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El “nuevo macartismo”: Profesores en EEUU pierden sus empleos por oponerse a la masacre en Gaza (I parte)

Por José R. Oro.

Mientras la brutal represión azota los recintos universitarios estadounidenses, las rectorías han estado cortando lazos con miembros del profesorado propalestino, sobre todo con aquellos sin titularidad (1)

Muchos estudiantes comprometidos con la liberación del pueblo palestino ya no pueden hacer sus labores habituales. Esto se debe a que una parte de los profesores que más apoyan a Palestina ya no tienen trabajo.

Fuera de EE.UU., esto es especialmente cierto en la Franja de Gaza, donde las 12 universidades han quedado reducidas a escombros y se ha informado de la muerte de más de 90 profesores durante la agresión de Israel. La gravedad de lo que expertos de Naciones Unidas advierten que podría equivaler a un “escolasticidio” suscrito por EE.UU. no tiene equivalente, aun en suelo estadounidense.

Sin embargo, el intento del sionismo de erradicar la vida intelectual en Gaza resuena mucho más allá de la Franja, y las autoridades de varias universidades estadounidenses se aseguran de que aquellos profesores que expresan su apoyo a Palestina tampoco puedan seguir haciendo su trabajo.

Desde el comienzo de la guerra de exterminio de Israel contra Gaza, académicos en recintos universitarios estadounidenses que enseñan en facultades y escuelas de política, sociología, literatura japonesa, salud pública, estudios latinoamericanos y caribeños, estudios de Medio Oriente y África, matemáticas, educación y muchas más han sido despedidos, suspendidos o removidos de sus puestos para intimidar el pensamiento propalestino y antiisraelí.

Banderas palestina e israelí cruzadas, con la palabra PAZ tanto en árabe (Salaam/Salam السلام) como en hebreo (Shalom שלום). Este símbolo se ha usado en las protestas universitarias. Imagen de Makaristos.

Estos educadores tienen poco en común. Viven en diferentes ciudades y estados y provienen de diferentes países. Algunos llevan décadas enseñando en sus instituciones, otros fueron contratados recientemente. Algunos enseñaban en universidades privadas; otros en públicas.

Tienen distintos grados de seguridad laboral, desde un profesor titular hasta los contratos adjuntos más precarios. Y son diversos desde el punto de vista racial, étnico, religioso, de edad y género. Lo que sí comparten es que, en los últimos meses, todos han adoptado posiciones a favor de la libertad palestina, que los llevan a ser blanco de grupos proisraelíes o simplemente neofascistas.

De universidad en universidad, los profesores han defendido el derecho de los estudiantes de educación a protestar, pero cuando los propios académicos apoyan una solución pacífica y la estabilización de dos Estados soberanos en la tierra de Palestina y se oponen al Estado de Israel anexionista y genocida, las consecuencias profesionales con frecuencia han sido graves.

No hay un recuento oficial del número de trabajadores académicos que han perdido sus empleos o sido suspendidos por su apoyo a Palestina, sobre todo porque la educación superior en Estados Unidos está desarticulada, a menudo privatizada y depende de contratos laborales a corto plazo.

La fuente de información son los profesores que enfrentan pérdidas de empleo y suspensiones por Palestina, quienes han sacado a la luz pública estas acusaciones al hablar ellos mismos. Es probable que decenas de académicos de todo el país estén siendo investigados, y muchos de ellos podrían ver sus contratos expirar silenciosamente sin renovaciones.

Órganos de prensa alternativos (The Intercept, el Consejo de la  Paz de los Estados Unidos, Middle East Eye y varios otros) hablaron con más de una docena de profesores, tanto adjuntos como titulares, cuyos empleos han estado en peligro por su discurso pro-Palestina.

De los profesores con los que se habló, todos estuvieron en algún momento bajo investigación desde el 7 de octubre; algunas de las investigaciones se cerraron sin que se descubrieran irregularidades. Varios enfrentaron diversos grados de suspensión, y cuatro perdieron sus empleos o esperan perderlos esta semana cuando termine el semestre, sin la renovación de sus contratos.

Las entrevistas, incluidas aquellas con activistas laborales universitarios y asociaciones académicas, revelaron un patrón de represión por motivos políticos en el que los defensores proisraelíes sionistas tienen la capacidad de perjudicar las carreras de los académicos debido a comentarios que expresan indignación por el actual Gobierno fascista de Israel y su guerra genocida en Gaza

“La mayor parte de nuestras investigaciones, incluso nuestros casos, tienen que ver con violaciones del debido proceso relacionadas con la no reelección, el despido, la concesión de la titularidad, etcétera”, dijo Anita Levy, responsable principal de programas de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios.

Levy informó que su organización sin fines de lucro, que aboga por los derechos de los profesores y la libertad académica, ha abierto cinco casos en los últimos meses, relacionados con represiones por ser propalestinos.

“Cuando recibimos cinco o seis de estos casos en un período de dos meses, entre los cuales hay suspensiones relacionadas con publicaciones en las redes sociales sobre un evento actual, digamos, la guerra en Gaza, eso es inusual”, comentó. “De los casos que hemos abierto, ninguno ha estado relacionado con discursos proisraelíes. Todos han apoyado la causa palestina”.

Estamos en los albores de un “nuevo macartismo”, dijo Levy. “Esta puede ser la punta del iceberg”.

Las instituciones de educación superior, muchas de ellas controladas por prosionistas o donantes judíos, están bien posicionadas para eliminar a los disidentes políticos de sus nóminas bajo la engañosa bandera de proteger al pueblo judío, impulsada por los intensificados ataques de miembros del Partido Republicano  a la educación superior.

Los profesores defendiendo los derechos de sus alumnos, en la Universidad de Columbia. Foto de Michael Santiago.

“Esto va más allá del nuevo macartismo. Esto tiene que ver fundamentalmente con la islamofobia, el racismo antimusulmán, el racismo antiárabe y el racismo antipalestino”, dijo Mohamed Abdou, profesor visitante de Estudios de Oriente Medio, Asia Meridional y África en la Universidad de Columbia, hasta que termine este semestre .

La presidenta de la Universidad de Columbia, Minouche Shafik (2), anunció que la universidad cortaría sus vínculos con Abdou durante una  audiencia en el Congreso sobre el antisemitismo en el campus, el mes pasado. Abdou fue uno de los cinco profesores nombrados por el administrador de la escuela, pero el único sin la relativa protección de la titularidad. Su contrato de un año finaliza este mes.

“Lo que efectivamente hizo fue incluirme en una lista negra a nivel mundial”, comentó Abdou sobre el testimonio de Shafik. (La rectoría de la Universidad de Columbia no respondió a una solicitud de comentarios por parte del Consejo de la Paz).

Abdou dijo que lo difamaron por unas palabras en una  publicación en Facebook  del 11 de octubre que fue sacada dramáticamente de contexto. El activista y académico fue acusado en el Congreso y en los medios de comunicación de derecha de antisemita y partidario de Hamás. Su extensa publicación pide a los lectores que piensen en un futuro para Palestina y en el apoyo a la resistencia, más allá del binario de una formación estatal secularizada y eurocéntrica, o “la idea neoconservadora de la sharía de Hamás y la Yihad Islámica”.

“Estoy en contra de cualquier forma de autoritarismo”, es la opinión de Abdou, cuyo trabajo se centra en el islam, el anarquismo y el colonialismo desde 1492.

Una publicación externa en las redes sociales se ha utilizado como arma para deshacer la carrera de Abdou, después de 20 años de enseñar en Canadá, Egipto y Estados Unidos en campos que también incluyen estudios indígenas, dejando al académico con escasos recursos y opciones limitadas. No está solo en esa precariedad.

“Despedido después de 18 años”

La represión antipalestina en las universidades estadounidenses desde el 7 de octubre no ha sido sutil. Los estudiantes y profesores enfrentan una censura discriminatoria de gran alcance y acusaciones difamatorias por su defensa pro-Palestina, mientras los administradores se apresuran a apaciguar a los donantes proisraelíes y los intereses políticos conservadores.

En los últimos meses, los administradores escolares llamaron a policías antidisturbios para despejar campamentos de estudiantes y arrestar a miles de personas en la Universidad de Columbia, el City College de Nueva York, el Emerson College, la Universidad Emory, la Universidad de Nueva York, la Universidad de Austin en Texas y otras.

Fue  una violencia estatal brutal contra los estudiantes, que no se había visto desde el movimiento universitario contra la guerra de Vietnam, justificada esta vez por afirmaciones realmente endebles y cuestionables sobre la seguridad de los estudiantes, sustentadas en una supuesta combinación de antisionismo y antisemitismo.

Ha habido escenas de solidaridad docente. La primera semana de mayo, miembros del profesorado de la New School de Nueva York lanzaron el primer campamento de solidaridad dirigido por profesores, tras el cierre del campamento de estudiantes con detenciones masivas.

A finales de abril, decenas de profesores y otras personas de la Universidad de Nueva York formaron una línea alrededor de sus estudiantes que protestaban cuando la policía que fue llamada para allanar su campamento. Profesores y estudiantes fueron arrestados todos juntos. Se compartieron ampliamente en línea imágenes que muestran los arrestos de la presidenta del Departamento de Filosofía de Emory, Noëlle McAfee, y de la profesora de Economía Caroline Fohlin, esta última brutalmente arrojada al suelo por los agentes policiales.

Sin embargo, una vez que la atención de los medios se desvíe de las redadas de campamentos y los arrestos violentos, muchos profesores que han perdido su trabajo seguirán sin sus medios de vida o se enfrentarán a un futuro precario, con su reputación injustamente manchada.

“Me despidieron después de 18 años como profesor de Estudios Latinoamericanos y Caribeños en el John Jay College of Criminal Justice”, dijo Danny Shaw. Los administradores de la universidad, parte del sistema público de la City University de Nueva York, le dijeron el mes pasado que no sería reelegido para su puesto adjunto de larga data. Los colegas de Shaw habían decidido volver a nombrarlo, pero fueron rechazados por la presidenta de John Jay, Karol Mason, según una carta abierta del Departamento de Economía.

“La no reelección de Danny Shaw es una acción inaceptable”, escribieron en su carta abierta los colegas de Shaw en el Departamento de Economía. “Danny Shaw es un miembro valioso de su departamento que ha estado enseñando en John Jay desde 2007. El profesor Shaw es un excelente maestro que ha recibido un Premio a la Enseñanza Distinguida”.

El cuerpo docente de la New School instaló el primer campamento propalestino dirigido por profesores en memoria de Refaat Alareer, un profesor, poeta y escritor palestino que murió en un ataque aéreo israelí en diciembre pasado. Los profesores bloquearon a la policía que arrestaba a estudiantes frente al campamento propalestino de la facultad de la New School el 9 de mayo de 2024, en la ciudad de Nueva York.

El despido se produjo tras el acoso en línea de la derecha proisraelí, dijo Shaw, en respuesta a su apoyo vocal a Palestina y su oposición a Israel después del 7 de octubre y el inicio de los bombardeos de Israel.

“Vi un genocidio en movimiento, así que comencé a organizar manifestaciones, seminarios y conferencias”, contó Shaw.

En su cuenta X, a mediados de octubre, a raíz de comentarios estridentemente belicosos de funcionarios israelíes, Shaw escribió en una publicación ahora eliminada que el sionismo “está más allá de una enfermedad mental; es una enfermedad genocida”. El objetivo era claramente la ideología sionista y sus seguidores, no los judíos por ser judíos. El discurso también está claramente dentro de los límites de las protecciones de la Primera Enmienda. Por supuesto, fue denunciado y tachado de “antisemita”.

El patrón ya es familiar. Grupos sionistas como Canary Mission  y Antisemitism.org, que se han dedicado a perseguir a profesores y estudiantes online, señalan a aquellos en el campus con opiniones pro-Palestina. Luego, las universidades enfrentan presiones políticas y de donantes para censurar a los profesores objetivos.

Muchos académicos que ahora enfrentan el despido, la suspensión o la no renovación de sus contratos me dijeron que su apoyo abierto a la libertad palestina no era nada nuevo y nunca antes había sido un tema importante. “He estado haciendo trabajo de solidaridad palestina desde la década de 1990, cuando era un adolescente”, dijo Shaw.

En el momento en que John Jay cortó sus lazos con Shaw, CUNY enfrentaba una presión cada vez mayor por parte de la ciudad y el estado, con la amenaza de pérdida de fondos ligada a afirmaciones falsas de un aumento del antisemitismo en el campus. A finales de octubre, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ordenó una investigación independiente sobre el antisemitismo en CUNY. (Un portavoz de John Jay College dijo que la escuela no puede comentar sobre asuntos de personal).

CUNY ha terminado su relación con al menos otro profesor debido a un discurso relacionado con la guerra de Israel contra Gaza. Una de ellas, Lisa Hofmann-Kuroda, académica de Literatura Japonesa anteriormente en Hunter College de CUNY, me dijo en un comunicado que una estudiante denunció varias de sus publicaciones pro-Palestina en las redes sociales al jefe de su departamento en noviembre.

Señaló que nada en las publicaciones era “antisemita”.

“Lo único que he hecho –dijo– es criticar al Estado de Israel por su brutal ocupación de Palestina durante 75 años y criticar a los estadounidenses por su complicidad o silencio criminal en este genocidio”.

(seguirá)

Notas

  1. Los profesores no titulares a diferencia de los titulares (en inglés, tenured professors) no tienen muchas garantías de la mantención de sus empleos. Los que son titulares se consideran prácticamente contratados hasta la edad de su retiro
  2. Nacida en Egipto, su familia era de las más ricas y altamente relacionadas del país, y huyó escapando a la revolución progresista de Gamal A. Nasser. Baronesa del Imperio Británico, miembro de la Cámara de los Lores, directora del Banco de Inglaterra, muestra que el sionismo no es exclusivo de personas de fe judía.

(Fin de la primera parte)

Foto de portada: FOX 61.

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