“Sanciones” contra Rusia, problemas para Europa
Por Hedelberto López Blanch* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Como todo imperio que no quiere perder su ya declinable poderío, Estados Unidos ha llevado hasta el infinito la imposición de “sanciones” contra Rusia y como es lógico, logró en esta nueva aventura el acompañamiento de la siempre subordinada Europa Occidental y de otros gobiernos afines.
Aclaremos primeramente que Rusia utilizó, durante años, todas las formas diplomáticas y leyes internacionales para tratar de garantizar su seguridad y persuadir a Estados Unidos y a la OTAN de que no se siguieran acercando militarmente a su país.
El presidente Vladimir Putin y el ministro de Relaciones Exteriores, Sergueiv Lavrov han reiterado que el objetivo de la operación realizada en Ucrania, es detener la expansión de la OTAN hacia sus fronteras; defender a las repúblicas de Donetsk y Lugansk del genocidio que han sufrido desde 2014 por parte de Kiev; desmilitarizar y desnazificar a Ucrania, y reafirmaron que no ocuparían esa nación.
No es menos cierto que el empeño de Estados Unidos por la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas ha conducido a la actual situación de inestabilidad con implicaciones de alcance impredecibles que se hubieran podido evitar.
En cuanto a las acciones económicas y financieras contra el gigante euroasiático, a primera vista Estados Unidos ha alcanzado dos objetivos fundamentales: separar a Rusia de Europa Occidental y paralizar el gasoducto Nord Stream 2 que suministraría 55.000 millones de metros cúbicos de ese combustible a Alemania y a varios países del viejo continente con lo cual Washington, por concepciones hegemónicas, estuvo en desacuerdo desde los primeros momentos.
Impulsados por Estados Unidos, que ve a Rusia como el primer enemigo a destruir económicamente para después iniciar esa misma ofensiva contra la poderosa China, alrededor de 40 países occidentales han impuesto abrumadoras extorsiones contra Moscú.
Rusia ha indicado que esas “sanciones” ya eran previsibles de antemano y que se había preparado para enfrentarlas.
La Comisión Europea señaló que entre las medidas se encuentra el cierre del espacio aéreo para toda la aviación rusa y Moscú respondió con la misma acción a las naciones implicadas.
Asimismo, Estados Unidos y la UE impusieron la paralización de los activos del Banco Central ruso con lo cual se congelarán sus transacciones y la alejarán del sistema financiero internacional con el consecuente bloqueo a sus importaciones y exportaciones. Esto ya ocasionó la perdida del valor del rublo mientras su Banco Central aumentó la tasa de interés de referencia al 20%.
Otra medida es congelar las reservas internacionales rusas colocadas en bancos del mundo para que no puedan operar con esas divisas por lo que no tendría respaldo económico-financiero.
Moscú dijo que respondería con disposiciones simétricas: detención de fondos de esos países en Rusia; nacionalización de propiedades de aquellas personas que están registradas en jurisdicciones hostiles, entre otros.
En cuanto a eliminar a Moscú del Consejo de Europa, la representante oficial de la cancillería, María Zajárova, significó que ese órgano ha perdido su independencia y se ha convertido en un instrumento obediente del bloque occidental y sus satélites, sumido en dobles raseros y por tanto perdió su identidad paneuropea.
Un tema muy sensible resulta el de la cooperación espacial internacional pues al imponer Occidente esas “sanciones”, la empresa Roscosmos suspendió la cooperación en la organización de lanzamientos desde el cosmódromo de Kourou (Guayana francesa) y retiró a su personal.
De ahí la pregunta de quién salvará de una salida orbital descontrolada a la estación internacional de 500 toneladas. El presidente de Roscosmos, Dimitri Rogozin indicó que no sabemos si caerá en territorio de Estados Unidos o de Europa, India o China pues según las proyecciones no la hará sobre Rusia.
Una de las últimas extorsiones de la UE ha sido desconectar a varios bancos rusos del sistema Swift (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunications) una red de mensajería que las instituciones bancarias financieras usan para transmitir información e instrucciones seguras a través de un procedimiento estandarizado de códigos.
Este Sistema Interbancario Internacional tiene alrededor de 11.000 entidades financieras en más de 200 países.
Al decir de los expertos, eso provocaría una hecatombe para los mercados de capitales y conduciría a distorsiones considerables.
Desde hace más de un lustro y ante las continuas amenazas de Washington de afectar el sistema Swift, Rusia, China, Irán y otros países iniciaron una carrera por crear sistemas alternativos con el propósito de librarse del chantaje en medio de una guerra financiera sin tregua.
En 2019, Rusia creó una plataforma alternativa, el Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS) que tiene la posibilidad de unirse al Sistema Internacional de Pagos de China (CIPS), análogo al Swift para facilitar las operaciones entre las dos naciones.
La desconexión al Swift implicaría que los consumidores europeos de hidrocarburos no podrían pagar las facturas y tendrían que rechazar las exportaciones rusas.
El país euroasiático es el tercer productor de petróleo del orbe con 10,6 millones de barriles diarios y 677 000 millones de metros cúbicos de gas; le suministra a Europa alrededor del 40% de su consumo y es el quinto socio comercial de la Unión Europea.
La detención de suministros por el Nord Stream 2 le impondrá a la UE varios inconvenientes como la falta de gas para enfrentar el fuerte invierno; el aumento del costo de los combustibles (el precio del petróleo subió a 100 dólares por barril) de los alimentos y del transporte.
Todos estos inconvenientes harán que Rusia acabe de eliminar el dólar de sus transacciones y busque refugio en otras divisas a la par que se acerque mucho más a mercados como China, Irán, el Sudeste Asiático, África y América Latina.
Con gran prepotencia, el presidente Joe Biden ha declarado que espera que China no salga al rescate de Rusia, pero Beijing conoce muy bien las intenciones presentes y futuras del gigante del Norte.
Aún en pleno desarrollo por los graves acontecimientos que están ocurriendo en el mundo, existen muchas incógnitas económicas-financieras de lo que pueda suceder, pero ya es una realidad que tanto Rusia como la Unión Europea (como ansia Estados Unidos) sufrirán las mayores consecuencias.
Esperemos que no se llegue a una Tercera Guerra Mundial donde no habrá vencedores y toda la Humanidad será la gran derrotada.
(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.
Foto de portada: Andrea Velázquez.