Blanquito: “La caricatura tiene que ser tan breve como un trago”
Por Flor de Paz / Colaboración especial para Resumen Latinoamericano
El caricaturista Francisco Pascasio Blanco Ávila, más conocido por Blanquito, falleció este 10 de abril en La Habana a la edad de 90 años. Entre los más importantes protagonistas del quehacer del humorismo gráfico en Cuba en la etapa revolucionaria, Blanquito fue el primer dibujante que tuvo la Agencia Prensa Latina, tras su experiencia de una década en el trabajo editorial —primero en la revista deportiva FOTOS, donde apareció su primer dibujo en 1948, y más tarde en el diario El Mundo. Fue fundador del Semanario humorístico PALANTE, y su director entre 1970 y 1985.
Blanquito nació el 28 de noviembre de 1930 en el barrio habanero de 10 de Octubre. Hijo de padre asturiano, izquierdista, del Partido Socialista Popular, y de madre descendiente de tipógrafos. Así, tras la muerte de su progenitor el 31 de diciembre de 1944, cuando Blanquito tenía 14 años, se vio necesitado de aprender el oficio familiar.
“Mi abuelo fue del periódico El País cuando se fundó en el año ‘22, y mi tío linotipista de El Mundo. Mi madre era ama de casa”, dijo en una entrevista el destacado caricaturista, Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida.
Su tío lo llevó entonces a una imprentica de La Habana Vieja donde aprendió a fundir plomos, y más tarde consiguió una plaza en el periodico El Mundo. “Eso casi coincidió con el triunfo de Revolución”, dijo.
Después —añadió— trabajé en la Agencia Prensa Latina. “Porque yo sabía dibujo (desde niño dibujaba en el piso de niño). Y en la imprenta donde me hice linotipista se hacía la revista Fotos, de Pepe Agraz. Y un día Agraz me vio dibujando y me propuso hacerlo para su publicación. Pero como no era un profesional del periodismo no podía cobrar. Así que terminé el bachillerato, y como aprendiz de imprenta en horario nocturno, ingresé en la Escuela de Periodismo Márquez Sterling, de donde me gradué en 1959.
“Como periodista trabajé por primera vez en Prensa Latina. Le presenté a Masetti un dibujo y me dijo: ‘No tengo dibujante, ven para acá’, hasta que en el año 61 me fui para el semanario humorístico PALANTE”.
Blanquito fue después editor de las revistas COMICOS, PABLO y del tabloide EL MUÑE, en la Pablo de la Torriente, la editorial de la Unión de Periodistas de Cuba, a la vez que colaboraba con distintos periódicos y revistas del país. De su larga trayectoria en la prensa emerge esta reflexión:
“Una caricatura hay que pensarla. Pero tiene que ser tan breve como un trago”
Cuando yo estaba en el diario El Mundo —contó Blanquito— salía a la calle a las ocho de la mañana y la gente me decía: “Oye, mira tu caricatura” “¿Qué caricatura?” “Blanco, la caricatura tuya que salió hoy”. Pero esa ya se me había olvidado, porque ya tenía que pensar en la siguiente. La caricatura es como la noticia del día”.
—Para usted, ¿qué es el periodismo?
—El periodismo es actualidad, y tiene que ponerse a tono con ella; si la actualidad es en tiempo real, en tiempo real tiene que estar la prensa.
“Nosotros trabajamos para el pueblo, para el público, y la mayor satisfacción que he tenido es cuando me han dicho: “Qué buena te quedó la caricatura”. El artista trabaja para que lo aplaudan o para que, con o sin aplausos, guste lo que hace. Yo no puedo hacer una caricatura para guardármela para mí mismo porque trabajo para los demás.
El mayor premio para un artista, ya sea gráfico, televisivo o radial, es que el público le agradezca con una palmadita en la espalda, o con un aplauso; o ver su trabajo publicado; ver que la gente analiza su obra, que te quedó bien o te equivocaste. Porque tenemos derecho a equivocarnos también, todas esas cosas son las que hacen vivir la vida”.
Foto de portada: Roberto Chile