirse.” Argumentó Martha Sánchez quien definiendo la danza como un arte vivo en constante adaptación y la escuela cubana no queda exenta a eso por lo que está adaptándose la realidad actual “Fernando Alonso siempre se preocupó por el fenómeno de la globalización.”
El actual director de la Escuela Nacional de Ballet explicó que uno de los grandes retos a los que se enfrentan es que los grandes referentes de la escuela ya no están, queda bajo responsabilidad de aquellos que fueron sus alumnos el mantener viva la esencia. ”Si no se parte de la esencia no se puede transformar nada, hay que partir de la identidad, de la historia. Es un reto para las actuales generaciones transmitir lo aprendido.”
La identidad de la escuela cubana de ballet es la que hay que sostener, luchar para que no se pierda, prepararse para enfrentar los desafíos, no sólo técnicos sino teóricos y conceptuales. Se hizo un llamado a enfocarse en preservar su existencia y claridad, a cultivar la trascendencia de lo que los fundadores crearon, preservando la idiosincrasia y las tradiciones cubanas.
Pedro Simón exhortó a las nuevas generaciones a retomar los conocimientos, la literatura inédita, al rescate de la teoría que sustenta las bases de la escuela cubana de Ballet.
Una idea que repercutió en el debate es el gran logro de Alicia, Alberto y Fernando Alonso que hicieron del ballet un arte para todos, el ballet se hizo cubano porque se hizo de pueblo.