Internacionales

El Tapón de Darién cuando la ambición de algunos convierte en negocio el dolor de los más

Por Raúl Antonio Capote (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

Cientos de personas esperan en la frontera de Colombia con Panamá para cruzar rumbo al norte; apremiados por el hambre, la persecución y la falta de opciones, se disponen a arrostrar todos los peligros para llegar a Estados Unidos, en busca del espejismo del “American Dream”.

Las redes de tráfico de personas aprovechan las necesidades de miles de migrantes cada año para ganar dinero. Les prometen un tránsito seguro a manos de profesionales, pero en verdad emprenden la “ruta de la muerte”, un camino lleno de vicisitudes por la región más intransitable y peligrosa de América Latina, el Tapón del Darién.

El sitio, con 575 000 hectáreas de extensión es una selva impenetrable, de espesa vegetación, una vez dado el primer paso en esa jungla, los traficados caen en manos de personas sin escrúpulos de ningún tipo y las violaciones, los maltratos y los asesinatos se convierten en algo normal, sin contar la fiebre, el agotamiento o la sed.

Los migrantes que atraviesan durante varios días a pie la selva, enfrentan obstáculos naturales como ríos crecidos y animales salvajes.

En lo que va de año 78,585 migrantes cruzaron la selva del Darién, lo que supone cinco veces más que las cifras registradas en 2022, según alertó recientemente el Ministerio de Seguridad Pública panameño.

Solo en el mes de marzo 29,294 migrantes atravesaron el Tapón superando las cifras de febrero, signadas en 24,657.

Al finalizar el año 2022 más de 248,000 personas emprendieron la riesgosa travesía. Las autoridades panameñas estiman que este año podrían cruzar su territorio 400,000 migrantes, rompiendo todos los registros, refiere EFE, siendo las nacionales de Venezuela, Haití y Ecuador los que más engrosan las estadísticas.

Videos subidos a las redes sociales muestran cuerpos arrastrados por los ríos, mochilas, ropa abandonada, documentos de identidad, esqueletos, las imágenes suelen ser dantescas, las historias contadas por los sobrevivientes superan la más tenebrosa imaginación.

Un informe de la Interpol y de la Policía Nacional de Colombia, publicado en 2020, da cuenta de que el negocio del tráfico de migrantes, a través del Darién, factura –semanalmente– cerca de un millón de dólares.

Pero la Odisea no termina allí, el camino al norte está preñado de amenazas que no terminan en la frontera con EE.UU., más allá de los desiertos, más allá de muros y ríos, más allá de las armas de los “cazadores” de indocumentados y del ICE, está la terca verdad, la realidad de un “sueño” que pronto de convierte en pesadilla.

El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones estima que existen al menos 7.515 migrantes desaparecidos en el continente americano, la mayoría de ellos en la frontera entre México y Estados Unidos, según refiere la BBC.

Cuando la ambición de algunos convierte en negocio las necesidades, el miedo, el dolor y las quimeras de los más, se necesitan acciones urgentes, políticas públicas profundas y transformadoras de la realidad que pongan fin a las condiciones que propician fenómenos como este.

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto de portada: EFE

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