Cumbre ALBA-TCP rechaza exclusiones; no las impone
Por Orlando Oramas León* / Fotos: Yaimi Ravelo / Alejandro Azcuy Domínguez / Especial para Resumen Latinoamericano.
La XXI Cumbre de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) defendió la soberanía, rechazó el hegemonismo y la exclusión, y a la vez resultó ejercicio de democracia y respeto.
Presidentes, Primeros Ministros y altos representantes de los 10 países que conforman el bloque integrador, reunidos en el Palacio de la Revolución de La Habana, así lo consignaron en una declaración.
Resulta un documento que recoge las opiniones conversadas y consensuadas en diálogo previo a la que pudiéramos denominar la cumbre pública, que en unas tres horas posteriores dio margen a los representantes de las naciones concernidas a divulgar sus posiciones.
Fue en ambos espacios un contundente rechazo a la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua a la IX Cumbre de las Américas, organizada por Estados Unidos y convocada para Los Ángeles el mes próximo.
Lo dijeron con diversas expresiones y sentido común los presidentes de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y demás participantes, quienes calificaron la decisión del gobierno de Joe Biden discriminatoria contra naciones del hemisferio.
En su discurso de apertura del foro el jefe de Estado cubano, Miguel Díaz-Canel, denunció que Estados Unidos utiliza el sistema panamericano como instrumento de dominación y se arroga el rol de árbitro de la democracia.
Al respecto calificó de retroceso histórico la exclusión decidida por Washington de cara a la cita californiana, y recordó que en la primera participación de la isla en tal foro (Panamá, 2015), el entonces presidente Raúl Castro defendió verdaderas formas de integración.
El gobernante evocó, en palabras del líder de la Revolución Cubana, a la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en La Habana en 2014, como un ejemplo de unidad desde el respeto a la diversidad.
También la adopción entonces de la proclamación de Latinoamérica y el Caribe como zona de paz, hito que también reconoce la Declaración de la XXI Cumbre del ALBA-TCP.
Por su parte el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, refirió lo que calificó como “el enorme poder de la conciencia latinoamericana y caribeña, la protesta general de gobiernos y pueblos”, léase de nuevo al respecto a la reunión de Los Ángeles.
Otro excluido, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, en transmisión en vivo desde Managua repudió que Washington se aferre a mantener la doctrina Monroe hacia la región.
“El veto de Washington demuestra que pese a la retórica en favor de la democracia y los derechos humanos no existe una voluntad real en las autoridades de dicho país para cambiar su política hostil hacia los gobiernos que dignamente no se subordinan a sus intereses”, apuntó por su parte el presidente de Bolivia, Luis Arce.
Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, defendió la participación de todos los países del hemisferio en la llamada cita panamericana. Calificó de irrespeto a los derechos humanos la postura exclusivista de la Casa Blanca.
Cuando un gran país como Estados Unidos insulta nuestra inteligencia con esta falta de sentido, tenemos que defender nuestra integridad”, afirmó.
Señaló que la región vive un retroceso en materia de relaciones entre países, y recordó los avances logrados en ese sentido con el restablecimiento en 2015 de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos durante los gobiernos de los presidentes Raúl Castro Y Barack Obama.
En ese ámbito criticó una vez más al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington a La Habana desde hace 60 años, contrario al derecho mundial y cuyo cese inmediato demanda la comunidad internacional, términos que también recoge la Cumbre del ALBA-TCP.
Otro caribeño, el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, destacó la importancia de la solidaridad de Cuba y Venezuela para las pequeñas naciones del Caribe, y ejemplificó con la ayuda en momentos críticos de la pandemia de la Covid-19.
Skerrit significó que esa solidaridad es uno de los elementos distintivos de las relaciones entre los países integrados al ALBA-TCP, cuyos principios fundacionales, establecidos por Fidel Castro y Hugo Chávez, defienden el respeto a la soberanía, la autodeterminación de los pueblos.
Hubo otras voces de los pequeños Estados insulares caribeños, a los que la declaración adoptada en la capital cubana renovó su reclamo de un trato diferenciado frente a sus ex metrópolis y el injusto sistema económico mundial.
Al final, foto incluida, la XXI Cumbre del ALBA-TCP de La Habana, pareciera frugal en el tiempo, pero defendió el mecanismo, y no impuso exclusiones respecto a la llamada Cumbre de las Américas.
Como adelantara el presidente Díaz-Canel y otros de quienes lo expresaron en La Habana, en la Cumbre de Los Ángeles habrá posturas disonantes en defensa de los excluidos.
(*) Periodista cubano, autor de los libros “Raúl Roa, periodismo y Revolución”, “Pohanohara, cubanos en Paraguay” y “Cuentos del Arañero”.
Foto de portada: Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.