Omara García: Lo más apasionante es captar la imagen que será noticia
Por Roberto Chile*
«Para poder disparar una foto necesito emocionarme».
Cristina García Rodero
A lo largo de los años, las mujeres han jugado un importante papel en la fotografía. En los inicios, ser fotógrafa era una de las formas de lograr emanciparse de la figura masculina. Ser fotorreportera era todo un desafío. “Las mujeres que ejercen o han ejercido la profesión de fotorreporteras, reporteras gráficas, fotoperiodistas o fotógrafas para agencias de noticias, son minoría. Legendaria minoría”, así afirma Grethel Morell en su artículo Fotorreporteras cubanas. Aves en el puerto.
Sobran en el mundo ejemplos de mujeres que han hecho historia con sus cámaras fotográficas y llenado de gloria el papel de la mujer en la profesión. En Cuba, aunque la presencia de las féminas sigue siendo insuficiente, hay fotorreporteras, como Omara García, jefa del departamento de fotografía de la Agencia Cubana de Noticias.
Coincidí con ella en más de una ocasión, ambos concentrados en la faena, respirando aire cercano y compartiendo el nervio propio de las coberturas de prensa: La imagen tiene que salir, no puedo fallar, se diría Omara en la tensa carrera por no perderse un detalle de lo que sucede ante sus ojos.
Seguramente a Omara lo que más le atrae es estar en el centro de la acción: ojo, mente y corazón en línea, respirando los hilos de la vida. Porque, aunque lo más importante es captar la imagen que será noticia, la emoción por lograrla resulta apasionante.
—En 1996 comenzaste a trabajar como recepcionista en la Agencia de Información Nacional. Te superaste hasta llegar a ser fotorreportera, y desde 2012, jefa del departamento de fotografía de la Agencia Cubana de Noticias. ¿Cuánto esfuerzo ha requerido de tu parte este trayecto de casi 20 años en el periodismo cubano?
—Entré a la Agencia recién graduada de Técnico Medio en Sistemas Telefónicos y de Datos, y comencé de recepcionista por pura casualidad, realmente no buscaba trabajo, estaba en una suerte de espera, pues, luego de cumplir el Servicio Social me di cuenta que trabajar en la Empresa de Telecomunicaciones (ETECSA), no era lo que más me motivaba. Estaba en casa cuando mi padre se enteró que había una plaza vacante en la recepción de la Agencia y me lo comentó. Y así fue, en un inicio en la recepción, luego en Publicaciones, en el departamento de economía de gestora de cobros y pagos con horarios de trabajo abiertos, lo cual me permitió matricular y aprender otros oficios. Pasé cursos de mecanógrafa, idioma inglés, locución, redacción, y más adelante, ya en el departamento de fotografía atendiendo el archivo fotográfico, comencé a interesarme por la fotografía y matriculé en cursos de fotografía y Photoshop.
“La posibilidad de estudiar en la universidad me llegó siendo fotorreportera. Tenía que alternar trabajo con estudio. En ocasiones estuve a punto de dejar la universidad, pero teníamos un buen grupo, entre todos nos dábamos apoyo y ánimo y así logré terminar exitosamente mis estudios superiores. Fueron años de sacrificio, desvelos, de andar con las guías de estudio en las coberturas. Y mientras esperaba el comienzo de la actividad o que nos viniera a recoger el transporte, ahí estaba yo leyendo guías y terminando de trabajar para ir a recibir clases, en el mejor de los casos, porque en ocasiones era solo para responder preguntas escritas o someterme a exámenes.
“Hoy soy Licenciada en Comunicación Social, jefa de un departamento, liderando un equipo donde la mayoría son hombres, pero con los cuales mantengo muy buenas relaciones. A los más jóvenes los ayudo y oriento, y lo primero que les pido es que se esfuercen por crecer como fotorreporteros, y sobre todo, que sean buenas personas, éticos y respetuosos”.
—¿Ser mujer te ha traído alguna desventaja en tu desenvolvimiento profesional?
—Debo confesar que no fue fácil al principio, para nadie es un secreto que aún en nuestra sociedad existen vestigios de machismo y con eso tuve que lidiar.
“Si llegué hasta lo que soy es porque nunca me rendí, ni nunca bajé la cabeza ante cualquiera que quisiera subestimarme. En este oficio también hay sus recelos, y más si una es mujer. Hay hombres a los que no les gusta sentirse superados por nosotras, ni siquiera igualados. Nunca se me ha olvidado la primera frase de un colega cuando le dije, ingenuamente y como halagando su oficio, que quería ser fotorreportera, y su comentario fue: – ¿Estás loca? No hay material para gastar y derrochar. Porque en ese tiempo era fotografía analógica, la etapa de los rollos, el papel, los químicos. Ya hoy es diferente, porque son muchos más los colegas que conozco y, por supuesto, dos o tres no empañan la calidad de la mayoría de ellos que son éticos y profesionales, gente linda y buena, tanto los de la vieja guardia como los de más reciente incorporación”.
—¿Cómo es tu relación con tus colegas del gremio?
—Realmente, la mayoría somos colaborativos y nos apoyamos y ayudamos aún sin conocernos. Tengo excelentes amistades entre mis colegas fotorreporteros, camarógrafos, técnicos y periodistas, con los cuales he compartido en la vida profesional y también en la personal. Hay algunos que son ángeles para mí, los ángeles protegen y guían, y siento que muchos de ellos lo son. Con algunos he logrado una fuerte empatía. Recuerdo los consejos que me daban al inicio: cómo sujetar mejor la cámara, la posición para lograr la mejor imagen, dónde enfocar y el momento oportuno para disparar.
“Cuando comencé a cubrir eventos era un poco tímida. También al principio tuve que correr para lograr una buena posición, pero me acompaña mi baja estatura, aun colocándome delante no molesto a nadie. Para mí la ética y la camaradería entre los colegas es fundamental”.
—¿Qué es lo que más te apasiona del fotoperiodismo? ¿Qué es lo que más te frustra?
—Lo que más me apasiona es estar en los lugares donde la adrenalina aflora, así logro las mejores imágenes. Los accidentes acontecidos en el hotel Saratoga y en la Base de Supertanqueros de Matanzas, por ejemplo, fueron experiencias que nunca olvidaré. En ambos casos, todos los que estuvimos ahí sabíamos del peligro que corríamos, pero eso uno empieza a digerirlo cuando todo ha pasado.
“Me gustan las fotografías desde el aire. Cubrir eventos deportivos también me fascina, porque tengo que estar pendiente de cada jugada, cada movimiento, todas las emociones. En fin, prefiero las coberturas en las que uno puede dar riendas sueltas a la creatividad. Y en cuanto a frustraciones, antes me enojaba cuando no lograba la foto deseada, ya fuera porque no me salía o porque no me dejaban llegar al lugar donde estaba el mejor ángulo; eso lo he podido superar, cuando no puedo hacerla por una razón u otra, no me conformo, claro, pero busco las mejores entre todas las que hice hasta que encuentro una que cubra la noticia. Entonces logro relajarme”.
—Por norma general, los fotógrafos no tienen imágenes favoritas. Algunos afirman que las fotografías son sus hijas y a todas se les quiere por igual. Pero siempre hay algunas que traen recuerdos más intensos. Coméntame sobre alguna de las tuyas.
—Mi mejor fotografía aún no la he logrado, ha de ser que aún me quedan muchas por hacer, pero recuerdo una que nunca voy a olvidar, por dos razones, por la personalidad en la imagen y por la forma que la tomé, y fue en la Universidad de La Habana, al Comandante en Jefe Fidel Castro con los jóvenes universitarios, el 17 de noviembre de 2005.
“Ese día Fidel conversó con los jóvenes sobre los problemas más acuciantes de Cuba y el mundo, y luego de unas horas cuando culminó la actividad volvió a dirigirse a los jóvenes, pero está vez en un círculo más cercano. Los fotorreporteros y periodistas estábamos distantes, pero poco a poco me fui acercando, intentando hacer una imagen donde los universitarios estuvieran cerca de él, pero era imposible, no veía nada, hasta que uno de sus escoltas me dio una mano e hizo que me subiera en una de las sillas para tener un mejor ángulo, y allí me di cuenta que estaba solo a un metro de él”.
—¿Qué ves cuando miras atrás? ¿Y cuándo miras hacia el futuro?
—Comencé mi vida laboral trabajando en la Agencia de Información Nacional (AIN), ahora Agencia Cubana de Noticias (ACN), el mismo medio de prensa durante 27 años, un poco más de la mitad de mi vida. Cuando miro hacia atrás, veo cuánto he avanzado y todo lo que he logrado hasta el momento. Cuando miro hacia al futuro, veo que tengo el compromiso de seguir haciendo, de adiestrar a los jóvenes del relevo y de continuar empeñada en lo que me más apasiona: el fotoperiodismo”.
GALERÍA DE IMÁGENES DE OMARA GARCÍA
Imagen de portada: Omara García. Foto: Roberto Chile.
(*) Roberto Chile. Premio Nacional de Periodismo José Martí, 2019. Documentalista y fotógrafo. Durante más de 25 años acompañó a Fidel Castro en sus recorridos por Cuba y el mundo, documentando el constante ejercer de su obra. Al decir del historiador Eusebio Leal, “Roberto Chile ha sabido forjar una imagen singular, siempre digna y luminosa de Cuba. Sus imágenes conforman un universo de fe y espiritualidad, perceptibles para aquellos que, como él, son capaces de amar”.
Tomado de Cubaperiodistas.