Fascistas por los caminos del mundo (Parte II)
Por Raúl Antonio Capote * / Colaboración Especial
Resumen Latinoamericano
El 17 de diciembre de 2021, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) adoptó por mayoría de 130 votos una resolución promovida por Rusia que condena la glorificación del nazismo. Sin embargo, EE.UU. y Ucrania votaron en contra. Resulta altamente significativo que 49 Estados se abstuvieran, entre ellos Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Reino Unido, Canadá y Japón.
Es apreciable la “ceguera” mostrada por Occidente, con relación a las formaciones abiertamente fascistas en Ucrania, el uso descarnado de símbolos nazis y el discurso de sus principales dirigentes políticos que hablan de una “gran Ucrania” salvadora de la raza Aria.
Recordemos que, tras la desaparición del campo socialista, las asociaciones ucranianas ultranacionalistas comenzaron a regresar al país. Por ejemplo, en 1992, la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) se transformó en el partido Congreso de Nacionalistas Ucranianos, integrante de la coalición de partidos del bloque Nuestra Ucrania, de Víktor Yuschenko.
Los seguidores de Estepan Bandera, crearon grupos de veteranos de las Waffen SS y comenzaron con absoluta impunidad a celebrar marchas y mítines glorificando las acciones de los colaboradores nazis.
Todo eso ante los ojos y el aplauso de Estados Unidos y Europa, donde comenzaron a revitalizar la idea de revivir al fascismo y lanzarlo contra Rusia.
En 2004, la principal agrupación de ultraderecha el Partido Social Nacional de Ucrania, cambió su nombre a Partido de la Unión Panucraniana Svoboda, organización que fundó en el 2010, su ala juvenil nombrada C14.
Otra de las agrupaciones de extrema surgidas fue Sector Derecho (SD), creado en 2013. Durante las protestas de la plaza Maidán en 2014, SD lideró las manifestaciones contra el Gobierno actuando con suma violencia.
Las bandas de SD realizaron ataques contra sinagogas de Kiev, lanzaron cocteles molotov y fueron autores de decenas de antorchas humanas, durante las protestas sus miembros repartieron ejemplares del Mein Kampf de Adolf Hitler.
El nacionalismo ucraniano comenzó a cultivarse con esmero en los años 90 del siglo pasado.
Bajo los gobiernos de Petró Poroshenko y Volodímir Zelenski, la ideología del nacionalismo radical se convirtió en parte integral de la agenda oficial del Estado de Ucrania.
Se promueve la idea de la superioridad étnica ucraniana, el antisemitismo y la rusofobia, se glorifican los héroes del nazismo y sus cómplices.
Bajo el gobierno de Volodímir Zelenski, el agente de la Gestapo y jefe de la Organización de Nacionalistas Ucranianos Andriy Mélnyk se convirtió en el héroe oficial de Ucrania.
En 2019 en Kiev se cambió el nombre de la avenida Moskóvsky por la Stepán Bandera y la General Vatutin por la Román Shujiévych, en 2016 a la calle de Aleksandr Suvórov en Kiev le dieron el nombre de Mykhailo Omelianovych-Pavlenko, el organizador y participante de fusilamientos en masa de civiles de Ucrania y Bielorrusia durante la Gran Guerra Patria.
La masacre contra los habitantes del Donbas, opuestos al golpe gestado en el Maidán, masacre de la que aún no se conocen en toda su magnitud las dimensiones que alcanzó, transcurrió ante la ignorancia del mundo y la complicidad de Europa y EE.UU.
Las unidades armadas ucranianas durante 8 años bombardearon continuamente casas, hospitales, clínicas, escuelas, jardines de infancia y otras infraestructuras civiles en el Donbas.
La Misión Especial de Observación de la OSCE registró parte de los crímenes de guerra de Ucrania. Sin embargo, no hubo ninguna reacción de parte de los gobiernos europeos durante los 8 años de la guerra civil en Ucrania.
En toda Ucrania existen movimientos juveniles y paramilitares, llamados titushki, reclutados en su mayoría mediante redes sociales como Facebook y Wasap, entrenados para ejercer la violencia contra las minorías étnicas, grupos pro rusos y opositores políticos.
Qué decir del batallón de Azov, la principal fuerza neonazi, surgida en 2014, plenamente identificado con las Waffen-SS, integrada como unidad de propósito especial del Ministerio del Interior y reasignada después a la Guardia Nacional de dicha institución.
La organización es un movimiento que realiza un reclutamiento activo de combatientes extranjeros, principalmente adeptos a ideologías de extrema derecha y más específicamente al neonazismo y al supremacismo blanco.
Por otro lado, Azov se vincula a nivel transnacional con otras organizaciones de extrema derecha, en particular con la Atomwaffen Division en Estados Unidos
Los grupos Ucrania Patriota y Asamblea Nacional Socialista, precursores del Batallón Azov, se caracterizaron por su ideología abiertamente neonazi.
Leamos la declaración de su primer comandante, Andriy Biletsky “Ucrania está destinada a liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final contra los Untermenschen (subhumanos) dirigidos por los semitas”
Sus miembros han sido entrenados en Francia, el Reino Unido, Canadá, EE.UU., Alemania y Polonia, según datos del Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) se estima que aproximadamente 17 000 combatientes extranjeros de 50 países forman parte de su estructura.
Ucrania ha servido de campo de entrenamiento para extremistas neonazis.
Algunos de los veteranos de Azov fundaron en 2016 el partido Corpus Nacional. Otros grupos militares de neonazis ucranianos son Corpus de Voluntarios Ucranianos “Kiev-2” del Sector Derecho, el Batallón OUN en la ciudad de Nizhyn, el Batallón UNSO entre otros.
Además de los batallones “Aidar”, “Shakhtyorsk” y “Tornado”, así como en varias subunidades de la Guardia Nacional.
El 20 de diciembre, el emblema rojinegro con el símbolo de la organización neonazi ucraniana Pravi Sektor apareció claramente en la foto del partido de fútbol entre el Shajtar ucraniano y el Avispa Fukuoka, en Tokio, según refiere Sputnik.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto: Gettyimages