Por favor, no hagas mentir al robot
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En un canal de noticias, creado al efecto, pudo verse hace unos días a un comentarista disertar sobre asuntos internacionales. Llamaba la atención un leve acartonamiento en la expresión que contrastaba con la fluidez del lenguaje del individuo, pero nada parecía salirse de lo habitual; con tono grave y seguro, analizaba los acontecimientos mundiales como lo haría cualquier profesional.
Dice un viejo dicho que el diablo está en los detalles y salvo una particularidad esencial, todo marchaba bien: el señor de la TV no era humano, no era una persona de verdad, se trataba de un avatar creado por un programa de inteligencia artificial (IA).
Podríamos decir como en los cuentos antiguos, había una vez en los medios… en un mundo donde la ética ha sido superada por intereses mercantiles o hegemónicos dictados desde el poder, qué se puede esperar si los análisis de la realidad y las noticias son elaborados por un programa informático y comunicados por un avatar.
Qué sucederá si se impone, con la óptica del vale todo, en este mundo de las fake news y la posverdad, el uso de la tecnología de video Deep fake y la ia en los medios de comunicación.
Un video, una imagen o un audio Deep fake imita la apariencia y la voz de una persona y son tan convincentes que pueden engañar incluso a los algoritmos.
Podría alguien afirmar que existe poca diferencia entre algunos mercenarios de la palabra y los robots periodistas, y es cierto, pero al menos quedan focos de resistencia ética y revolucionaria que los enfrentan; ahora tendríamos que encarar a un avatar programado para embaucar a la humanidad.
Debe preocuparnos seriamente la utilización de este recurso por parte de los cultores de la manipulación. ¿Qué frontera ética no podrán cruzar quienes creen en la eficacia de la falsedad para lograr sus planes hegemónicos?
La semejanza entre los avatares y las personas es cada vez mayor, los programas se perfeccionan, hoy tenemos el ChatGPT de Openai, básicamente, un robot virtual (chatbot) que responde una variedad de preguntas, realiza tareas por escrito, conversa con fluidez, aconseja sobre problemas personales, genera contenido diverso en las redes sociales, etc.
ChatGPT aprendió a hablar de una manera más cercana a un humano, refiere BBC News.
El sistema fue desarrollado por Openai, empresa fundada en 2015 en EE. UU. por Sam Altman y por Elon Musk, quien abandonó el proyecto en 2018.
La tecnología puede ser una herramienta increíble para el desarrollo del ser humano, para ampliar nuestros conocimientos y potencialidades; sin embargo, también puede ser una amenaza muy grande si se utilizan estos avances sin cuestionamiento moral ni ético y con fines de manipulación y engaño, entonces se convierte en un peligro para todos.
Como van las cosas habrá que agregar a las tres leyes de la robótica o leyes de Asimov, una cuarta ley inviolable: no mentirás jamás, válida para los robots, pero sobre todo, para sus creadores.
Tomado de Granma/ Imagen de portada: Whatsnew.com