Cuba

El Huracán Melissa que no pudo bloquear a Cuba, acabará desnudando a Mazón

Por David Rodríguez Fernández

Cubainformación

El 29 de octubre de 2025 confluyeron tres acontecimientos que podrían ser parte de la misma noticia, a pesar de estar separados por miles de kilómetros. Mientras en la ONU se votaba por 33ª vez consecutiva la Resolución cubana contra el bloqueo económico de EEUU a la isla, el huracán más devastador que ha pasado por el Caribe, Melissa, hacia su entrada en el oriente cubano, al tiempo que en València se cumplía el primer aniversario de la DANA. Ante este escenario interrelacionado, la primera pregunta que nos surge es evidente, ¿cómo es posible que Cuba, un país bloqueado por la mayor potencia militar y económica del mundo a través de un paquete de medidas coercitivas (e ilegales) que afecta a toda la economía cubana, que provoca una crisis que afecta fuertemente a la vida diaria de todo el pueblo, sea capaz de preservar la vida ante el paso de un fenómeno tan devastador como es un huracán que ha dejado al menos 49 personas muertas a su paso por el Caribe (a fecha de 30 de octubre a 7h am), con cuarenta fallecidos en Haití, cuatro en Jamaica y en Panamá y uno en República Dominicana? La segunda serie de preguntas es también evidente, ¿por qué en el País Valencià murieron 229 personas tras el paso de la DANA hace un año? ¿Se pudieron evitar? ¿Quiénes fueron responsables de las decisiones que se tomaron? ¿Se están tomando como sociedad medidas en base a las lecciones aprendidas? Y la tercera batería de preguntas debería ser para encontrar respuesta al papel sobre la utilidad de las Naciones Unidas si no pueden obligar a un estado criminal a poner fin al delito y compensar a sus víctimas, aunque la Comunidad Internacional de manera abrumadora y la Justicia de los pueblos condene al autor del crimen más prolongado de la historia contemporánea hacia todo un pueblo, el bloqueo de EEUU a Cuba.

Cuba: “Nuestro triunfo es la vida”

Las palabras del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel tras el paso del huracán Melissa son la constatación de una filosofía de estado: “Todo es resultado de la preparación, la disciplina, la solidaridad, la unidad y la voluntad de un pueblo en Revolución, de poner la vida humana por delante de todas las prioridades”. En un contexto de desafíos extremos, agravados por lo que Díaz-Canel denominó «otro brutal huracán que ya dura más de 60 años», haciendo referencia al genocida bloqueo económico de EEUU que ese mismo día se condenó contundentemente en la ONU por 165 países, la isla demostró una vez más la eficacia de su Sistema de Defensa Civil.

Los datos en Cuba son elocuentes. En Granma, más de 126.000 personas fueron evacuadas; en Holguín, más de 275.000; en Guantánamo, se protegió al 34% de la población. Estas cifras masivas no son producto del azar, sino de una meticulosa cultura de la prevención, cimentada en ejercicios anuales como el «Meteoro» y en un sistema de alerta temprana que la población conoce y en el que confía. Aunque los daños materiales son cuantiosos e inevitables en su mayoría (viviendas con techos destruidos, comunidades incomunicadas, afectaciones severas en la agricultura y la infraestructura), el balance en vidas humanas es incontestable: cero fallecidos, cero desaparecidos.

La Defensa Civil no evita el desastre material, pero sí evita la catástrofe humana, y la prioridad absoluta para Cuba es, y siempre ha sido, la protección de la vida. Han sido centenares de miles de personas evacuadas, preservado los recursos, el ejército y las organizaciones de masas trabajando codo con codo con los principales dirigentes metidos en el barro, dando ejemplo como hace siempre la Cuba de Fidel. Este sistema, lejos de ser un mero protocolo teórico de emergencia, es un entramado orgánico que impregna toda la sociedad a través de todas las organizaciones políticas, de masas y sociales, convirtiéndose en una “red social” efectiva porque no se cae cuando falla Internet.

Valencia: El Coste Humano de la negligencia neoliberal

En el “mapa” de los desastres naturales condicionados por la creciente crisis climática, la geografía no es el único factor que determina la tragedia. Más bien, la verdadera línea que separa la vida de la muerte está marcada por decisiones políticas en materia de prevención, protección a la clase trabajadora, diseño urbanístico, capacidad de comunicación y movilización de la protección civil, una muestra de la solidez y credibilidad de las instituciones.

Mientras el oriente de Cuba ya se está levantando con escasos recursos de los embates del feroz huracán Melissa, apoyada por la solidaridad de todo el país y de otros estado y organizaciones amigas, en el País Valencià aún se llora a los 229 fallecidos tras la DANA del 29 de octubre de 2024, en un duelo teñido de rabia e indignación contra la figura del máximo responsable, el president Carlos Mazón, quien sigue en el cargo tras un año tratando de huir de lo inevitable.

Pero el problema de fondo no es solo de gestión o de personas dirigentes más o menos capaces, sino que es de modelo. La DANA del 29 de octubre de 2024 no fue solo un fenómeno meteorológico extremo; fue la punta de lanza que destapó la degradación de un modelo de gestión neoliberal que había vaciado las administraciones públicas de recursos y competencias. Mientras en Cuba se evacuaba de forma preventiva, en Valencia las alertas fueron insuficientes, tardías o, en muchos casos, inexistentes. La crónica de lo sucedido es un relato de descoordinación, incompetencia y abandono: empresas presionando a sus trabajadores para acudir a sus puestos a riesgo de sus vidas; declaraciones insensibles de responsables políticos; un sistema de protección civil débil o descoordinado; una lenta y burocrática respuesta durante y después de la catástrofe… El resultado fue desgarrador: 229 vidas arrancadas, miles de familias destrozadas y una población sumida en la impotencia y la rabia ante la evidencia de que sus instituciones habían fallado. La gestión negligente de Mazón, ahora cuestionada no solo política sino también judicialmente, se erige como el ejemplo más lamentable del rey desnudo, quien se pasea exhibiéndose ajeno al dolor de las familias y a la irresponsabilidad política.

Solidaridad frente al abandono

En Valencia, ante el vacío de poder, la solidaridad brotó, como siempre, desde abajo. Fue el “huracán de solidaridad” del pueblo valenciano, autoorganizado, el que acudió a rescatar vecinos, repartir alimentos y limpiar el lodo mientras las administraciones llegaban a cuentagotas o de manera descoordinada. La consigna de que solo el pueblo organizado salva al pueblo abandonado se convirtió en ejemplo militante de solidaridad mientras se desnudaban las vergüenzas del rey.

Lecciones que el Mundo No Debe Ignorar

El paso del huracán Melissa por Cuba y la tragedia de la DANA en Valencia dejan una lección incontestable: frente a la furia de la naturaleza, la única barrera efectiva es la organización, la prevención y un Estado fuerte que ponga la vida en el centro. Cuba, a pesar de sus limitaciones económicas agravadas por un bloqueo asfixiante, lo demuestra con hechos. Su Defensa Civil es un modelo estudiado y elogiado a nivel global porque funciona. Valencia, por el contrario, es el trágico resultado de décadas de políticas que debilitan lo público, que privatizan los beneficios y socializan las pérdidas y los riesgos. Es el modelo neoliberal mostrando su rostro más criminal ante una emergencia climática que, lejos de amainar, se intensificará por la crisis climática acelerada por el sistema capitalista depredador.

No se trata de mostrar una Cuba perfecta, entre otras cosas porque Cuba es la que puede ser y no la que quiere ser. Un país socialista, con tantos desafíos en la actualidad bajo un bloqueo recrudecido, que logra proteger a su pueblo de los huracanes mejor que una de las regiones “ricas” de Europa, debería ser objeto de estudio. El aniversario de la DANA en Valencia, marcado por la gestión negligente de Mazón, debe servir no solo para depurar responsabilidades, sino para mirar hacia la isla rebelde y aprender la lección más importante: solo un pueblo organizado y un estado comprometido con su gente pueden convertir un desastre natural en un triunfo de la vida.

Y mientras tanto, denunciar y luchar para que EEUU elimine el genocida bloqueo económico, comercial y financiero. Cuba debe poder desarrollarse libremente sin injerencias. Tal vez ese sea el motivo principal por el que el imperio decadente nos quiera privar de ver cómo Cuba se desarrolla con sus propias fuerzas. Hace un año, tras la DANA en València, reflexionaba sobre el poco interés que Occidente tiene para que se conozca el ejemplo de la Cuba solidaria, todo un referente en la lucha contra las catástrofes, con una política transversal y de Estado, asumida como una tarea en defensa de una vida digna para el pueblo cubano. Vuelvo ahora a reflexionar sobre cuántas muertes se hubieran podido evitar con la presencia de especialistas cubanos en materia de prevención y atención ante catástrofes, por ejemplo, en el enfrentamiento de la COVID19 en 2020 y posteriormente con la DANA.

Fueron la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí y el Partit Comunista del País Valencià quienes invitaron en marzo del año pasado, a tan solo unos meses de la DANA con los efectos visibles aun en muchos municipios, a representantes de la Defensa Civil Cubana quienes visitaron zonas afectadas, se reunieron con responsables políticos y organizaciones que trabajaban sobre el terreno en la reconstrucción. Fueron unas jornadas muy enriquecedoras para ambas partes que nos hicieron reflexionar y aprender sobre las causas, las consecuencias y sobre cómo avanzar en la prevención del riesgo y no en la gestión del desastre. Su visita se extendió a Madrid y Andalucía para ampliar el programa en otras zonas afectadas de la mano de organizaciones hermanas.

¿Hasta cuándo se nos va a privar en Occidente de la experiencia cubana que beneficia a toda la Humanidad? ¿Por qué no rompemos el bloqueo a través de este tipo de intercambios? Nos va la vida en ello.

David Rodríguez Fernández es miembro de la Junta Directiva de la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí y Miembro de Honor de la Fundación Nicolás Guillén de La Habana.

Tomado de Cubainformación / Foto: Lázaro Manuel Alonso

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