Internacionales

Epílogo de un nuevo fracaso imperial

Por Laura Mercedes Giráldez

Recientemente, mientras sesionaba en Nueva York el debate General del 79 Periodo Ordinario de Sesiones de la ONU, caían bombas en Gaza y morían asesinados miles de niños y adultos inocentes, «con la complicidad de los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea».

Esa espeluznante realidad es, según el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yván Gil, «el mayor crimen de exterminio y genocidio desde aquel perpetrado por Hitler en la Segunda Guerra Mundial». No obstante, tal «amenaza para la humanidad y la paz» no es la única sobre cuyos hilos el imperio pone su mano ponzoñosa.

El Canciller denunció cómo pretenden llevar la guerra a Rusia, tras la derrota en Ucrania; aseveró que la otan «amenaza la paz en América del Sur, con la instalación de bases militares», para lo cual cuentan con la complicidad de los gobiernos de Argentina y Ecuador».Aseguró, además, que «desde el territorio de ee. uu. se planifican atentados, intentos de magnicidio, desestabilizaciones y agresiones contra los pueblos soberanos, como el de Venezuela». A la par, Washington «incluye a Cuba, sin fundamento alguno, en una lista espuria de países que supuestamente patrocinan el terrorismo».

Al imperio y sus lacayos no les supo bien que les dijesen las verdades en la cara, y de forma paralela a la cita diplomática anual, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, organizó una reunión en la que instó a «mantener presión colectiva en los meses previos a la investidura presidencial» en Venezuela, prevista para enero de 2025.

De ese encuentro al margen de la ONU, 31 países emitieron un Comunicado conjunto en el que mostraron su ¿preocupación? por la Patria de Bolívar y de Chávez. En el texto dicen respetar «los principios democráticos y el ejercicio de los derechos humanos en ese país», sin embargo, no reconocen «la transparencia y la integridad del proceso electoral» celebrado el 28 de julio. Hablan de «abusos y violaciones de derechos humanos» por parte del Estado venezolano, y asumen como pacíficas las manifestaciones violentas que, con su apoyo, dirigió la ultraderecha tras la victoria chavista en los comicios, la cual aún desconocen.

Ante esta afrenta injerencista, el Gobierno bolivariano respondió con un rechazo a ese «acumulado de infamias, distorsiones y aspiraciones golpistas, cuyo epílogo será, como siempre, un estrepitoso fracaso.

«En este comunicado ridículo pretenden invocar la defensa de los derechos humanos del pueblo venezolano mientras lo agreden con casi cien medidas coercitivas ilegales, y planifican acciones terroristas contra sus autoridades, servicios públicos en instituciones, para desconocer su voluntad democrática e imponer, como en 2019, un nuevo títere».

En el documento de respuesta, la República Bolivariana insiste que ha sido siempre y será respetuosa del derecho internacional, y asegura que la sede estadounidense en Caracas permanece intacta, pese a que los espacios diplomáticos venezolanos en Nueva York y Washington fueron robados y se encuentran deteriorados.

«Venezuela no se deja amedrentar». Es evidente, y como ya es costumbre, le arrancan –a base de argumentos irrefutables– la máscara de defensores de la humanidad que a la fuerza intentan mantener los responsables de millones de crímenes en el mundo.

Fuente: Granma

Foto: El 19 Digital

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