Francisco Panchito González: El fotógrafo se vale de su pericia para crear sus imágenes
Por Roberto Chile.
“El manejo de la cámara, del diafragma, las velocidades, etc., tiene que ser un acto reflejo, como cambiar de velocidad en un coche“.
Henry Cartier Bresson
“El componente más importante de una cámara está detrás de ella”, afirma Ansel Adams (1902-1984), posiblemente el fotógrafo de naturaleza más apasionado y reconocido en todo el mundo. Pero hay que conocer el equipo, dominarlo con destreza y precisión, porque la cámara es para el fotógrafo como el rifle para el cazador.
Francisco González, o Panchito, como se le conoce en el gremio periodístico, posee conocimientos técnicos y sensibilidad artística para la fotografía, dos requisitos esenciales para llegar a ser un buen fotógrafo. Bastaron unos minutos de conversación con él en su oficina y observar una sola imagen de su autoría en la pantalla de su ordenador, para descubrir en él ambas cualidades.
En fotografía, como en otras manifestaciones artísticas, la técnica es esencial para el desenvolvimiento del creador. Así, las herramientas o instrumentos de trabajo se comportan como una extensión del artista y generan una imagen indisoluble de ambos.
Eventos políticos, conciertos musicales, funciones de ballet, y otros momentos de la vida de la nación, han sido capturados por su lente y difundidos al mundo a través de Prensa Latina, agencia en la que comparte funciones como directivo y fotógrafo.
Siempre listo para salir -cámara en ristre- en busca de la imagen noticiosa, este experimentado fotorreportero sigue apretando el obturador de su cámara en el momento exacto y desde el ángulo ideal.
—¿Qué hay detrás de esa imagen de ballet que me mostraste en el ordenador de tu oficina?
—La tomé en el Gran Teatro de La Habana durante una presentación de la compañía de Carlos Acosta. Estaba siguiendo la temporada de presentaciones de la compañía danzaría sin haber podido ir a un solo ensayo. Eso me obligaba a estar atento para no perderme los momentos cruciales de la función, y claro, imprimirle a cada fotografía un poco de mí. Por el movimiento implícito de la danza y la baja iluminación del escenario, tuve que trabajar todo el tiempo con un ISO muy elevado y diafragmar a la mayor apertura de mis lentes, para poder subir la velocidad de obturación y detener el movimiento de los bailarines en los pasajes más violentos.
La escena propiciaba un dramatismo mágico, gracias a un diseño de iluminación que enfatizaba luces y sombras con elegancia particular y a las gestualidades de los bailarines que iban y venían desde la posición de cambré con el torso desnudo. Concentrado en mi trabajo, apelé a mi sensibilidad para lograr captar en una sola imagen toda la carga emocional que derrochaba la coreografía. Cuando la solista, una bellísima bailarina negra vestida de azul, quedó descubierta en el centro del escenario, dejé que mi dedo índice se deslizara suave y firmemente sobre el obturador y capturé el instante.
Compañia Acosta Dance / Foto: Francisco “Panchito” González
Una vez publicada la fotografía junto a un texto de la periodista Martha Sánchez, recibí muchos elogios. Eso me motivó a publicarla en las redes sociales donde tuvo muy buena acogida. Entonces la coloqué como fondo de pantalla del ordenador de mi oficina en Prensa Latina.
Bajo el título de “Loto Azul” la presenté, junto a algunas otras también de mi autoría, en el Primer Concurso de Fotografía de Ballet de La Habana, y aunque no ganó premio, quedó entre las finalistas del evento.
—¿Cómo se combinan en fotografía la técnica y el arte?
—En fotografía, como en otras manifestaciones artísticas, la técnica es esencial para el desenvolvimiento del creador. Así, las herramientas o instrumentos de trabajo se comportan como una extensión del artista y generan una imagen indisoluble de ambos.
Es difícil mencionar a Frank Fernández y no visualizarlo frente a su piano. Lo mismo ocurre con Fidelio Ponce, Carlos Enríquez, René Portocarrero o Flora Fong, a quienes vinculamos con pinceles, caballetes, lienzos, óleos. De igual manera, no puedes imaginarte a Henry Cartier Bresson, Robert Capa, Alberto Korda, Raúl Corrales y Osvaldo Salas, por ejemplo, sin vincularlos a una cámara fotográfica.
En fotografía, el dominio de la técnica por una parte y la sensibilidad artística por la otra, se complementan. Una no es nada sin su contraparte. El fotógrafo se vale de su pericia en el manejo de la cámara y su bagaje técnico para crear sus imágenes. El triángulo de exposición, el sistema de zonas, las reglas de la composición, los ángulos, los volúmenes, el contraste, la textura, todo eso y mucho más, debe dominarlo el fotógrafo si se propone expresar y comunicar a través de la fotografía sus inquietudes, obsesiones o estados emocionales, con creatividad, sensibilidad e inspiración.
Utilizando todas las posibilidades que nos proporcionan nuestros instrumentos de trabajo, los fotógrafos pintamos la realidad que percibimos con luces, sombras y colores, a veces con una cuota de fantasía, otras naturalmente.
Son muchos los elementos técnicos que hacen la diferencia entre una buena fotografía y una mala fotografía. No es cuestión de apretar el obturador de la cámara y ya. Hay que saber y hay que sentir.
Primero de Mayo/ Foto: Francisco “Panchito” González
—¿Qué particularidades tiene la fotografía de prensa?
—Como es sabido, la fotografía de prensa debe tener, en primer lugar, carácter informativo. Si creemos que graficar sucesos es ser fotoperiodista, nos quedamos en la epidermis del asunto. Viéndolo así con esa mirada tan simplista, la humanidad nunca habría tenido tantos “fotorreporteros”. Hoy en día cualquiera tiene un celular con el que puede hacer fotos y publicarlas al instante dondequiera que ocurra el suceso -de mejor o peor manera- en las redes sociales, el más abarcador e inmediato de los medios periodísticos, si es que se le puede llamar así, que ha existido jamás. Sin embargo, ese simple hecho no es ni remotamente fotoperiodismo.
El fotoperiodista es, ante todo, un comunicador que cuenta historias reales de manera visual y ética. Por eso debe prestar vital atención a los detalles del suceso y a la información, para transmitir certeramente el mensaje y no confundir a los interlocutores. El fotógrafo de prensa debe prepararse técnica y estéticamente para marcar la diferencia con su trabajo. Debe adelantarse al momento crucial y preverlo siempre que las circunstancias lo permitan, tratando siempre de captar el “instante decisivo”, al cual se refirió reiteradamente el fotógrafo Henry Cartier Bresson, lo cual no siempre es posible lograr.
La fotografía de prensa debe ajustarse a determinadas características y particularidades indispensables, como son: actualidad, objetividad, narrativa y estética, además de ser cuidadosa en términos de ética periodística. Cada uno de estos ingredientes se relacionan de manera natural y paulatina en la obra de quienes ejercen esta disciplina, dependiendo siempre del dominio técnico y la formación cultural del fotoperiodista como cronista de su tiempo.
—Coordinar, organizar, dirigir, fotografiar. ¿A qué le dedicas más tiempo? ¿Qué es lo que más te apasiona?
—No tengo la métrica exacta para determinar a cuál de esas funciones le dedico más tiempo, pero lo que sí puedo asegurarte es que le dedico mucho más tiempo del que quisiera a coordinar, organizar y dirigir, y mucho menos del que desearía, a fotografiar.
Me apasiona hacer fotografías. Desde que la cámara se convirtió en una extensión de mí, todo lo pienso en imágenes. Si estoy viendo una película, me paso el tiempo observando el manejo de las luces y las sombras y valorando cuánto la fotografía se ajusta al contenido del film. Y es que, aunque no la lleve siempre conmigo, me paso el tiempo mirando a través de mi cámara.
De la serie Mejor sin Bloqueo / Foto: Francisco “Panchito” González
—Prensa Latina ¿Cuánto le debes? ¿Cuánto le has aportado a ese importante medio de prensa de alcance internacional?
—Prensa Latina es una gran escuela. Lamentablemente llegué a ella un poco tarde, por eso trato de aprovechar cada segundo allí. Ser parte del STAFF de Prensa Latina y asumirlo con responsabilidad y sentido de pertenencia, exige estudiar y prepararse cada día, a la vez que nos obliga a trazarnos metas posibles y vencerlas. A Prensa Latina le debo mi afán de superación y el tesón que necesité para graduarme de nivel superior en condiciones difíciles.
¿Aportes? Creo que estoy en deuda con Prensa Latina. Trato de transmitir a los corresponsales de la Agencia y a todo el que lo desee, lo que en he aprendido de fotografía en el trascurso de mi vida, desde las enseñanzas de Roberto Rodríguez Decall, a quien nunca puedo dejar de mencionar, pasando por Cambras, Félix Arencibia, Roberto Gil, Aquiles Ortiz y muchos otros. Y en mi incesante aprendizaje, trato de ser una esponja para captar lo que pueda de quienes me rodean, sin excepción, porque de todos siempre se aprende algo”.
—¿Qué te propones en un futuro inmediato? Planes, proyectos, sueños.
—Aunque resulte difícil o imposible lograrlo, mi propósito inmediato es hacer la segunda mejor foto del mundo. Llevo treinta y ocho años en la profesión y todavía no aparezco entre los primeros cien fotógrafos de Cuba (más de cien no se cuentan). No son metas, son pretensiones tal vez inalcanzables, mis metas son más realistas, pero vale soñar, para que siga latente el niño que llevo dentro.
Me propongo estudiar, aprender y aplicar en el trabajo todos los conocimientos que logre alcanzar, de lo cual no me canso. Ese es mi plan eterno, porque como sentenció el genio Leonardo Da Vinci -y eso lo aprendí del profesor Roberto Rodríguez Decall- “El que ama la práctica sin la teoría es como el marinero que sube a bordo sin timón ni brújula y nunca sabe dónde acabará”. Como hacen algunos, nada más engañoso, en esta profesión aparentemente fácil.
Galería de imágenes de Francisco Panchito González
De la serie Mejor sin Bloqueo
Ponle corazón
La lucha contra la Covid-19
De la serie En puntas
El Niño y la Verdad
De la serie Niños
Swing y contacto
Pelea
Vacuna cubana
(*) Roberto Chile. Premio Nacional de Periodismo José Martí, 2019. Documentalista y fotógrafo. Durante más de 25 años acompañó a Fidel Castro en sus recorridos por Cuba y el mundo, documentando el constante ejercer de su obra. Al decir del historiador Eusebio Leal, “Roberto Chile ha sabido forjar una imagen singular, siempre digna y luminosa de Cuba. Sus imágenes conforman un universo de fe y espiritualidad, perceptibles para aquellos que, como él, son capaces de amar”.
Tomado de Cubaperiodistas/ Foto de portada: Roberto Chile.