De Eisenhower a Trump: seis décadas de una política hostil e inalterable
Por Raúl Antonio Capote
Corrían los primeros meses de la Revolución y, la joven dirección política del país, se daba a la tarea de organizar el gobierno, asegurar la defensa ante la reacción contrarrevolucionaria y dar cumplimiento al programa del Moncada.
En julio de 1960, el Senado estadounidense aprobó la «Ley Puñal», preludio de una escalada, que autorizaba al presidente a recortar la cuota azucarera cubana.
El 17 de marzo de ese mismo año, el presidente Dwight D. Eisenhower aprobó un programa subversivo de la CIA contra la Isla. Poco después, el memorando del subsecretario de Estado Lester D. Mallory se convertiría en el alma de la «guerra sucia».
Así las cosas, en febrero de 1962, el presidente John F. Kennedy firmó la Orden Ejecutiva que dio inicio al bloqueo económico, financiero y comercial, pero las agresiones no se limitaron a lo económico. La fallida invasión de Bahía de Cochinos (1961), la Operación Mangosta y una prolongada campaña de terrorismo y sabotaje marcaron la historia.
La Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana (1977-2015), creada para mejorar los contactos entre los dos países, fungió como apoyo y cuartel general de grupos contrarrevolucionarios, rol heredado por la embajada yanqui en el 2015
El breve «deshielo» táctico durante la administración Obama, que incluyó el restablecimiento de relaciones en 2014, no alteró la esencia de la política de Washington.
Cuba fue incluida por primera vez, en la lista del Departamento de Estado, durante la administración del presidente Ronald Reagan en 1982, donde permaneció hasta el año 2015, cuando el Gobierno de Barack Obama retiró a la Mayor de las Antillas del unilateral listado.
La llegada de Donald Trump (2017-2021) recrudeció la hostilidad con más de 240 medidas de presión máxima. Cuba fue reinstalada de manera arbitraria en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo en enero de 2021.
Mientras la administración de Joe Biden mantuvo, con leves modificaciones el núcleo de la estrategia. Sin embargo, el retorno de Trump a la Casa Blanca (2025) significó una intensificación de la política agresiva, articulada públicamente por figuras como el senador Marco Rubio.
La historia demuestra que el bloqueo define la naturaleza de la política de EE.UU. hacia Cuba, trascendiendo administraciones demócratas o republicanas. Ha sido una guerra económica, política y cultural quirúrgica y persistente, con el objetivo permanente de generar ingobernabilidad y un cambio de régimen en la Isla.
Foto: Tomada de The Washington Post

