Internacionales

¿Debacle de la operación contra Venezuela?

Por Francisco Delgado Rodríguez.

El conocido pensador de la era prusiana, Carl von Clausewits, dejó para la posteridad un concepto icónico sobre la guerra, afirmando que esta no era más que una continuación de la política, por otros medios. En otras palabras, una política interna fracturada, dificulta y pone en serio riesgo los más acabados planes bélicos.

Más o menos, con sus matices esto es lo que está sucediendo por estas horas en Washington. Y justamente eso genera la percepción de que los propósitos de Mr. Rubio, de recibir las navidades con una Venezuela a sus pies, parecen desvanecerse al paso de las horas, de los minutos más bien.

Claro, no se puede cantar victoria todavía. Nadie sensatamente podría negar los tremendos peligros que sigue enfrentando la nación venezolana. Es sabido, que cuando las papas queman en la doméstica, los gobiernos estadounidenses suelen generar sus cortinas de humo, con alguna “hazaña” en el exterior. 

En ese sentido, también los altos costos financieros, unos 60 millones de usd/día, presionan para que hagan algo en tierra venezolana  que los justifique; puede ser al menos un golpe táctico, bombardear algo, asesinar a alguien, que si bien no lograría la máxima de “cambiar el régimen”, le lavaría la imagen al Pentágono y al Jefe Trump; se hizo lo que se pudo, dirían entre dientes, sin reconocer el fiasco monumental.

Pero, a diferencia de semanas atrás, hoy se puede apreciar fácilmente que la situación interna se ha complicado apresuradamente, a propósito de la reflexión del mencionado Carl von Clausewits.

En primer lugar el extraordinario y creciente rechazo al “rey” Trump, según el sentir de unos 7 millones de manifestantes, movilizados en 2700 ciudades, en los 50 estados, prácticamente toda la geografía estadounidense. Se afirma que es la movilización cívica más masiva de la historia del país. 

Como colofón, previo a este convincente episodio, una encuesta de la reconocida encuestadora AP/NORC, integrada por la agencia de prensa homónima y la NORC, de la Universidad de Chicago, muestra que Trump concita por estos días apenas un 37% de apoyo, contra un 61  de rechazo. 

Pero veamos cómo está el ambiente en el palacio del poder. En el Congreso crece el malestar de legisladores, demócratas y también republicanos, que abiertamente rechazan una aventura contra Venezuela, o exigen la aprobación previa del Congreso. 

Algunos senadores, airados con razón, piden que se muestren pruebas que vinculen a los tripulantes de las lanchas hundidas con el narcotráfico, al menos que den algún nombre de los asesinados, e insisten en las tremendas violaciones que la administración está cometiendo, que se limita a responder con un silencio ensordecedor.

Sin embargo, el principal argumento para poner en tela de juicio el ataque contra los venezolanos, lo aporta una mirada al alto mando militar, los que hacen el trabajo sucio y ponen los muertos.

La mejor prueba de lo anterior: la salida del almirante Alvin Holsey, Jefe del Comando Sur, a un año de asumir el cargo, mucho antes de cumplir los 4 reglamentarios. Significa que se va el principal jefe del operativo en el Caribe, con quien se debatió el asunto y a quien se le pidió criterios “técnicos” de como atacar a Caracas. 

Este hecho, presentado como una renuncia, tiene especial connotación aunque Holsey sea otro de los altos oficiales que se retiran o mejor dicho retiran, en el actual gobierno. Al respecto, recordar la nefasta reunión con los generales del 30 de septiembre pasado, donde con sus palabras, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, dejó entrever que no quiere ni mujeres ni negros en los altos mandos.

Y ¿por qué renuncia Holsey?. La respuesta es aún más concluyente. El almirante no está de acuerdo con este tipo de operativos, consistentes en asesinar pescadores y tripulantes de supuestas narco lanchas. 

Para colmo,  acribillaron con misiles a unos humildes pescadores de Trinidad and Tobago, curiosamente ciudadanos de un país cuyo gobierno ha mostrado su disposición a ayudar a los invasores. 

Alrededor de la estampida del almirante proliferan las especulaciones, que también contribuyen al desconcierto interno. Algunos “expertos” aseguran incluso que Holsey no estaba al mando de las operaciones contra las narco lanchas, sino que son realizadas por “fuerzas de operaciones especiales”, desenganchadas del Comando Sur; increíble. Como sea, lo que no pueden negar es que el grupo expedicionario enfrenta una tormenta en su cadena de mando y no precisamente climática.

En este contexto, se suma una brecha en el terreno mediático. Todos los periodistas acreditados en el Pentágono,  en protesta con reglas arbitrarias impuestas por Hegseth, decidieron abandonar la sala de prensa de esta secretaria de la guerra, un hecho inédito e inesperado. Y sin periodistas, el reality show de la guerra, también corre el riesgo de desarticularse.

A lo anterior se añade la confesión del Jefe Trump, que ha ordenado a la CIA nada más y nada menos que implemente operaciones encubiertas en territorio venezolano. Este  tipo de acciones desde luego que no son una novedad, se sabe que la revolución bolivariana siempre ha tenido que enfrentarlas. Lo inverosímil ahora es que a ningún jefe de estado se le había ocurrido hacer público semejantes planes. Ningún mandatario, ni de EEUU ni del resto del mundo.

Esta última prueba de incontinencia verbal de Trump, resulta un error colosal porque pone en riesgo a sus agentes encubiertos, ahora descubiertos. Pretende meter miedo, amenazar pero con algo que ya se sabe, y para lo que los chavistas han dado pruebas fehacientes de saber cómo enfrentarlo exitosamente. 

Y la parálisis del gobierno federal, pica y se extiende, acercándose al record histórico de 35 días, durante el primer mandato de Trump. Se calcula que solo en una semana el costo asciende a unos 7 mil millones de usd, con obvias  consecuencias socio económicas y políticas, afectando a  millones de personas. Mientras, demócratas y republicanos se reparten culpas, en medio del arranque de la campaña electoral, con cierre en noviembre del 2026.

Así las cosas, Trump enfrenta una tormenta perfecta. Desajustes imprevistos en el alto mando militar, para peor la salida del encargado de conducir la agresión a Venezuela, problemas financieros por el cierre del gobierno, ausencia de consenso en las altas esferas de la política y en especial en la bajas esferas, en las masas que repudian la instalación de un nuevo reinado 2.0, es decir contra un gobierno que practica la arbitrariedad presidencial sin cortapisas, acompañada de la más absoluta mediocridad de sus secretarios o ministros.

Por su parte el frente internacional anti venezolano acusa su propia debacle. Aislar a la revolución bolivariana ha sido una obsesión de las administraciones estadounidenses y con Mr. Rubio, instalaron la narrativa de que los bolivarianos no solo violan los derechos humanos, sino que además son narcotraficantes e incluso narcoterroristas. Y el argumento central: son por tanto una amenaza para la seguridad de EEUU.

Pero la combinación de hundir embarcaciones en composición de asesinato extra judicial en aguas internacionales, y la incapacidad de mostrar una sola prueba de las acusaciones vertidas, han puesto en crisis toda la película de Mr. Rubio quien frente a los micrófonos, desprecia a la ONU y recuerda que buscan la paz mediante la fuerza.

El absurdo termina por movilizar en el mundo a los que tienen algún nivel de dignidad y sobre todo coraje, para llevarle la contraria al gobierno estadounidense. 

Así se acumulan declaraciones de  rechazo a cualquier zarpazo bélico contra Venezuela desde el ALBA-TCP, del Movimiento No Alineado, de la CELAC, o de los países del BRIC con relevante protagonismo de Rusia y China. 

También resuenan por los argumentos y valentía las expresiones de mandatarios como los de Brasil, México y con especial énfasis la actitud meridiana de Petro, quien ya se granjeó el despreció verbal del mandatario estadounidense, que apeló a su arsenal de amenazas, calumnias y sanciones para hacerlo callar. 

En paralelo, aquellos gobiernos en Nuestra América, más inclinados a sustentar los argumentos del Departamento de Estado, enfrentan sus propias crisis políticas paralizantes, de incierto desenlace.

De especial importancia se produce la reunión de Jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe (CARICOM) donde aprueban reafirmar el principio de mantener la Región del Caribe como zona de paz.  También, muy subjetivo, está el silencio de la Unión Europea, con una conocida trayectoria cuestionando a los bolivarianos, todo lo cual sugiere que en este asunto quien transita hacia el aislamiento es Mr. Rubio y su gobierno.

Los barcos y aviones invasores, que salieron de sus bases en el caluroso mes de agosto quizás se devuelvan, mientras los expedicionarios claman por salarios atrasados y sus altos oficiales, probablemente se avergüencen por ordenar el aniquilamiento de personas indefensas. 

En este último asunto hay que insistir una y otra vez, sin cansancio, apelando al decoro que queda en la humanidad.

Tomado de CubaSí.

Un comentario en «¿Debacle de la operación contra Venezuela?»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *