Cosechando lo sembrado
Por José Luis Méndez Méndez(*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
El presidente estadounidense ha valorado como “victoria gigantesca”, la decisión de la Corte Suprema de Justicia de limitar los poderes de los jueces estaduales y federales para oponerse a sus órdenes ejecutivas, en particular las referidas a la persecución de inmigrantes. Estados como California, donde se produjeron protestas violentas en Los Ángeles, durante días, Texas y otros habían convertido sus territorios en santuario para varias categorías de indocumentados procedentes de diversos países, quienes han recibido ordenanzas de deportación inmediata, miles han decidido auto deportarse, mientras gobernadores, como el de Florida, se han alineado a esa política segregacionista y habilitado a sus funcionarios públicos como veladores migratorios, para sumarse a las razias que realiza el departamento de control fronterizo.
Es de conocimiento generalizado que las disposiciones federales y ejecutivas sobre un tema específico subordinan a las estatales, también que los gobernadores tienen prerrogativas y las emplean a su discreción. Con la decisión de la Corte, este privilegio ha cesado, también el alcance, hasta ahora, de las cortes estatales.
Esta decisión del máximo tribunal del país, según Donald Trump, calificada de “brillante” afecta a lo que él califica como “fraude de la ciudadanía por derecho de nacimiento, que se ha visto indirectamente afectado. Limita, por tanto, la protección para hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos, tras el nuevo fallo, que fue logrado, casualmente, 6 votos de los conservadores contra 3 de los liberales, para el documento elaborado por la jueza Amy Coney Barrett.
No ha habido un pronunciamiento específico sobre el proyecto del laqueado, que de manera automática dispone abolir la ciudadanía por nacimiento, si es constitucional o no.
En esencia es un instrumento que limita el poder de control del poder judicial estadounidense contra Trump ahora y futuros presidentes, le da plenos poderes para su díscola actuación. Ahora ni en el futuro un juez federal tendrá derecho a bloquear a nivel nacional un decreto presidencial mediante una orden universal, mientras el asunto se litiga en cortes.
En el dictamen de la Corte se declara: “probablemente exceden la autoridad equitativa que el Congreso ha otorgado a los tribunales federales”, refiriéndose a las suspensiones a nivel nacional emitidas por jueces de tribunales inferiores.
El mencionado órgano supremo de justicia, está integrado por 9 jueces desde 1869, un juez presidente y 8 asociados. Antes había tenido seis y diez miembros, es el Congreso, la instancia legislativa que decide la cantidad de jueces. En la composición actual 6 son republicanos y 3 demócratas, esta puja entre elefantes y burros, está bien diseñada para inclinar el fiel de la balanza a conveniencia del presidente, por ello, los mandatarios se ocupan durante su estancia casablanquina de sembrar sus fichas para cosechar ese poder omnímodo, que establece la diferencia entre ser y no ser, más allá de la acrisolada imparcialidad que se supone rija en su funcionamiento y la fe pública que debe irradiar.
Durante el cuatrienio republicano de George W. Bush, se instalaron 3 jueces y el leonado durante su primer mandato también respaldó a 3. Mientras Barack Obama y Joseph Biden, instalaron dos y uno en sus respectivos periodos presidenciales. Cuatro son mujeres y cinco hombres. Las causales de salida de la Corte, pueden ser muerte, enfermedad prolongada, incapacidad para ejercer, avanzada edad, vencimiento del mandato y otras. Actualmente el promedio de edad en ese encumbrado ejercicio de justicia es de 69 años y el límite en ejercicio es de 18 años.
El presidente Donald Trump, tuvo la previsión de sembrar en la Corte Suprema y ahora lo sembrado ha dado frutos.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: El País.

