Internacionales

El origen de la política oficial (V y final)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Inmediatamente después de iniciada la invasión, varias entidades cubanas actuando de manera coordinada, desarticularon todo el apoyo interno, en la llamada “quinta columna interna”. Cientos de colaboradores en ciudades y campos fueron puestos a buen recaudo, lo cual limitó el apoyo a la agresión mercenaria. Las operaciones de limpieza contra las bandas en las montañas, neutralizaron la orientada “Operación Silencio”, que indicaba a los bandidos permanecer inactivos antes de la invasión, en resumen, la CIA, quedo ciega y sorda para para medir la capacidad real de poder seguir agrediendo a la Isla.

Tuvieron que empezar de cero, además imperaba una desconfianza colectiva, a tal extremo que el cripto de Mangosta, tuvieron que buscarlo en las direcciones que trabajaban en Asia, de Mongoose, derivó en el término conocido, que rigió este esfuerzo de revancha entre el 30 de noviembre de 1961 hasta el 16 de octubre de 1962.

Para resolver las limitantes explicadas, la actualización del Programa, previó: “La recopilación de información operativa de inteligencia, cada esfuerzo se hará para perfeccionar y extender nuestras capacidades en la recopilación de información operativa de inteligencia sobre los planes de Castro, sus intenciones y capacidades; objetivos específicos industriales, militares y de comunicaciones; los candidatos a disi­dentes; la moral de la población civil y la extensión de su apoyo y descon­tento con el régimen de Castro. Llamará al fortalecimiento de las redes de agentes internos existentes; el reclutamiento de viajeros legales; el recluta­miento, entrenamiento e infiltración de nuevos agentes; la vinculación con grupos de exiliados cubanos y con individuos que tengan acceso independiente a objetivos; y la continuación e intensificación de los esfuerzos de la inteligencia especial existentes”.

Fracasada Mangosta, 20 de octubre el presidente estadounidense convocó el reclutamiento masivo de emigrados cubanos, para ser entrenados en campamentos del Ejército estadounidense, para organizar una nueva invasión. En Fort Jackson. Fort Eglin, Fort Knox y Fort Benning, se entrenaron miles de emigrados, se extendió la edad de reclutamiento hasta los 35 años y se reconoce haber adiestrado a 1700 hombres, estructurados en unidades de combate.

Mientras esto ocurría, se disponía: “Operaciones de sabotajes contra objetivos seleccionados: Las operaciones de sabotaje serán planificadas y ejecutadas con objetivos tales como: refinerías, plantas eléctricas, estaciones de microondas, instalaciones de radio y televi­sión, puentes estratégi­cos y facilidades ferroviarias, locales y equipos milita­res y navales, ciertas plantas industriales y refinerías de azúcar. Primero, esto requerirá del reforzamiento de las capacidades actuales, mediante el reclutamien­to, preparación e infiltración de grupos de sabotaje”.

Para reanimar al diezmado bandidismo, se ordenaron: “Operaciones en apoyo a las actividades guerrilleras: Serán planificadas y ejecutadas operaciones en apoyo de las bandas guerrilleras que existen o puedan surgir en las montañas de Cuba, utilizando tanto operaciones aéreas como maríti­mas para la entrega de armas y suministros, así como para la infiltración y exfil­tración del personal. Como estimamos que existe poca probabilidad de obtener signi­ficativos logros en las actividades guerrilleras por algún tiempo, desalen­taremos las acciones ofensivas en este momento, con la finalidad de que pueda ser preservada la fortaleza de tales fuerzas para circunstancias más propicias”.

Desde 1961, ya la CIA trabajaba en deteriorar la imagen pública de los principales dirigentes cubanos, difamarlos, entonces se planificó: Operaciones dirigidas a la destrucción de la imagen popular de Castro: En el campo de la guerra psicológica se planificarán y ejecutarán operaciones con el objetivo de destruir la imagen de Castro, como un verdadero revolucionario interesa­do en el bienestar de su pueblo, sustituyéndola con la de un cruel dicta­dor que, bajo las falsas banderas de las reformas revolucionarias, ha privado a su pueblo de las libertades básicas y ha convertido a su país en un satélite sovié­tico. Esto requerirá de la expansión de la prensa encubierta existente, la radio y otros medios masivos fuera de Cuba y el fortalecimiento de los mecanismos de propaganda clandestina dentro del país, incluyendo la impresión de propaganda ocul­ta, las transmisiones clandestinas de estaciones de radio y operaciones de interferencia de radio y TV. Además, hará falta una reorientación de las activida­des de Radio Swan con el Consejo Revolucionario, para que la programación juegue un importante papel en este esfuerzo de propaganda”.

El espionaje corrió paralelo al extenso programa renovado y ratificado: “A partir de los medios existentes y potencia­les en Cuba y en el extranjero, desarrollar y entrenar cadenas unilaterales de agentes en todas las esferas de la vida para asegurarle a la Agencia un flujo de información de inteligencia confiable y significativo durante el período caótico y confuso que existirá en la era postcastrista”.

Además de otras acciones recomendadas, se añadió: “Se recomienda que se apruebe el programa descrito de acción encubierta diseñado para explotar cualquiera de las debilidades económicas, políticas y psicológicas del régimen de Castro”.

Este fue el engendro creado el 17 de marzo de 1960, que arriba a sus 65 años, ratificado en 1961, para instrumentar la política oficial de agresión contra Cuba, vigente y en curso, con variados medios y métodos, pero con un objetivo definido: Destruir a la Revolución cubana.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *