Taconeo en la memoria
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Sus taconeos intensos y vehemencia revolucionaria estremecieron otra vez el entablado de nuestra memoria cuando Silvio le dedicó el concierto en la Plaza de la Revolución. Mientras las metáforas del trovador alzaban vuelo como mariposas nocturnas, abrazadas por la sinfonía maravillosa de los músicos que expandían su alma o aquietaban sus ímpetus, guiándose por la volcánica pasión y el prodigio de la excelencia del maestro Leo Brouwer, Antonio Gades arribó definitivamente a Cuba, al puerto de su vida.
Todo él latía en la noche, como si fuera ese el instante ideal para desembarcar entre nosotros de su pequeño velero Luar, nombre que su compadre Raúl tenía en la guerrilla y era el mismo Raúl, pero pronunciado o escrito a la inversa.
Los versos, la voz de Silvio, ese poeta de ahora y de los tiempos venideros, ese poeta de pacífica profundidad oceánica, amazónicas imágenes y consecuencia cabal —sin mencionarlo—, lo recordaba en su militancia robusta de hombre bueno y de comunista sin rubores en los parajes agrestes de la vieja Europa.
La poesía de Silvio y la música de Leo Brouwer que es como decir música celeste, música de ángeles, esa conjunción exquisita, y el espectáculo grandioso de una orquesta al pie del José Martí de la Plaza, evocaba al danzador de una manera vital, especial, pues a cada acorde recordábamos el ímpetu, el ardor y el delirio de sus movimientos, a los que acompañaba una vida leal, consecuente, de efusivos sentimientos hacia Cuba y su Revolución.
Hace pocos días, Alfonso Sastre publicaba una fotografía “como documento de un tiempo en el que los grandes intelectuales y artistas acudían a las grandes convocatorias por la paz, y de hecho, a favor de la resistencia armada contra el imperialismo”. En la foto aparecen personalidades como Jean Paul Sartre, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias.
Pensándolos, recordé también a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Nicolás Guillén, Paúl Roberson, Rubén Martínez Villena, Tina Modotti, Oscar Niemeyer, Jorge Amado, Miguel Hernández y Pablo Picasso, entre tantos, tantísimos otros geniales artistas, también militantes de la vida y de los cambios sociales como seres de avanzada, de Revolución.
Especialmente recordé a Frida Kahlo de quien hoy se cumplen 71 años de que pasó a ser poesía. Aquella Frida comunista que hizo del arte, el amor y el dolor una misma cosa e irrumpió transgresora y audaz, en el México de su tiempo.
Y de súbito, siento que esa multitud apretada de músicos talentosos, junto a Leo Brouwer y Silvio Rodríguez, pertenecen a la estirpe que acompaña eternamente a las revoluciones y a las ideas más avanzadas en cualquier tiempo terrestre o cósmico.
Tomado de Cubaperiodistas / Imagen de portada: “Antonio Gades”. Ilustración de Isis de Lázaro.

