El narcotráfico y la conjura de las ejecuciones extrajudiciales (II)
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial
Resumen Latinoamericano
Con el eufemístico título de operaciones de eliminación de blancos de alto valor, se hacen revisiones de estas operaciones en contrainsurgencia a nivel mundial los análisis sugieren una gama de efectos potenciales positivos y negativos sobre dinámicas de conflictos. Variables diversas, tales como grupo insurgente, características y capacidades de gobierno, hacen predecir que las consecuencias de las operaciones descritas son difíciles.
Efectos potenciales positivos de las operaciones, incluyen erosionar la efectividad de los insurgentes, debilitación de la voluntad de los mismos, reducir el nivel de apoyo a los insurgentes, fragmentar o dividir al grupo insurgente, alterar la estrategia u organización insurgente en formas tales que favorezca al gobierno y fortalecer la moral y apoyo del gobierno.
Sus efectos potenciales negativos, incluyen incrementar el apoyo a los insurgentes, causar que el gobierno se descuide de otros aspectos de su estrategia contra insurgencia, provocar que los insurgentes alteren su estrategia u organización en formas que los favorezcan, fortalecer el apoyo popular a un grupo armado, radicalizar a los dirigentes restantes de un grupo insurgente, y crear un vacío en el cual puedan entrar más grupos radicales.
Las operaciones, pueden, al erosionar las “reglas del juego” entre el gobierno y los insurgentes, escalar el nivel de violencia en un conflicto, lo cual puede o no ser de interés del gobierno.
Por ello, la ciencia estadounidense puesta al servicio del crimen organizado, no porque participe la mafia clásica, sino porque es parte de su gestión estatal, considera la definición de blancos de alto valor como operaciones contra individuos o redes específicas cuya eliminación o marginación debería degradar de forma desproporcionada la efectividad de un grupo insurgente, es la descripción aceptada. El criterio para designar blancos de alto valor variará acorde a factores tales como las capacidades del llamado grupo insurgente, estructura y dinámicas de dirigencia, así como el resultado esperado por el gobierno. En el caso de Venezuela, el diseño podría tener como hipótesis, que eliminado el líder supremo y sus principales seguidores permitiría cambiar la conducción política y el derrocamiento de la Revolución en el poder, de manera cruenta, sin inversión militar a gran escala.
Para que no le quede dudas al lector más exceptivo de lo leído hasta aquí le damos fe que esta evaluación fue preparada por la Oficina de Asuntos Transnacionales. Al final se precisa: Comentarios y solicitudes son bienvenidos y pueden dirigirse al Grupo de Conflicto, Gobernabilidad y Sociedad, OTI, en el (703) 874-5140, 93-78867 seguro, o SIPRNet email: carneyw@jdiss.cia.sgov.gov. (U)
Estas operaciones pueden causar un daño mayor al que un grupo pueda asimilar cuando los golpes superan la capacidad del grupo para reemplazar su dirigencia o cuando los mismos provocan la pérdida de vidas de individuos con especializaciones críticas tales como finanzas y logística, quienes conforman una parte finita en cualquier insurgencia, según nuestro análisis.
Se inserta como ejemplo de efectividad que en Colombia, donde operaciones binacionales con Estados Unidos han provocado golpes exitosos contra los principales dirigentes insurgentes en el año 2008, además de los ataques previos contra dirigentes de segundo y tercer nivel así como especialistas en logística y finanzas, erosionó sustancialmente a las capacidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) según un informe clandestino de la Policía Nacional de Colombia y de la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá. Estas operaciones han violado los territorios soberanos de Ecuador y Venezuela.
Es referencia la experiencia de la CIA, con su servidor Usama bin Ladin, debido a las medidas para evitar la detección, incluyendo su dependencia de tecnología de comunicaciones de bajo nivel, su oposición a reunirse con subordinados y su determinación de dirigir a distancia sin contactos frecuentes, afectaron su capacidad para mandar su organización.
Hasta que se decidió “eliminarlo” en una operación cargada de dudas y secuelas sospechosas, como la desaparición continúa de los comandos que participaron en ella, que ha dejado una estela de sospechas que se disiparan cuando se desclasifiquen documentos hasta ahora secretos. Se han escrito libros por sus actores directos dando una versión diferente de los acontecimientos, mentiras a medias, verdades mutiladas adornan a esta eliminación de alto rango.
La CIA estima, que la pérdida de dirigentes puede erosionar la moral a todos los niveles de la insurgencia y reforzar el costo y los riesgos de participación, especialmente cuando no hay un plan claro de sucesión.
Esta agencia toma como ejemplo de éxito, la muerte, en marzo del año 2008, del miembro del Secretariado de las FARC de Colombia, Raúl Reyes, debido a que dañó seriamente la disciplina y moral de la organización aun hasta en su dirigencia, según un comentario de terreno de la CIA. Este es un ejemplo del empleo múltiple de este tipo de operativo, además de la eliminación física de insurgente, los daños colaterales que produjo, la violación del territorio soberano de Ecuador, se empleó además para sembrar en las computadoras ocupadas en el lugar del hecho informaciones falsas, que condujeron a efectos ulteriores.
Como efectos de la medida, a una semana de la muerte de Reyes, el miembro del Secretariado Iván Ríos fue muerto por un escolta, y en mayo del año 2008, un veterano comandante e ideólogo de las FARC se rindió.
Después fueron eliminados selectivamente jefes militares de las FARC, que se opusieron a los acuerdos de paz o que una vez comprobado que el gobierno colombiano de turno no los honraría, pasaron a la disidencia armada, casos notorios de asesinatos por encargo se registran en el 2021 y 2022, además del exterminio sistemático de miembros de esa fuerza insurgente durante los años posteriores a la firma, en masacres en diferentes regiones colombianas, que aún perduran como estilo contrainsurgente.
El apoyo público al gobierno colombiano se fue consolidando después de la muerte de Raúl Reyes, con la aprobación del presidente Álvaro Uribe creciendo de 70% al 84%, según un comentario de terreno de la CIA. Fue un subproducto de las acciones punitivas unipersonales.
Es evidente, que Estados Unidos, ha empleado y refinado su programa de eliminación de adversarios políticos, no solo hacerlo, sino medir las consecuencias de sus acciones y efectos. La ciencia al servicio del crimen oficial de Estado.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto: RTVE

