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Medio Oriente cierra 2025 entre guerras y promesas incumplidas

A pesar del intento de Estados Unidos por legitimar internacionalmente el plan del presidente Donald Trump para Gaza, el 2025 expuso con claridad la orientación estratégica de la Casa Blanca basada en la imposición de la llamada “paz por la fuerza”.

El verdadero objetivo del proyecto de resolución presentado ante el Consejo de Seguridad de la ONU en noviembre no fue fortalecer las instituciones multilaterales ni gestionar de forma equilibrada el conflicto en la Franja de Gaza, sino obtener reconocimiento internacional, en particular de potencias como Rusia y China, a la legitimidad del papel activo de Washington en Medio Oriente.

En paralelo, los planes de la alianza estadounidense-israelí continuaron orientados a excluir a Irán de todos los escenarios regionales, desarmar a los frentes de Resistencia y avanzar en la normalización árabe e islámica con la entidad sionista.

Gaza: resistencia frente al genocidio y un alto al fuego fraudulento

Ante los fracasos del ejército de ocupación en el campo de batalla, Estados Unidos tuvo que rescatar a Israel en Gaza mediante un alto al fuego que, lejos de frenar la violencia, permitió la continuación de asesinatos y el bloqueo de ayuda humanitaria.

La propuesta presentada por Trump en la ciudad de Sharm El-Sheikh, respaldada por Egipto Qatar, fue anunciada como una oportunidad para la esperanza regional, sin embargo, los hechos posteriores evidenciaron que el cese de hostilidades buscó ensayar nuevas estrategias para desmantelar la Resistencia palestina y otorgar a Israel una pausa operativa.

El gobierno de Benjamín Netanyahu ignoró los llamados internacionales, bloqueó la segunda fase del acuerdo y obstaculizó la liberación de prisioneros y la apertura de cruces.

Más de 800 violaciones, de 411 civiles asesinados y la destrucción de más de 1.500 edificios confirmaron el exterminio continuo en Gaza.

La guerra de los 12 días y la firmeza de Irán

A mediados de junio, Israel y Estados Unidos lanzaron una agresión directa contra Irán, que incluyó asesinatos selectivos, bombardeos a instalaciones nucleares y la participación activa de Washington en ataques a centros del programa pacífico iraní.

En respuesta, Teherán ejecutó la operación Promesa Veraz 3, alcanzando objetivos estratégicos en los territorios ocupados y golpeando la mayor base estadounidense en la región, ubicada en Qatar.

La capacidad misilística iraní obligó a Washington y Tel Aviv a solicitar un alto al fuego en apenas 12 días.

El desenlace demostró la cohesión interna de la República Islámica y la unidad del pueblo con sus instituciones.

Pese a la complicidad de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), los intentos de la troika europea, Alemania, Francia y Reino Unido, por reimponer sanciones, e incluso las medidas coercitivas de la administración Trump, Irán capitalizó su alineamiento con actores euroasiáticos para disipar cualquier percepción de aislamiento.

En un mensaje a la reunión anual de la Unión de Asociaciones de Estudiantes Islámicos en Europa, el Líder Supremo de la República Islámica, Ali Khamenei, enfatizó que la principal razón de la agitación de las potencias opresoras no es la cuestión nuclear, sino el alzamiento de la bandera contra la dominación del sistema hegemónico global y la búsqueda por parte de Irán de un orden nacional e internacional justo.

Líbano: presión contra Hezbolá y escalada regional

Un año después del acuerdo de cese al fuego, Israel continuó violando la soberanía libanesa con bombardeos, asesinatos y la ocupación de cinco puntos en el sur del país.

La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas, presentes en el sur del país desde 1978, confirmaron más de 10.000 infracciones por aire, mar y tierra.

La elección del presidente Joseph Aoun y el nombramiento del primer ministro Nawaf Salam reconfiguraron el escenario interno, alineando a sectores de la derecha con los planes estadounidenses.

En este contexto, el líder de la Resistencia, Naim Qassem, rechazó la injerencia externa y advirtió que la agresión israelí responde al proyecto colonial del llamado “Gran Israel”.

Siria: la consolidación de un proyecto imperialista

A un año de la llegada de Ahmed al-Shara (Al-Golani) al poder, Siria mostró un escenario de fragmentación, autoritarismo y violencia sectaria.

La narrativa impulsada de que el gobierno de Al-Sharaa es el camino necesario hacia la estabilidad no es más que un discurso de subversión separatista y excluyente, y en este tiempo presentó a las comunidades minoritarias como disidencia.

El jefe de facto intentó aprovechar la legitimidad otorgada por Estados UnidosOccidente y algunos gobiernos árabes para consilidar un sistema totalitario que rechazó los reclamos de descentralización, pluralismo y participación democrática.

Las masacres de civiles alauitas en la región costera y los hechos en Sweida expusieron la fragilidad del proyecto; mientras, Israel amplió su ocupación en el sur y las Fuerzas Democráticas Sirias rechazaron el desarme.

Yemen: bastión activo de la resistencia regional

Durante 2025, las Fuerzas Armadas de Yemen mantuvieron operaciones de apoyo a Palestina, bloqueando parcialmente rutas estratégicas como Bab al-Mandab y el golfo de Adén, pese a la presión militar occidental.

El líder de Ansar Allah, Abdul-Malik al-Houthi, denunció que el objetivo real del rediseño regional es imponer el proyecto del “Gran Israel” y someter a los pueblos de Medio Oriente a una agenda colonial.

Al-Houthi sostuvo que el enemigo israelí con la asociación estadounidense y el apoyo occidental continúa y persiste en sus crímenes en Palestina y Líbano y en los ataques a Siria.

La referencia yemenita condenó la persistencia del enemigo israelí en sus crímenes, agresiones y odio, desde la matanza, la destrucción, el secuestro y todos los medios delictivos y formas de conspiración, y alertó que se prepara para una mayor escalada, amenazando con ello.

Iraq: elecciones y equilibrio en un escenario complejo

El 11 de noviembre, Iraq celebró elecciones parlamentarias con una participación superior a procesos anteriores, pese al boicot del movimiento sadrista liderado por Muqtada al-Sadr.

Los comicios determinarán la composición del Consejo de Representantes, integrado por 329 miembros, proceso que se lleva a cabo regularmente desde 2005.

Según la Constitución iraquí, el presidente, una vez elegido por el Parlamento, designa al candidato del bloque mayoritario para formar gobierno.

El país enfrenta desafíos clave: relaciones con Estados Unidos, futuro de las Fuerzas de Movilización Popular, vínculos con Irán y estabilidad económica, apostando por el diálogo y el equilibrio regional.

Al cierre de 2025, la paz en Medio Oriente sigue siendo una promesa incumplida. Para los pueblos de la región, aceptar el proyecto del “Gran Israel” implica subyugarse a una agenda colonial que perpetúa crímenes en Palestina, Líbano y Siria, con respaldo estadounidense y occidental.

Tomado de Alma Plus TV

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