Asilo político: El premio por robar un avión cubano
Si un aviador de Haití, República Dominicana o Jamaica llega ilegalmente a EEUU, el titular sería: “Encarcelan a secuestrador aéreo en EEUU” o “Detienen y deportan al piloto que robó una avioneta”. Pero como este es cubano, la noticia y el modo de contarla cambian radicalmente: “Juez (de EEUU) otorga asilo político al piloto que escapó de Cuba en una avioneta rusa”.
Pero ¿de que “escapó” (2)? ¿De quién “huía”? ¿Quién lo perseguía? Nadie, absolutamente nadie. Pero -solo por ser cubano- en EEUU le han concedido asilo político porque siente un “miedo creíble” a las “graves consecuencias por parte de las autoridades comunistas”, en caso de “regresar a Cuba”.
Claro, porque en Cuba -¡y en Japón!- se le abriría un proceso penal por delitos de piratería y contra la seguridad aérea, tipificados en los convenios internacionales; así como por el robo de una propiedad pública (un avión) y de un bien racionado en su país (el combustible).
Pero para vestir la farsa, son imprescindibles las mentiras de siempre: que en Cuba “lo pueden fusilar” o “torturar” (algo total y absolutamente falso) y que allí ya tuvo “dos incidentes” con “el gobierno cubano”. ¿Saben cuáles? Un arresto por robar gasolina (de nuevo) y una discusión “con unos policías”. Algo tan grave tan grave que, oigan bien, en la Isla su “vida correría peligro”.
Rubén Martínez -así es su nombre- es un migrante económico más, como cientos de miles de toda la región. Alguien que ha “huido” o “escapado”, en todo caso, de la escasez, las penurias materiales y la crisis económica que vive su país, producto, en gran parte, del bloqueo y las sanciones impuestas por el gobierno que, ahora, ha decidido reconvertirlo en un “perseguido político”.
Él mismo reconoce que su decisión fue por motivos económicos: un salario con el que -asegura- “no se puede vivir” y “la falta de oportunidades para prosperar económicamente” en la Isla. ¿Debido a un bloqueo criminal, que tapona los ingresos, las inversiones y los créditos de su país? No. Decir esto implicaría la deportación inmediata. Mejor declarar que es porque “en el sistema comunista no hay libertad”.
Mientras recuerda, ante los medios, que él “aspira a conseguir trabajo en EEUU, preferiblemente como piloto” y que “cuenta con las credenciales de ser el primero en su clase en la escuela de aviación en Cuba, donde se graduó con honores”. Por cierto, ¿saben cuánto le costó esa “escuela de aviación”? Ni un céntimo.
Pongamos algunos toques épicos en el relato mediático (la “dramática llegada” del piloto, el “aterrador vuelo hacia la libertad”…). Y añadamos el mantra propagandístico de la “libertad”; “tomé la decisión de apostar mi vida por ser libre” , estoy “contento de haber llegado al país de las libertades“, declaraba.
Así funciona esta vergonzosa farsa política, mediática y judicial que, increíblemente, no provoca el más mínimo escándalo.
Tomado de Cubainformación/ Foto de portada: Rubén Martínez/ Facebook.