A 50 años de un legado criminal (II)
Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial
Resumen Latinoamericano
Los terroristas de los grupos fascistas dentro de la contrarrevolución cubana en Estados Unidos, continuaron al servicio de la Operación Cóndor hasta 1989, fueron simultáneos en América Latina y en Centroamérica a partir de 1979, cuando triunfa la Revolución en Nicaragua y da inicio a la intervención encubierta y mercenaria estadounidense para derrocarla. Antes del triunfo, habían entrenado y combatido junto a los somocistas para evitar el triunfo.
Cuando llega la democracia a la Argentina el 10 de diciembre de 1983, los terroristas anticubanos al servicio de la represión en ese país, continúan al lado de los asesores argentinos en la agresión centroamericana.
Cuando se analizan los documentos de la Operación Cóndor, conocida también como Plan Cóndor y Programa Cóndor, hay conclusiones científicas de este engendro criminal, entre otras, las siguientes: La reunión de finales de noviembre y principios de diciembre de 1975, solo fue un esfuerzo para robustecer lo ya en curso y desarrollo; lograr institucionalizar la Operación, sumar a países de la región, que no estaban a plenitud vinculados; demostró que no existían límites al actuar ni marco jurídico o legal a observar y sobre todo el ambiente de elevada cooperación entre fronteras, así como multiplicar los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio en cada país miembro y aceptar la libre frontera para operar, es decir las partes podían realizar operativos y el país de acogida les daría aseguramiento y protección.
Se podía interrogar y eliminar en cualquier país o trasladar a los capturados para darles destino final, en el Centro Clandestino de Detención y Exterminio, conocido como Automotores Orletti, en Buenos Aires, actuaban represores chilenos y uruguayos, algunos detenidos uruguayos formaron parte de los referidos “vuelos de la muerte”, otros uruguayos asesinados en Argentina, como Luis Alberto Mechoso Méndez, en apariencias enviado a Montevideo, cuando en realidad apareció dentro de uno de los barriles arrojados al Canal de San Fernando en octubre de 1976.
Documentos revelados muestran, como se fraguó en un proceso de aproximación el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, se redactan valoraciones de la eliminación de esa “amenaza comunista” y se idean los mecanismos para evitar que ese fallido experimento se repitiese, entre las acciones inmediatas surgió la cooperación y coordinación entre las Inteligencias de los ejércitos. Se concluyó que había que universalizar la represión y las dictaduras en todo el Cono Sur, debido a que participantes en la resistencia se habían trasladado de un país a otro escapando de los cambios, por ejemplo los chilenos se refugiaron en Argentina, en 1973, también a Uruguay y con ellos las estructuras de varias organizaciones beligerantes, que comenzaron a actuar.
Un documento destacable, es del 28 de noviembre de 1975 redactado durante la clausura de la mencionada primera reunión de Inteligencia Nacional celebrada en Chile, allí se le da al “sistema” el nombre de Cóndor. Cóndor 1 sería Chile. Llevó la firma de los responsables de Inteligencia de cinco países fundacionales: Jorge Casas, capitán de navío, jefe de la delegación argentina y miembro de su Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE; Carlos Mena, mayor del ejército, jefe de la delegación Bolivia; Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la DINA chilena; José Fons, coronel del ejército, jefe de la delegación de Uruguay; Benito Guanes Serrano, coronel del ejército y jefe de la delegación paraguaya.
Este documento formalizó: la “cooperación”. En las conclusiones señala que “se dan por iniciados a partir de esta fecha los contactos bilaterales o multilaterales a voluntad de los respectivos países aquí participantes para el intercambio de información subversiva, abriendo propios o nuevos carteles de antecedentes de los respectivos servicios”. Los presentes asumen como tarea formar “una oficina coordinadora destinada a proporcionar antecedentes de personas y/o organizaciones conectadas con la subversión”. Generar un directorio completo de nombres que trabajan en inteligencia “para solicitar directamente los antecedentes de personas y organizaciones conectadas directa o indirectamente con el marxismo”.
Hay recomendaciones. Entre ellas, contacto muy directo y rápido cuando se expulsa del país a un individuo o viaja un sospechoso para alertar a los servicios de Inteligencia. Colocar a disposición del equipo técnico los antecedentes que posee la Inteligencia. Habilitación en las embajadas para personal de Inteligencia nacional o similares como enlaces directos y personales plenamente acreditados ante los servicios. Facilitar los medios para publicar información destinada a atacar “la subversión”. Agregan datos para una próxima reunión una semana antes de la reunión de comandantes del Ejército. Y finalmente disponen el nombre y formas de incorporación: “El presente organismo se denominará Cóndor aprobado por unanimidad conforme a la moción presentada por la delegación de Uruguay en homenaje al país sede. La inclusión de países del sistema Cóndor deberá contar con la aprobación de los países de la primera conferencia”. Continuará…
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto: Pinochet y Kissinger/ Archivo Europa Press

