Ataque a Boca de Samá, un delito de lesa humanidad
José Luis Méndez Méndez
Especial para Resumen Latinoamericano
El lunes 18 de octubre de 1971 el terrorista de origen cubano José Elías de la Torriente Ajuria declaró en un banquete, para recaudar de fondos, en el Club Nacional de Mujeres Republicanas en New York, que en breve comenzaría una guerra total contra Cuba. A este nuevo intento agresivo se le denominó Plan Torriente.
Entre los años 1969 y1971, el citado plan agresivo se organizó de manera acelerada y con vastos recursos. Se sumaron a la agresión la derrotada brigada mercenaria 2506, el titulado Partido Revolucionario Cubano Auténtico y otros grupos extremistas emigración cubana en Estados Unidos. Tres organizaciones terroristas Alpha-66, Abdala y el Movimiento Nacionalista Cubano, no se sumaron a este proyecto, tenían sus propios intereses.
En 1971, las acusaciones de corrupción contra Torriente, por fraudes en las colectas de fondos aumentaron, en particular por el acelerado crecimiento constructivo de un reparto de edificios en Miami, propiedad del gestor Torriente. Esto generó divisiones internas entre los conjurados, debido a la suspicacia de que se desviaban los recursos para fines personales.
Las armas que se utilizarían en la anunciada invasión habían sido compradas en Argentina, donde, en ese año, era asesor de los represores argentinos el criminal de origen cubano y agente de la CIA, Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, participante activo en el asesinato de Ernesto Guevara de la Serna en La Higuera, Bolivia el 9 de octubre de 1967. De Argentina fueron enviadas a Brasil y después a Miami.
El aparato militar llegó a tener más de trescientos hombres. Estos recibían, como mercenarios, su paga a través de la compañía de construcción de la mencionada urbanización de Torriente, que incluso los utilizaba como peones en las obras.
En la colecta de fondos, ante las damas republicanas congregadas para la ocasión Torriente detalló el ataque terrorista perpetrado por sus criminales contra el poblado pesquero cubano de Boca de Samá, en el norte de la provincia de Holguín en el que, según sus estimados de “guerra”, habían causado entre 12 y 15 bajas mortales al Ejército cubano y hecho prisioneros a miembros de la guarnición local. En realidad, las bajas fueron menores, pero lo suficiente para que el pueblo y las autoridades cubanas se sintieran indignados por tan artero asalto.
El anunciado “éxito” militar de la organización criminal había causado 2 muertos y 3 heridos, incluyendo a dos menores, a una de ellas, Nancy Pavón, a quien fue necesario amputarle un pie.
Los terroristas participantes en este crimen fueron identificados posteriormente, entre ellos Juan Cosculluela Iduate, alias Calígula, capitán del buque madre que llevó a las embarcaciones atacantes hasta cerca de la costa cubana; Antonio Iglesias Pons, jefe militar de la operación; Ramón Cala Charbonier, Roberto Carballo Díaz y Ramón Orozco Crespo, todos tenían un largo historial de servicios con la CIA al haber participado en numerosas incursiones contra el territorio cubano, atacado a embarcaciones pesqueras, buques mercantes e infiltrado agentes de esa agencia con fines subversivos. Algunos habían sido mercenarios derrotados en Playa Girón.
Como antecedente, el 14 de septiembre de 1970, un grupo de siete terroristas procedentes de Miami se habían infiltrado por la Caleta de Tío Basilio a siete kilómetros del poblado de Boca de Samá, para incitar a la realización de actos de terror y fomentar al fenecido bandidismo.
Así fueron los hechos. En horas de la noche del 12 de octubre de 1971, un grupo de criminales del citado Plan Torriente, desembarcó sorpresivamente en el humilde caserío de Boca de Samá, en Banes, costa norte de la antigua provincia de Oriente, con el objetivo de cometer un acto terrorista con fines propagandísticos, regresar a su madriguera en la Florida y continuar en la colecta de fondos para la prometida invasión.
En esta ocasión perdieron la vida el combatiente del Departamento de Seguridad del Estado Lidio Rivaflecha Galán y el auxiliar de Tropas Guardafronteras Ramón Arturo Siams Portielles, de 32 y 24 años respectivamente, y resultó herido el sargento Carlos Andrés Escalante Gómez, jefe del puesto fronterizo, cuando se enfrentaron valientemente a los atacantes, que en su huida fueron apoyados desde una lancha con el fuego ametralladoras calibre 50, que causaron terror entre la población que dormía. También fueron heridos el ciudadano Jesús Igarza Osorio y las hermanas Nancy y Ángela Pavón Pavón, de 15 y 13 años.
El atacante Juan Cosculluela, narró así la agresión: «El combate duró desde la medianoche hasta las tres de la mañana. Todos dormían en el pueblo. Desembarcamos y logramos ocupar la capitanía del puerto y un centro laboral. En la operación murió un miliciano y tres civiles fueron heridos, incluyendo dos niñas menores de edad… Este fue su parte de guerra al regresar a Miami, donde ninguno de los atacantes fue molestado, cuando la denuncia cubana conmocionó a la opinión pública nacional e internacional.
Un enorme plan invasor se venía gestando con Torriente al frente, que captaba fondos millonarios de distintas fuentes y pregonaba que la invasión a Cuba estaba en marcha y se realizaría en próximos meses. También sostenía, en su proselitismo, que las autoridades estadounidenses no eran ajenas al proyecto. Se había constituido el pomposo Movimiento Unitario Invasor y el Ejército Libertador Cubano, una suerte de esfuerzo para aunar tendencias y corrientes dentro de la emigración involucradas en el intento de invadir al territorio soberano de Cuba, pero en realidad dirigido a recaudar fondos y apropiárselos. El llamado Ejército Libertador Cubano, en formación, llevaría supuestamente la democracia —versión estadounidense— a Cuba por la fuerza.
Finalmente, el Plan Torriente sólo ejecutó este cobarde ataque contra el poblado pesquero en el oriente cubano. Su cabecilla principal fue asesinado en su casa el viernes 12 de abril de 1974 víctima de sus propios engaños, mientras miraba la televisión en su residencia del exclusivo barrio de Coral Gables en Miami, había sido condenado por “traicionar la fe del exilio”.
El llamado Grupo Cero, se adjudicó el hecho por medio de un comunicado que sostenía limpiaría el “exilio”, de traidores y corruptos. Una cadena de pugnas internas se sucedió entre los grupos rivales y la guerra mafiosa alcanzó a Nueva York, Nueva Jersey y Miami, donde fueron muertos varios cabecillas de grupos terroristas locales. Esa purga interna trataba de heredar los millones recaudados.
El inmoral Torriente, había defraudado la fe del exilio, según declaró en ese momento el terrorista Orlando Bosch Ávila, al apropiarse de los enormes fondos recaudados, los cuales invirtió en construcciones de su propiedad.
El criminal Bosch Ávila sobre este hecho declaró al Miami New Times: «Su asesinato fue una buena lección para la comunidad de exiliados, nadie se le ocurrirá venir con teorías ilusas para robar a la gente». Después el propio terrorista extorsionó a quienes consideraba se habían quedado con los fondos millonarios recaudados por Torriente. Calmadamente urgía a los antiguos seguidores del estafador ultimado a entregar sus fondos.
Sobre este proceder mafioso el periodista Jim Mallin de la revista Time valoró: «Es el viejo estilo gansteril de Chicago, nada nuevo. Si Ud. no paga, él le pone una bomba en su oficina. Bosch es un extorsionador, no un patriota.»
Mientras, Arturo Rodríguez Vives, otro terrorista de esa época, fue más severo al opinar sobre este caso en un acto que se celebró el 14 de abril de 1974 en Union City, Nueva Jersey donde estuvieron presentes varios criminales, pero la figura central era Guillermo Novo Sampoll del Movimiento Nacionalista Cubano, grupo que se había declarado purificador de la emigración cubana y pretendía, por medio del terror, imponerse: «No es hora de llorar la muerte de nadie. Debemos recordar que en la antigüedad los griegos mataban a los traidores».
El 14 de julio de 1999, ante el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de la Habana, en la Demanda del Pueblo de Cuba al gobierno de los Estados Unidos por Daños Humanos, la víctima Nancy Pavón Pavón, declaró:
“Esa noche yo me encontraba durmiendo, cuando sentí un tiroteo. Mi papá era auxiliar de Guardafronteras y fue a presentarse. Le dijo a mi mamá que se iba a la Unidad. Mi mamá empezó a llorar porque había muchachos chiquitos. Él dijo que iba a asomarse a la loma para orientarse.
“No pudo bajar y viró rápido a la casa. Le dijo a mi mamá: Pancha, llama a las muchachitas que parece que es un desembarco.
“Mi hermana Ángela se quedó en la cama, y allí fue herida. Yo me tiré por encima de ella, y cuando me agaché a coger los zapatos y me paré, ella dijo: – Mami, me mataron y yo dije: – A mí también. A ella la bala calibre 50 le hirió la pierna y los dos pies a mí.
“Mi papá dijo: Tengan fuerza, no lloren, que nadie que matan habla.
“Rápido, con el pie desbaratado… el pie lo tenía cortado en pedacitos, el pie derecho y el otro como si me hubieran dado un machetazo.
“Fui para la sala y mi hermana auxilió a mí mamá que estaba dando gritos, estaba en pánico
“Mi papá dijo: Vamos a ver cómo podemos salir de aquí con las muchachitas porque se van a desangrar.
“Yo me quedé abajo de la mesa del comedor aguantándome los dos pies, porque era mucha la sangre que brotaba. Abajo de los tiros tuvimos que salir de la casa.
“Cuando mi papá me sienta en el camino que ya no había peligro, fue a buscar a mi mamá… Me paré y salí corriendo y mi hermana detrás de mí. Le dije a la vecina: “Nos han matado a mí y a mi hermana.
Pasaron largos años de sufrimiento, dolor y esperanza cuando Nancy Pavón tenía 28 años la internaron en el hospital ortopédico Frank País, en La Habana. Le realizaron seis operaciones reconstructivas e injertos. Estuvo meses ingresada hasta que le empezaron a colocar prótesis y logró caminar, pero no terminó su calvario. Después tuvo que ser tratada nuevamente como resultado de las secuelas físicas y las psicológicas imborrables.
Nancy rememora: “Yo había cumplido 15 años, y el anhelo mío cuando hacía comedias en la escuela, era que llegara el día de usar tacones. Nunca pude hacerlo, por esos desgraciados que me ‘chivaron’ mi juventud. Y por eso estoy aquí, para demandar y apoyar todo lo que sea contra ellos. Nunca he sido feliz en mi vida…”.
Estos son ejemplos de los cientos de agresiones terroristas que el pueblo cubano ha sufrido a lo largo de más de seis décadas por grupos que todavía hoy se asientan en territorio estadounidense y actúan con total impunidad.
12 de octubre de 2025
Foto: Tomada de Medium

