El verdadero protagonista de la guerra entre Ucrania y Rusia
Por Arthur González
La propia Angela Merkel declaró recientemente que “los acuerdos de Minsk, sólo perseguían ganar tiempo para que Ucrania pudiera armarse lo suficiente y enfrentar militarmente a Moscú”, situación que puso de manifiesto que el protagonista principal del conflicto es Estados Unidos, al ser Rusia el objetivo principal de su política militar, según exponen sus estimados de inteligencia, y junto a la República Popular China, conforman su estrategia de seguridad nacional para dominar el mundo.
Al revisar los montos millonarios que aprueba Washington para Ucrania, es obvio que son ellos los reales actores de ese conflicto, aunque sus analistas erraron al pronosticar que Kiev podría poner a su favor el enfrentamiento militar por el apoyo que recibiría, incluido el de la subordinada Europa, algo que en la práctica no ha sido así.
Con la intención de derrotar a Rusia, Estados Unidos le impone sanciones desorbitantes, aprobadas también por los europeos bajo la presión yanqui. El envío de grandes sumas de dinero y armas a Kiev, no tiene comparación con ninguna otra guerra, pero en la práctica los mayores perjudicados son los propios europeos que acumulan una inflación inimaginable, por el alto costo que deben pagarle a Washington por el gas y otros productos que antes adquirían en Rusia a precios más bajos.
Otro tanto padece ahora el pueblo estadounidense, ante el alza de los precios de productos alimenticios y por la pérdida del mercado ruso a sus exportaciones, además de sufragar esa guerra con parte de sus impuestos, los que bien pudieran ser invertidos para mejorar el sistema de salud y de educación, que cada día se encaren más.
La manipulación mediática de los yanquis respecto al conflicto armado, escamotea la verdad al gran público estadounidense respecto al millonario apoyo monetario a Kiev, el cual desangra la economía doméstica y encarece la vida del ciudadano de a pie.
En solo un año, la asistencia militar yanqui a Ucrania alcanza la suma de 77,500,000,000 millones de dólares, a los que se unen 54,900 millones de euros (unos 58,000 millones de dólares) entregados como “préstamo” por la Unión Europea, que no incluyen los 20,600 millones de dólares otorgados por organismo internacionales, entre ellos el Banco Mundial, cifras que difícilmente Kiev pueda pagar en los próximos 15 años, unido al descontrol de hacia dónde van a parar esos multimillonarios fondos.
Por supuesto, el máximo ganador de esta contienda es el poderoso complejo militar industrial del régimen de los Estados Unidos, al vender armas, equipamiento militar, tanques, municiones y otros insumos, incluso a Europa, a partir de la petición de Washington de que los europeos envíen el armamento ruso a Kiev, el cual será repuesto por el estadounidense, negocio redondo a costa del dinero europeo.
Una simple lectura de las cifras millonarias, supuestamente prestada por Estados Unidos a Ucrania, expone que la misma supera a la destinada a varios gastos internos del Gobierno yanqui, algo calificado por el diario The Hill, como una suma de dinero “asombrosa”, situación que, al transcurrir el primer año, ya despierta preocupación en los congresistas debido a la situación militar desfavorable de Kiev frente a Moscú.
La inquietud de los congresistas yanquis se basa en que durante el pasado año fiscal, se gastó más de lo que recaudó, pues en el presupuesto total del año 2022, Estados Unidos destinó 132,000 millones de dólares para el transporte; 129,000 millones para el gobierno general y 65,000 millones de dólares para otros gastos del país.
Al observar las cifras de 29,300 millones de dólares prestados a Ucrania para la asistencia militar directa, los 45,000 millones de dólares asignados a fondos de emergencia para elevar su seguridad general y la recuperación económica, la seguridad energética y capacidad para hacer frente a la crisis humanitaria derivada del conflicto, más 1,900 millones de dólares al apoyo humanitario a los refugiados, el Comité de Control y de Rendición de Cuentas, que preside el congresista republicano James Comer, exigió al Departamento de Defensa, al Departamento de Estado y a la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), que presenten informes detallados sobre los gastos de la ayuda a Kiev, financiados por los contribuyentes estadounidenses, ante la preocupación de que “esos fondos no estén protegidos del despilfarro, el fraude y el abuso”, según publica el diario The Hill.
Recordemos que con el millonario presupuesto aprobado anualmente para fomentar la subversión interna en Cuba, auditorías efectuadas por agencias yanquis, detectaron que parte del dinero fue destinado a comprar artículos lujosos para el disfrute personal de los “disidentes”, casas y otros bienes alejados de la actividad para la cual fueron aprobados.
Existen informaciones que en Ucrania sucede algo similar y por eso la preocupación del Comité de Control y de Rendición de Cuentas, ante la pérdida de dinero que difícilmente podrán recuperar, pero como el objetivo principal es cercar a Rusia e intentar debilitarlo económicamente, el Congreso aprobó el 24 de febrero 2023, otra suma de más de 113,000 millones de dólares en ayuda militar, económica y humanitaria. Además, el Departamento de Defensa publicó en su boletín informativo, que suministrará armas a Ucrania, por un valor de 31,700 millones de dólares.
Los gastos aumentan y los resultados son escasos, porque la cúpula ucraniana exige más ayuda, por eso Oleksii Reznikov, ministro de Defensa, considera que los mil millones propuestos por la Unión Europea, no serán suficientes para el millón de grupos de municiones que necesitan, valoradas en unos cuatro mil millones e insistió en la necesidad de recibir sistemas de defensa aérea y los tanques Leopard prometidos.
Todo apunta a que Ucrania será un nuevo Viet Nam, donde se hundirán las economías yanqui y europea, por el embriagado sueño napoleónico de apoderarse de Rusia, olvidando la historia de esa nación.
No se equivocó José Martí al afirmar:
“Es criminal quien promueve en un país la guerra que se puede evitar”.
Tomado de Las Razones de Cuba