Argentina, el “divo” de la motosierra y el maná del cielo
Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
En un escenario muy adverso, sobre todo para los más humildes, la mayoría de los argentinos apostó por el líder de La Libertad Avanza en el balotaje presidencial de noviembre, pese a las propuestas de ajuste que había adelantado durante la campaña.
La imagen de Javier Milei, construida con meticulosa maestría, impactó en una sociedad dividida, golpeada por la pobreza, debida, en buena medida, al gobierno macrista que como por arte de magia, entre otras cosas, “volatilizó” el préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Argentina tiene una deuda de 45.000 millones de dólares con el FMI y la deuda externa del sector privado se situó en junio en algo más de 93.400 millones de dólares.
Recordará América Latina, por un tiempo, los discursos altisonantes, los desplantes y al parecer “disparates” comunicacionales del “divo” neoliberal, que usaba y abusaba con éxito, del discurso de la libertad, sin aclarar, claro, a que libertades se refería.
Una vez en el poder, el gobierno del economista ultraliberal, comenzó a aplicar una batería de medidas, para garantizar con toda urgencia la libertad de las transnacionales para esquilmar y enriquecer sus patrimonios sin freno.
El maná de Milei
Sin embargo, la promesa de convertir a Argentina en Irlanda y hacer caer del cielo el maná bíblico, comenzó a desvanecerse desde los primeros días.
El presidente de Argentina, tiene en estos momentos, una imagen negativa del 55%, lo que representa una de las caídas de popularidad más drásticas para un mandatario en América Latina, refiere NYT.
Según la consultora privada, Zuban Córdoba y Asociados, de acuerdo con una encuesta nacional realizada el 28 y 29 de diciembre en la que analizó el impacto de las primeras medidas del gobierno, el 65 % cree que el ajuste no lo está pagando “la casta”, en tanto que el 71,9% considera que los duros recortes los asume la gente.
Muchos comienzan a darse cuenta por donde en realidad viene la “cosa”, de hecho, el 57,1% considera que el controvertido Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía, y que Milei emitió en sus primeras semanas de Gobierno, está a favor de las empresas, no de la gente.
Un plan libertario que supuso, entre otras cosas, una devaluación del peso de más de 50%, el despido de empleados, la suspensión de la obra pública, la reducción de los subsidios al transporte, a la energía y el aumento de los precios en medio de una inflación galopante.
El “león ultraliberal”, desregula de forma radical la economía y amenaza la gratuidad en la salud y la educación, así como los subsidios para diversos sectores, aumenta las tarifas de los servicios los precios de los medicamentos y el valor de la gasolina.
Ya el gobierno, que sabe cómo todos lo que va a ocurrir, -de ahí el apuro del líder libertario-, advirtió que no permitirá los bloqueos de calles y rutas, que criminalizará las manifestaciones de protestas y aplicará medidas muy duras contra cualquier disenso.
La primera movilización importante en contra de las políticas de Milei, liderada por las organizaciones sociales que agrupan a miles de personas, tuvo lugar el 20 de diciembre cuando decenas de personas hicieron sonar sus cacerolas en diversos puntos del país.
Varios días después, la principal central sindical y otros gremios encabezaron protestas contra los recortes y las reformas contenidas en el decreto, como la que limita el derecho a la huelga y “flexibiliza” el mercado laboral, y convocaron a un paro general para el 24 de enero.
El mana de Milei no llega, sin embargo, a él le es vital mantener una base de apoyo popular durante el mayor tiempo posible, sino, como lograr, estando en minoría su partido en el Congreso, llevar a adelante, su plan de “transformación” del país, cómo llevar a Argentina al décimo quinto mundo.
El súper decretazo
El “mega decreto” que firmó el 20 de diciembre modifica o deroga 366 leyes, la “ley ómnibus”, nombre que recibe el paquete legislativo que modifica o derogan una veintena de leyes, es hasta ahora, el último del aluvión de reformas ultra neoliberales que propuso el nuevo jefe de Estado desde que asumió el pasado 10 de diciembre.
El polémico “decreto de necesidad y urgencia (DNU)” produjo de inmediato una serie de protestas en diversos puntos del país y ha generado fuertes cuestionamientos sobre su constitucionalidad.
La propuesta ha desencadenado una fuerte controversia, especialmente por la delegación de facultades extraordinarias al presidente y la magnitud de las reformas propuestas.
A las protestas respondió Milei, “alertando” sobre una posible “catástrofe de proporciones bíblicas” si el Congreso de la Nación no respalda el amplio paquete de reformas.
Durante su campaña, el presidente, aseguró a sus partidarios, que el ajuste caería “sobre la casta”, metamorfoseó o mejor se definió con claridad, una vez que asumió, cuando reemplazó la palabra “casta” por “Estado”, aclarando, en su discurso inaugural, que se refería al Estado y no al sector privado.
Es que la motosierra cae principalmente sobre los trabajadores y no sobre “la casta”, por ejemplo, su plan de congelar la obra pública, dejará a unos 250.000 obreros sin trabajo, según el sindicato de la construcción, refiere BBC.
Suspender por un año la llamada “pauta oficial” generará despidos y podría llevar al cierre de medios pequeños que dependen fuertemente de esos ingresos.
¿Y la dolarización? ¿El cierre del Banco Central? La respuesta de Caputo a esas preguntas fue la siguiente “el presidente nunca miente”.
El “divo” neoliberal sigue prometiendo un futuro promisorio para el pueblo argentino, mientras libera al sector privado de cualquier regulación que le impida explotar más y mejor a los trabajadores, entrega las mejores tierras del país a las transnacionales y corta con su motosierra las conquistas sociales logradas tras años de lucha obrera, la libertad avanza, revisemos para quién.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: AP.