Empresa de Tecnologías de la Información: Un ecosistema para soluciones de vanguardia en Cuba
Por Oscar Figueredo Reinaldo.
Siempre que se le pregunta a Raúl de la Nuez por la Empresa de Tecnologías de la Información (ETI), se le ilumina el rostro y responde con una entusiasta seguridad: “Familia, compromiso e innovación”. No es de extrañar que su colectivo, que celebra este 12 de junio 10 años de creado el proyecto, sea uno de los líderes del sector de las tecnologías de la información y la comunicación en Cuba.
La ETI es una empresa joven, innovadora y dinámica que se dedica a apoyar a la industria biotecnológica y farmacéutica cubana, así como a terceros. Pero no se trata solo de ofrecer servicios y productos: en la ETI se siente el compromiso de crear soluciones tecnológicas que influyan positivamente en la sociedad y el desarrollo del país.
El equipo está altamente capacitado y cuenta con certificaciones nacionales e internacionales, lo que garantiza que los servicios y productos ofrecidos sean de alto nivel técnico y probada eficacia. Se respira una filosofía de trabajo basada en la familia, en el compromiso con el cliente y en la transformación constante.
Desde su fundación, la entidad ha sido un movimiento innovador en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación en Cuba.
La innovación es uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta. “La ETI está comprometida en seguir siendo líder en su campo, y para ello no se detiene en la búsqueda y aplicación de las últimas tecnologías y técnicas de trabajo”, afirmó su director.
En uno de los salones inteligentes de la empresa, De la Nuez nos cuenta sobre los inicios. “La ETI se creó por la fusión del Polo Científico y Quimefa. El objetivo era crear una empresa especializada en tecnologías de información y las comunicaciones para dar soporte a los procesos tecnológicos del nuevo ente empresarial que surgía”.
Al principio, la empresa contaba con servicios muy incipientes, fundamentalmente con tres áreas de negocios: la primera, dedicada a infraestructuras con una tecnología poco avanzada. También incluía un taller para la reparación de computadoras y una UEB para el desarrollo de software, pero, sobre todo, implementando los que ya tenían otras empresas.
Sin embargo –apuntó el joven directivo–, al crearse BioCubaFarma, una de las fortalezas era su nivel de informatización de los procesos. “A pesar de que el Polo contaba con un desarrollo en esta área, realmente era muy sectorializado en cada uno de los laboratorios de los centros que lo integraban. Lo que se trató fue de unificar y estandarizar las soluciones informáticas que podían dar soporte en aquel momento”.
De este empeño nació Mistral, un software de gestión de almacenes, y Siscont, que gestiona procesos contable-financieros. Estos programas germinaron con soberanía, ya que aunque Mistral no era un software nacional, los especialistas de ETI tenían amplio conocimiento del código y desarrollaban sobre ese algoritmo.
“Hoy en día, el código que usan es prácticamente nuestro”, afirmó De la Nuez.
Así empezaron a crecer las tres divisiones. Como es un sector muy exigente en materia de altos estándares y requiere mucha innovación, la empresa comenzó a evolucionar paralelamente con BioCubaFarma.
“En cuanto a la seguridad, la empresa creó una división encargada de atender la ciberseguridad dentro del grupo empresarial, convirtiéndose en una nueva división de negocio con servicios especializados no solo para BioCubaFarma, sino para terceros. Esta división incluso fue certificada, siendo hoy en día la única empresa con este tipo aval en el país”, añadió.
Caminando por el estrecho pasillo de paredes color verde y blanco, el director de la ETI añade que en materia de servicios técnicos, la empresa también fue creciendo, pues de un pequeño taller de computadoras el sector comenzó a demandar instalaciones de redes, servicios de creación de circuito cerrado de televisión y sistemas de control de acceso. “Por eso se creó esta división con varios grupos de trabajo”.
En cuanto a los servicios de infraestructura, BioCubaFarma apostó por su fortalecimiento para el desarrollo de las infocomunicaciones de la organización. Así nació el centro de datos, que cumple con las buenas prácticas, tiene un nivel de seguridad alto y es manejado por personal muy especializado.
A partir de 2016, se desarrolló el clúster de computación de alto rendimiento, un elemento fundamental para un sector como el biotecnológico por los altos requerimientos de procesamiento de datos. “Este tipo de clúster requiere un hardware específico; el disponible inicialmente era más bien para dar servicios de red, pero aun así aceleraba los procesos en comparación con la tecnología instalada en los centros de investigación”, explicó el director de ETI.
Más adelante, la empresa comenzó a hacer alianzas con universidades, como la de Las Villas, lo cual le permitió desarrollar el trabajo de optimización de software al contar con un clúster de alto rendimiento.
Gracias a esto, se integró a un proyecto de cooperación internacional con Bélgica, lo que le dio acceso a nuevo equipamiento que en su momento estuvo en el top 500 de los sistemas de HPC a nivel mundial, permitiendo a ETI una escalabilidad en el desarrollo de sistemas de alto rendimiento.
A partir de estas tecnologías nació la red HPC Cuba, que integra los clústeres existentes en el país. Esa infraestructura es empleada por varias instituciones, incluido el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el principal demandante.
En cuanto al desarrollo de software, ETI consolidó lo que tenía tras la integración de las organizaciones de BioCubaFarama y creó alianzas con las empresas propias que ya se dedicaban a esta actividad. Ejemplo de ello es lo alcanzado con Tecnomática para los sistemas contables y financieros. También comenzó a desarrollar alianzas propias.
Así nació GESI, un sistema informático utilizado como herramienta de inteligencia de negocios, que permite visualizar tiempo real información sobre los procesos productivos en una industria.
El objetivo principal es homogenizar la información de las distintas áreas del negocio de una organización productiva, posibilitando el análisis de datos para apoyar la toma de decisiones.
A juicio del director de ETI, este sistema ha sido fundamental para la gestión de nueve de los procesos más importantes de BioCubaFarma en materia de planificación, entre ellos la producción y distribución de medicamentos.
“Además, la división de ciberseguridad apoyó mucho al desarrollo de software, ya que creó una metodología de desarrollo seguro que es uno de los elementos de los que adolecen muchas de las empresas de desarrollo informático”.
La empresa está trabajando en un nuevo catálogo de servicios, entre los cuales destaca uno que va a suplir el prospecto de medicamentos que hoy emplea la población. Aquí se encontrará información sobre el producto, sus usos, ingredientes y otros datos relevantes a partir del cuadro básico de medicamentos que produce BioCubaFarma, adelantó el directivo.
La ETI también ha trabajado en sistemas para metrología, gestión de laboratorios farmacéuticos e integración de tecnología para reconocimiento facial. Se ha integrado con la Facultad Industrial de la Cujae para lograr una cohesión en los sistemas de distribución.
Pero la Empresa de Tecnologías de la Información de BioCubaFarma es mucho más que una simple compañía de tecnología. “Es un ecosistema de integración tecnológica, un lugar donde la innovación y la excelencia técnica se unen para crear soluciones tecnológicas de vanguardia”, subrayó su director.
“Desde el inicio, ETI se propuso diferenciar sus servicios y productos para no ser otra empresa de tecnologías que ofrece servicios. Por ello es que damos tanto protagonismo a la certificación y de ahí nace la quinta división de negocios, la de innovación, inteligencia y gestión de procesos, como una evolución de la clásica rama de calidad de una empresa”.
Esa división atiende el sector de la vigilancia y la innovación, y el sistema de certificación fue muy exigente, precisó De la Nuez.
“En Cuba no existía este tipo de certificación y hubo que presentarse a requerimientos europeos. Luego, de la mano de la Oficina Nacional se Normalización, se certificaron todos los procesos y se adoptaron esos certificados en el ámbito nacional”.
El sistema de innovación ha dado muy buenos resultados a la empresa.
“Al inicio no lo entendimos mucho, pero después de una actualización profunda de todas las normas, comenzamos a ver los frutos. Aquí integramos a todas las personas a estos procesos, porque todos tienen ideas que aportar. Crecimos de manera exponencial desde el 2017 hasta la fecha en la creación de nuevos servicios, mejorando y renovando procesos y metodologías de trabajo. Esto es como una bola de nieve, hasta el punto de tener más proyectos de los que se pueden financiar”.
La empresa ha crecido también en la creación de investigaciones y trabajos científicos, así como en los aportes que hace su equipo de especialistas y la inserción en eventos internacionales.
En ese camino surgió Sigestic, fruto del sueño de tener un gran evento en materia de innovación y de gestión del conocimiento, que ya alcanzó su cuarta edición.
“En estos años también se han multiplicado los servicios que prestamos fuera de BioCubaFarma. Tenemos clientes muy importantes, como Havana Club y Ron Santiago, empresas líderes en sus mercados. Igualmente, trabajamos en proyectos cardinales para el país”.
La ETI es un ejemplo de adaptabilidad, innovación y excelencia técnica en Cuba. A pesar del bloqueo y los desafíos constantes, ha logrado crecer exponencialmente y convertirse en un referente en el mundo de la tecnología y la gestión de la información.
El director de ETI destacó que “la empresa ha demostrado su capacidad de adaptarse rápidamente a los nuevos entornos y aprovechar las nuevas medidas implementadas por el Gobierno para flexibilizar la gestión empresarial. El sector de las TIC es muy innovador y BioCubaFarma ha impulsado muchos procesos, lo que requiere estar siempre atentos y ser resolutivos.
“Hemos dado gran importancia al capital humano y mejorado las condiciones de trabajo del equipo, entendiendo que las personas pasan gran parte de su tiempo en el trabajo y que un buen ambiente laboral es clave para el éxito empresarial”.
Durante el periodo de la covid-19, y dado que estaba insertada en el sector biotecnológico, que debió asumir grandes proyectos en el enfrentamiento a la pandemia, la empresa enfrentó muchos retos, pero logró crear capacidades tecnológicas de forma acelerada para apoyar la lucha contra la enfermedad.
“Dimos relevancia al ámbito de la ciberseguridad tecnológica y trabajamos en el sostenimiento de las infraestructuras de telecomunicación y computación de alto rendimiento”, precisó su director.
A 10 años de creada, la Empresa de Tecnologías de la Información de BioCubaFarma es un ejemplo de cómo la innovación y la excelencia técnica pueden conducir al éxito empresarial. Su compromiso constante le ha llevado a crecer exponencialmente y convertirse en un referente en el sector tecnológico cubano.
Tomado de Cubadebate/ Fotos y video: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.