Internacionales

La comunicación pública se abre camino en Chile

Por Patricia María Guerra Soriano / Colaboración especial para Resumen Latinoamericano

En la conversación con Javiera Olivares no faltan las palabras esperanza, pluralismo, derecho a la comunicación, libertad de prensa. La periodista chilena, expresidenta del Colegio de Periodistas de ese país confía en el progreso social que promete este nuevo ciclo histórico de la nación sudamericana.

Aunque el tiempo del cual disponemos es ajustado, sus respuestas son suficientes y denotan seguridad en el cambio político, en el despertar de la ciudadanía, en el triunfo de un sistema que “comience a horadar al neoliberalismo” y que construya una Constitución popular capaz de garantizar la participación y el consenso sociales.

Javiera es diplomada en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile y magíster en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos de la Universidad Alberto Hurtado. Fue reportera de diversos medios de comunicación, entre ellos el desaparecido diario La Nación Domingo, el cuerpo de reportajes de La Tercera, y también se desempeñó como corresponsal de Telesur en Chile.

Actualmente es coordinadora del Programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía del Instituto de la Comunicación y la Imagen de la Universidad de Chile. Milita en el Partido Comunista, y es la encargada política de las comunicaciones de esa colectividad. Uno de sus propósitos nace del interés por fundar una institucionalidad legal que permita dar voz a los sectores minoritarios y vulnerables invisibilizados por las grandes transnacionales mediáticas chilenas. 

El Estado chileno ha tenido una actuación muy pobre en materia comunicacional, al punto de considerar que la mejor política pública de comunicación es no tener una política pública de comunicación. ¿Cuál es su análisis respecto al estado de la propiedad y circulación de los medios de prensa en Chile?

La situación que pervive en Chile así como la de muchos otros países de América Latina es que la sociedad en la cual vivimos, con características neoliberales en distintos ámbitos, ha fomentado la privatización de muchos derechos humanos, que pasan a transformarse en bienes de consumo; es un contexto que también ha impactado la realidad del derecho humano a la comunicación, a la expresión, a la información, lo cual se traduce, en distintas consecuencias; una de ellas, por supuesto, es que el pluralismo de medios, no es la característica más clara de esta democracia que tenemos en nuestro país con situaciones complejas desde la dictadura de Pinochet hasta ahora.

Desdeel 18 de octubre de 2019 hubo un cambio abrupto con lo que se denominó, a través de los medios de comunicación, el estallido social, que en realidad fue una revuelta popular que puso todos estos temas sobre la mesa, y también posicionó el tema de la comunicación.

Muchos de los rallados en esos días de movilización versaban: “Apaga la tele, apaga la televisión” o “No le creas a los medios”, “Queremos tener voz”, distintas frases que ilustran las dificultades de nuestra democracia, que ha ido cercenando o privatizando derechos que antes de la dictadura sí existían o, al menos estaban en vías de consecución.

Algunas características de esta realidad implican, por ejemplo, una alta concentración de medios privados, una desaparición de medios contrahegemónicos, alternativos, o que tienen una interpretación distinta de la realidad de aquellos vinculados a los grandes poderes económicos, y lamentablemente también una desaparición de los medios públicos.

Hoy hay menos diversidad, hay menos medios, hay más concentración de la propiedad, hay mucho abuso laboral con los trabajadores y las trabajadoras de las comunicaciones en general.

Se trata de un escenario complejo que empobrece el debate democrático, que tiene menos espacios para aquellos actores y actrices vulnerables o que no tienen vinculación con los grandes poderes, por lo tanto, no son atractivos para las parrillas programáticas.

En 2017 tuvo que renunciar a la presidencia del Colegio de Periodistas para asumir como candidata a diputada y llevar adelante una demanda por un verdadero derecho a la comunicación, ¿qué pasos se han dado en esta materia por insertar el derecho a la comunicación en la nueva Carta Magna que se redacta?

Ha habido varias iniciativas interesantes, pero quisiera marcar un hito que incluso tiene más importancia, a mi juicio, que los avances o las propuestas legales existentes y es la revuelta producida en las calles y que obligó, porque no hay otra palabra, al status quo de alguna manera a mirarse hacia adentro y decir: “Bueno, hay muchas cosas que hay que cambiar”, eso dio origen, de alguna manera, a la discusión constituyente que hoy día tenemos.

En muchas materias, el estallido social o la revuelta popular puso sobre la mesa derechos que habían sido cercenados por el neoliberalismo. Nosotros tenemos una iniciativa de norma constitucional que está planteando ampliar la promoción, la regulación, el cuidado, del derecho a la comunicación, a la libre expresión, a la información y que implica, por un lado, promover aquellos actores o actrices que han sido los eternos discriminados y discriminadas de las grandes parrillas programáticas de los medios masivos, pero también está hablando de la importancia de la comunicación pública, del rol del Estado a la hora de emitir contenidos informativos y culturales.

La idea de la prensa chilena como un territorio vacío, libre de reglas y de regulaciones, al final ha terminado favoreciendo a los magnates que sostienen esa estructura oligopólica de los medios de comunicación en Chile, desde su experiencia ¿por qué es tan importante en Chile una ley orgánica de comunicación, o una ley de medios?

Es importante pensar en que todos los espacios que no se han democratizado lo suficiente se democraticen, porque no se trata solo de un problema de los medios, sino de un problema de la democracia chilena en general, y de cómo democratizamos más.

Quisiera insistir en derribar los fantasmas de la censura, los fantasmas de la idea de que lo que se quiere es cerrar medios. Por el contrario, el propósito es potenciar los derechos humanos y en este caso potenciar el derecho a la comunicación; lo cual requiere que existan regulaciones que favorezcan esta promoción. Es necesario discutir esa posibilidad tanto desde la nueva Constitución como desde las figuras legales, que existan nuevas y mejores maneras de promover más voces, porque más voces a la larga serán más democracia.

En ese sentido, algunos actores como por ejemplo el Colegio de Periodistas, han hablado de ley de medios o de ley orgánica de comunicación, relacionada con esta idea de garantizar el pluralismo.

Hoy día es importante sentarnos a discutir lo que muchos actores sociales han planteado: nuevas regulaciones en materia constitucional y legal. En el fondo, el momento histórico del gobierno que se inicia también es relevante a favor de estas discusiones para profundizar nuestra democracia.

Desde esta perspectiva, ¿cómo hacer entender a la ciudadanía chilena la importancia de una ley de medios?, ¿qué estrategias han trazado desde la comunicación?

En la revuelta popular, hubo un momento en que los medios de comunicación no lograron dar abasto respecto a lo que estaba pasando en la calle, o sea, en la calle se estaban produciendo movilizaciones, en algunos casos más radicales, pero también hermosas. Había muestras culturales, la gente estaba feliz, la gente gozaba en la calle al encontrarse con el vecino, con la amiga, con el compañero de trabajo, con la compañera de la universidad, y eso no siempre aparecía en los grandes medios asociados a ciertos poderes fácticos que existen en Chile.

La propia ciudadanía empezó a decir: “Bueno, no le creamos a la tele, busquemos otros medios”, y fue así como los medios comunitarios, medios alternativos, empezaron a constituir los principales difusores de contenido de lo que estaba ocurriendo. Contra todo pronóstico, las grandes empresas de comunicación pasaron a segundo plano, lo que fue bien bonito porque se hizo carne esta necesidad de tener otras voces.

Se comenzó a exigir comunicación veraz, y creo que eso nos ha permitido hoy día avanzar mucho a la hora de decirle a las personas, que necesitamos más y mejores medios de comunicación, que necesitamos diversificar muchas más voces, que es importante que una mujer indígena tenga la misma visibilidad que un diputado de la República.

Hablar con la gente de estos temas me parece que es menos difícil que hace cinco o diez años atrás. Hay una cercanía, una mayor proximidad a estas preocupaciones.

Con la llegada de Gabriel Boric al poder, ¿qué perspectivas reales existen de crear o de fundar un sistema de comunicación realmente participativo y diverso?

Estoy muy esperanzada. Creo que hay posibilidades reales de avanzar, por supuesto que uno no siempre va a lograr conseguir todo en un solo gobierno, pero sí creo que a lo menos avanzar, establecer las bases para generar cambios en el sistema de medios que tenemos.

El programa del presidente Boric establece la necesidad de tener un sistema de medios públicos, lo cual es muy interesante. Hoy solamente nos queda como canal público Televisión Nacional, que se financia de manera privada a través de publicidad, entonces obviamente no puede responder a sus principales deberes como canal público porque tiene que responder también a lo que los avisadores le piden para poder entregar los recursos necesarios.

Si nosotros lográramos sentar las bases de un sistema de medios públicos para Chile me parece que ya habría una parte importante del camino avanzada en términos de equilibrar, emparejar un poco el escenario, es decir, ya no habría solo privados, también habría un sistema de medios de carácter público, que, por su razón de ser, tendría que incorporar voces diversas, voces de origen por ejemplo mapuches, voces asociadas a la diversidad sexual, asociadas a los distintos pueblos-naciones que participan de este territorio llamado Chile.

Si existiera ese sistema de medios públicos, estarían obligados a incorporar en sus parrillas este tipo de contenidos, lo que sería, no solo una absoluta novedad sino también un tremendo aporte a lo que existe hoy en los medios de comunicación chilenos.

Foto de portada: Cubaperiodistas

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