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Demasiado fácil, lo real es lo que no se ve

La noticia de la salida de la cárcel británica del periodista Julian Assange, después de más de cinco años en prisión ha alegrado a millones en el mundo

Por Dr. Cs José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

La noticia de la salida de la cárcel británica del periodista Julian Assange, después de más de cinco años en prisión y su destino hacia su país de origen, ha alegrado a millones en el mundo, se considera una conquista de la solidaridad internacional en defensa del paladín de la libertad de información, pero una incertidumbre surge: qué sigue, demasiado fácil para ser real y del imperio no se puede confiar “ni tantito así, nada”, dejó para todos los tiempos la sentencia del inmortal Ernesto Guevara de la Serna, Che para el mundo.

La condiciones de liberación condicionada tras un lustro en precarias condiciones de confinamiento, que le añadieron a su situación, apremios innecesarios. Debió reconocer su culpabilidad, el proceso no ha tenido sentencia firme, depende de decisiones de jueces que prometen y varían dictamen, persiste la presión estadounidense y es harto conocido como los servicios especiales australianos tienen nexos estrechos con los de Estados Unidos, si las presiones no prosperan puede aparecer la alternativa socorrida por la CIA, de las ejecuciones extrajudiciales, incluso permitida y aprobada en administraciones como la de Barack Obama, de quien el actual mandatario Joseph Biden, fue su segundo.

Se emplean drones ejecutores, envenenamientos, “accidentes” promovidos, sicarios diestros, una gama de vías para eliminar a “enemigos”, de ocurrir una situación límite con el periodista, será noticia de un día, en tiempos cuando se asesina a miles de palestinos ante la complicidad de decenas de gobiernos y organismos internacionales incapaces de adoptar medidas que detengan el genocidio y emiten pálidas condenas, que hasta son vetadas para vergüenza de la humanidad, que tiene una paz secuestrada.

El activista Julian Assange, está en manos estadounidenses. De Londres viajó a Tailandia y siguió rumbo hacia las islas Marianas del Norte, donde ante un tribunal, el miércoles 26, deberá declararse culpable y si el juez y los fiscales de Estados Unidos, están satisfechos, lo cual este escribidor lo duda, el defensor de la libertad de información seguirá hacia su destino definitivo, existe confianza y esta condición en casos como estos, resulta fatal. La negociación parece un ardid para sacarlo de Gran Bretaña y destrabar el proceso de extradición. En Estados Unidos, figuras de extrema derecha condenan la aparente solución e instan a condenas de decenas de años, revocar los acuerdos.

La crisis diplomática entre Ecuador y Reino Unido de 2012 y 2013, rememoró que desde 1648, en el Congreso de Wesfalia, se trató la inviolabilidad de los locales de las embajadas de esa época. Fue una regla acordada y respetada, ha sido una figura jurídica de respeto milenario.

El 19 de junio de 2012, Assange, se refugió en la embajada de Ecuador en Londres y solicitó asilo político, allí estuvo siete años. En agosto de 2016, se registró un intento frustrado de asalto, que fue descubierto. Al año siguiente el gobierno de Rafael Correa, le concedió la ciudadanía ecuatoriana. Pero a la presidencia en 2017 el referido Lenín Moreno de quien se esperaba respaldara la decisión presidencial de un gobierno del cual había sido su vicepresidente, pero no fue así, de inmediato declaró que el caso del asilado, ahora ecuatoriano, le causaba a su gestión más de una molestia. El refugiado comenzó a ser hostigado, le cortaron el acceso a Internet, se instalaron medios de escuchas clandestinos en la sede para interceptar de manera ilegal sus comunicaciones personales y fue calificado por el mandatario como miserable y malcriado.

El derecho Internacional en Ecuador, tiene peculiaridades en su concepción y aplicación. En los tiempos del abjurado Lenin Moreno, este abdicó su soberanía territorial en su Embajada en Londres, para entregar al periodista australiano-ecuatoriano, cuando fuerzas inglesas penetraron para secuestrarlo, es decir entregó a su propio nacional por ley, sin respetar las leyes personales que lo asistían. Poniendo en duda el valor de sus ciudadanos, ya antes había permitido que se colocaran medios de escuchas en su Embajada, para espiar a su nacional protegido, por interés de Estados Unidos.

Este conflicto no fue solo bilateral, acaparó la atención, solidaridad y respaldo de países de la región latinoamericana, como ahora, fue emitida la Declaración de Guayaquil, expresión del acuerdo suscrito por los cancilleres de los países miembros de la UNASUR, reunidos de manera extraordinaria el 19 de agosto de 2012 en esa ciudad para discutir la nota que el gobierno de Reino Unido envió a su par del Ecuador, en la cual advertía, que irrumpiría en la embajada de su país, aun sin su autorización, para proceder al arresto del periodista australiano amparándose en “su deber de llevar a la justicia a las personas requeridas por ésta” y citando la ley británica sobre las instalaciones diplomáticas y consulares de 1987.

Cuatro días antes, el 15 de agosto Ricardo Patiño, entonces canciller ecuatoriano denunció una amenaza británica de tomar acciones violentas para arrestar al protegido dentro de las instalaciones de su Embajada en Londres. Al siguiente día se anunció que el Gobierno del Ecuador había decidido otorgarle la protección diplomática.

La comunidad internacional condenó la amenaza del Reino Unido y respaldó la posición del Ecuador. Distintos organismos como la OEA, UNASUR, ALBA y organizaciones políticas y sociales de varios países se solidarizaron. En el acto, los estados de manera unánime y contundente expresaron su total respaldo al gobierno ecuatoriano frente a lo que denominaron una amenaza inaceptable. Antes y después de la reunión, de consultas gobiernos como el de Venezuela, había expresado su total apoyo respecto a lo que consideró una inadmisible amenaza contra el gobierno de Ecuador.

La declaración, asumida por la Unión de Naciones Suramericanas, consistió en siete puntos los cuales hacían énfasis en la inviolabilidad de cualquier establecimiento diplomático, de cualquier país, en cualquier zona del mundo; el rechazo al uso de la fuerza para la comisión de cualquier medida, la solidaridad de los países miembros para con el Ecuador, y la exhortación a las partes al diálogo.

En 2019, el gobierno ecuatoriano cedió a las presiones y privó al perseguido de su ciudadanía, del asilo concedido y autorizó a la policía británica de extraerlo desde su sede en Londres, renunció a su soberanía y dejó violar su territorio. Con la política artera de Moreno, de extirpar de Ecuador todo vestigio de la Revolución Ciudadana, se desató una cacería política, que alcanzó a decenas de figuras comprometidas con ese proceso de crecimiento social, entre estos Rafael Correa, el mencionado Ricardo Patiño, asilado el 4 de octubre de 2019 en la embajada de México y el reciente caso de Jorge Glas Espinel.

Rara práctica diplomática ejerció el Gobierno ecuatoriano, en lugar de emplear los canales diplomáticos asumidos por los países para mantener las cordiales relaciones, eligió, como salteadores de caminos treparse a cercas e invadir recintos obligados a proteger, golpear y vejar a funcionarios, sin recordar que uno de los principios internacionales es la reciprocidad ni considerar el impacto político internacional derivado de sus actos, optaron por la violencia, en un país desestabilizado por el crimen organizado, militarizado y la violencia generalizada.

Ahora, lejos de resolver las controversias surgidas de su improcedente acción, como presentar disculpas, en tono de venganza alejada de la diplomacia cordial tradicional, ha enrarecido más la situación presentado demandas contra México, por considerar a Glass, como delincuente común, no elegible para asilo, cuando olvida que es el Estado receptor el que califica el motivo y valora si son actos políticos derivados de probables ilícitos comunes. Autoridades de justicia locales después admitieron como válido el asalto, al ratificarse la causal de la condena a Glas, aun así, el asalto fue un delito de lesa diplomacia.

Es práctica en tales casos, que el país huésped redacta una comisión rogatoria y por canales diplomáticos solicita la entrega del asilado y de manera colateral niega el salvoconducto que le permite al asilado salir del país. Así se desarrolla la negociación, hay casos en el registro histórico de tales eventos que la solución del conflicto ha demorado décadas, uno de ellos es el citado caso de Assange, que perduró siete años hasta su extracción forzosa y permitida.

La seguridad de Assange, es débil a pesar de las declaraciones del primer ministro australiano el martes 25 de junio, que aseguró: “Lo queremos (Assange) de vuelta en Australia”, la incertidumbre de este proceso inacabado, recuerda las premonitorias palabras del periodista checo Julius Fucik, momentos antes de ser ejecutado por el fascismo: “¡Estad alertas!”.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano. 

Foto de portada: AFP.

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