Victoria en Playa Girón: Secretos de un fracaso (V)
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Todos los años, al llegar abril, los mercenarios derrotados en Playa Girón, se reúnen en Miami, cada vez menos, para soñar con un final diferente en 1961, se buscan culpables, se evocan hechos, momentos aumentados a conveniencia de quien relata. Es una rutina en cada aniversario. Un numero creciente han visitado la Isla, los lugares de los combates, revivido esos pocos días de combates entre cubanos, ellos al servicio de una potencia extranjera, que los convirtió para la historia en los mercenarios de la Brigada 2506, quieran o no así se les recuerda.
Como todos los años, cientos de mercenarios, familiares de estos y políticos de origen cubano se congregan frente al llamado Monumento de los pilotos caídos, durante la invasión, ubicado en el aeropuerto local de Tamiami, para recordar a los mercenarios que formaron parte de la fuerza aérea invasora y fueron derribados entre el 15 al 19 de abril de 1961. El sitio se inauguró en el 2010, para recordar un nuevo año de la derrota.
Una placa de bronce rememora los nombres de los 14 pilotos y navegantes muertos durante los ataques aéreos repelidos por las defensas de Cuba, Todos mercenarios, diez eran cubanos y cuatro estadounidenses. Como adorno, al lado del monumento se encuentra un bombardero B-26 número 931 posicionado en dirección a Cuba. Banderas, del país agredido y la del agresor, ondean al lado del sitio. Este bombardero de B-26 es similar a los 16, que participaron en la artera agresión, iniciada el 15 de abril, con el ataque artero no anunciado contra varios aeropuertos cubanos, en la capital y en Santiago de Cuba, con la intención de destruir la defensa aérea cubana, como preludio de la mercenaria invasión, que causó la muerte y heridas para decenas de cubanos. El objetivo era dejar indefenso al país ante el lance agresor.
Los aviones atacantes venían disfrazados con insignias cubanas en el fuselaje, para confundir, práctica prohibida por el Derecho Internacional Humanitario, que regula las reglas de la guerra.
El presidente John F. Kennedy dio la orden de reducir el primer ataque a Cuba de 16 bombarderos B-26 a solo ocho y en vez de todos los aeropuertos a solo tres aeropuertos donde se encontraban los aviones cubanos.
El mando invasor evaluó, que el ataque sorpresivo del 15 de abril de 1961 a San Antonio de los Baños, a Columbia y a Santiago de Cuba tuvo éxito, pero quedaron vitales siete aviones entre ellos jets T-33, Seafuries (caza rápido) y bombarderos B-26, esta fue la capacidad defensiva aérea de Cuba, contra una fuerza concebida, organizada, entrenada, armada y dirigida por el país más poderoso del mundo, lo cual habla del empeño y valentía de quienes repelieron y vencieron el colosal ataque.
Los recopiladores, en Estados Unidos, de los detalles de lo ocurrido, argumentan, que por orden del presidente estadounidenses, los dos otros ataques aéreos fueron suspendidos y con esas órdenes y otras que dio, sentenció a la invasión a su destrucción, lo cual ha sido desmentido por autoridades de la época y por estudiosos serios del suceso. Como resultado de la respuesta fulminante de los combatientes cubanos, la invasión al siguiente día de iniciarse, estaba virtualmente condenada, el objetivo de lograr una cabeza de playa, para el aterrizaje de refuerzos no fue logrado, la desbandada y desmoralización de sus integrantes, asestó un categórico e irreversible golpe, que terminó en un fracaso.
Entre las opiniones de los mercenarios, tal decisión presidencial, fue sin dudas un “acto de negligencia criminal”. Lo cual, es por igual falso. Los críticos señalan: “Sin el control total del aire la Brigada no podía vencer a unos 200,000 soldados enemigos”. No se trató de cantidad de defensores, la derrota se produjo por la capacidad de resistir y vencer del pueblo uniformado contra el oprobioso agresor.
Los derrotados invasores, décadas después, se consuelan y minimizan la respuesta patriótica, unos de sus textos describen así el inicio del fin del intento: “Durante la madrugada del 17 de abril los pequeños barcos de carga que transportaban los 1,500 soldados de la Brigada 2506 llegaron a la Bahía de Cochinos donde fueron atacados una y otra vez por los siete aviones castristas. El Río Escondido explotó como una bomba atómica y el Houston comenzó a hundirse y su capitán Luis Morse lo encalló a 1 ½ milla de la costa. Yo iba a bordo del Houston con mi Quinto Batallón y la mayoría nos tiramos al agua que tenían cientos de tiburones para nadar a tierra. Esa triste mañana 26 de los 160 soldados del Quinto Batallón perecieron por tiros de los aviones castristas, ahogados o devorados por tiburones. Mi batallón tuvo el mayor número de muertos de toda la Brigada 2506”. La redacción falaz contrasta con lo realmente ocurrido, también desconoce el esfuerzo desplegado por mantener en el aíre a los vetustos aviones y la dedicación de pilotos, navegantes, mecánicos y armeros de la Fuerza Aérea Revolucionaria, quienes durante horas repelieron la agresión, incluso murieron en defensa de la Patria, agredida.
Sigue el engañador relato: “Los otros barcos huyeron perseguidos por los aviones enemigos después que la Brigada había desembarcado en Playa Larga y Playa Girón. Los bombarderos B-26 de la Brigada, al no poder usar el aeropuerto de Playa Girón ya que nuestros barcos traían la gasolina, tenían que volar ida y vuelta desde la base llamada Happy Valley en Puerto Cabezas, Nicaragua por unos 45 minutos sobre el aire en la Bahía de Cochinos. A los bombarderos de la Brigada se les habían quitado las ametralladoras de la cola porque la CIA había dicho que “el cielo será nuestro”. La historia se ha encargo de colocar cada pasaje de este hecho en su lugar y demuestra con sobradas razones la realidad acontecida y ocultada.
La respuesta antiaérea y de los aguerridos pilotos derribó seis bombarderos B-26 agresores. Sigue el falaz relato: “En Nicaragua cuatro pilotos mercenarios estadounidenses, los cuales habían entrenado a los pilotos cubanos, furiosos al ver como su presidente dejaba morir a los brigadistas en Playa Girón abordaron dos B-26 para ayudar a la Brigada y fueron derribados”. Falso, los pilotos mercenarios cubanos, temerosos y convencidos del fracaso, se negaron a tripular los aviones ese día y los contratados soldados de fortuna estadounidenses de Alabama, ocuparon su lugar.
Estos agresores fueron Thomas W. Ray, a quien el Gobierno Revolucionario de Cuba, el 5 de diciembre de 1979, hizo entrega oficial a la representación del Gobierno de Estados Unidos, de su cadáver conservado intacto en Cuba, por 18 años. Fue derribado el 19 de abril cuando en unión del también agresor estadounidense Frank Leo Baker, bombardeaban el central azucarero Australia, ubicado lejos de la zona de combates. Los otros dos abatidos fueron Riley Shamburger y Wade Gray.
Miembros de la llamada fuerza aérea invasora, fueron enviados por la CIA, al Congo ex belga, en noviembre de 1962, allí sirvieron como mercenarios durante varios años, se unieron en 1965, a los también servidores de esa Agencia, enviados como refuerzo a otros grupos de extranjeros involucrados en el conflicto bélico local.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

