Cuba

Vidas salvadas, el algoritmo de la Medicina cubana

La campaña de descrédito contra los colaboradores de la Isla en el exterior, forma parte de las agresiones de Washington a la nación antillana  

Por Laura Mercedes Giráldez.

Los acólitos anticubanos han usado –se sabe– las redes sociales como espacio en el que, sobre la labor de la colaboración médica de la Isla en el exterior, se muestra una perspectiva sesgada por el odio y la manipulación.  

Distorsionando la percepción internacional sobre los más de 600 000 profesionales de la Salud de la Mayor de las Antillas –incluidos médicos, enfermeras, técnicos y auxiliares– que han cumplido misiones en 165 países, un informe de la Fundación 4Métrica señala que el Gobierno cubano manipula la opinión pública sobre la cooperación que, en ese ámbito, lleva a cabo el país caribeño en el mundo.

Al respecto, el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, aseveró en X que esa «campaña de descrédito (…) forma parte de las actuales medidas del Gobierno de EE. UU. contra Cuba y de la guerra cognitiva que desarrollan contra nosotros».

El Jefe de la Diplomacia alude a un artículo recientemente publicado por el Observatorio de Medios de Cubadebate, en el que se analiza «la seudoinvestigación», que reduce la conversación mundial sobre el tema a 1 644 mensajes en español, durante diez años, y se presenta, dice el texto, «como si fuera un termómetro universal».

«El doble rasero es evidente: cuando el Estado cubano comunica, es manipulación; cuando lo hacen gobiernos occidentales, fundaciones privadas o grupos financiados por el Gobierno estadounidense, es “sociedad civil”. Cuando miles de personas comparten contenidos favorables a Cuba, son “tropas digitales”; cuando se articulan campañas contra el país, son “activistas por la libertad”», insiste el Canciller.

Lo cierto es que el Gobierno que ha decidido salir de la Organización Mundial de la Salud y abandonar el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, ha acosado sistemáticamente a los cooperantes cubanos, e incluso, a los Estados que mantienen ese vínculo con la Isla. Los hipócritas –en buen cubano– «tienen la cara dura».   

El reconocimiento internacional a nuestros colaboradores no se hace, de ningún modo, bajo presión. Ni el agradecimiento sincero de un abrazo, de la mirada feliz de unos ojos que por primera vez pueden apreciar los colores y formas, ni los millones de pacientes operados son impuestos. Nacen, más bien, de los seres humanos más humildes y en las zonas más recónditas de la geografía universal.

Ese reconocimiento no se mide con algoritmos digitales, sino contando vidas salvadas. 

Tomado de Granma.

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