A la memoria de Vela, Rector de la Universidad de La Habana
Por Noel Domínguez.
Nos conocimos en la Universidad de La Habana -UH- cuando se desempeñaba de Rector y entre los muchos apoyos que nos brindaba; no olvido el día cuando un desconocido en aquel entonces de nombre Hugo Rafael Chávez Frías nos visitó por primera vez a invitación de la Oficina del Historiador Eusebio Leal y tuve que atenderlo en el ancho pasillo que conduce a la Rectoría ubicado detrás de la estatua del Alma Mater, finalizados los peldaños de la Colina, porque se había adelantado a la llegada prevista y el Comandante, que lo presentaría en el Aula Magna, algo se atrasó.
Con su sempiterna bonachona y noble sonrisa, así como una ecuanimidad más propia de un lord inglés que transpiraba siempre, me vio en apuros haciendo funciones de anfitrión hacia el desconocido que para nada me tocaban y acudió presuroso a tirarme un cabo como decimos en buen cubano, presentándose e invitándolo a tomar un café en la Rectoría que aunque el visitante rechazó ya al menos éramos dos para atenderlo.
No hablaré de sus múltiples doctorados, reconocimientos en Cuba y en el exterior, trayectoria revolucionaria ni importantes cargos desempeñados de lo que ya otros se ocuparon con creces, aunque siempre quedará mucho por enaltecer a este gran hombre que falleció el 27 de abril y a quien no cabe pedirle que descanse en paz porque con su híper quinético actuar laborioso, ello no sería posible.
Me referiré a algo que no ha sido señalado aún, su desempeño como Presidente de la Comisión Nacional Electoral de Cuba durante el primer semestre del año 2003 en las elecciones generales de su 6ta legislatura (de aquel entonces) del Poder Popular organizadas para elegir los integrantes de la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado donde acaeció la última selección para presidente de nuestro invencible Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Cuánto aportó a su desenvolvimiento dejando a su paso por esa poco promocionada y a veces ninguneada institución su sello peculiar de actuación, caracterizado por mucha abnegación, decencia, ausencia total de rimbombancias y sustanciales aportes sin límites que hasta hoy allí perduran.
El Comandante, siempre lo distinguió, escuchó y enalteció lo que se puso de manifiesto en aquel periplo en muchas ocasiones, la más significativa durante el acto de clausura que se efectuó finalizada la elección de todos los cargos incluso la de la presidencia del Consejo de Estado del país, realizada en el Salón Plenario del Palacio de las Convenciones el día 6 del tercer mes del año.
Eran más de las 6 de la tarde cuando convocó casi a gritos al resto de los integrantes de la Comisión para que concurrieran, con prisa y sin pausa, rápidamente al sótano.
Allí con minuciosidad de alférez presentó uno a uno citándolos de memoria por sus nombres, cargos y grados militares al recién ratificado Presidente del país, para quienes tuvo una frase de encomio en su labor, mientras convocaba al inmenso Roberto Chile a dejar constancia gráfica de la entrega del diploma que el máximo líder de la Revolución había concedido para la ocasión, rubricado manuscritamente, nada de cuños, con su firma acostumbrada.
Para algunos de los allí presentes, modestos dirigentes de nivel medio de organizaciones de masas o de organismos del Estado seleccionados para integrar la Comisión, constituía la primera vez no solo de poder estrechar la mano del Comandante, sino de tener una constancia gráfica del sano orgullo de retratarse con él y poseer un diploma con su refrendo autentico.
No terminó ahí la minuciosa gestión del hombre que por tantos meses había estado al frente del máximo organismo electoral en nuestro país, sino que dio posterior seguimiento para que cada foto le llegara con prontitud en escrupuloso detalle a cada uno de los homenajeados.
Así era de proceder comedido, pero ineludible el Doctor en Ciencias Juan Vela Valdés, sirva ello de justo homenaje a su tamaña e imperecedera figura porque tampoco debemos olvidar que, Vela fue también presidente de la Comisión Nacional Electoral de Cuba.
Nota: El Articulo fue publicado por Prensa Latina hace tres años, tras el deceso de Vela.

