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Miami, sus historias no contadas (V)

Por José Luis Méndez Méndez (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Una nota no es suficiente para revelar la vasta historia no conocida, de la violencia subyacente en Miami, la que omiten o niegan sus administradores, sumidos en aprovecharse desde su posición, para abonarse un futuro promisorio.

Mientras la campaña de odio extremo contra todo lo que provenga de Cuba, está alcanzando límites fuera de control y puede provocar el desborde de pasiones, confrontaciones callejeras, agresiones físicas y verbales, todo eso incitado por los auto titulados “influencer”, quienes viven del vetusto negocio de la contrarrevolución cubana, generaciones de emigrados cubanos han vivido de ese cuento, pero ahora se aúpa a la violencia, para instalar el pavor en ese medio emigrado.

A finales de mayo el periodista y comentarista radial Max Lesnick Menéndez fue hostigado verbalmente en esa ciudad donde vive desde hace décadas.

Los artistas, que soberanamente han viajado a Cuba, por diversos motivos, son injuriados, se trata de imponer la voluntad de una minoría intoxicada. Otros cantantes, que históricamente han intentado viajar a Cuba, se cohíben de hacerlo para evitar que sus discos sean aplastados por aplanadoras, como sucedió en el acto de salvajismo político contra la cantante italiana Laura Pausini. Una cantante española, que viajo a un evento musical en la Isla, fue crucificada en los medios odiadores por hacerlo. Años atrás la mexicana Veronica Castro, fue objeto de vejámenes, una estrella de reconocimiento en su nombre instalada en un boulevard miamense, fue destruida con furor a martillo y cincel por exaltados fanáticos.

Recordemos como el belicoso alcalde Francis Suárez, de origen cubano clamaba la intervención militar en Cuba, pero antes que se bombardeara las ciudades para eliminar toda resistencia..

Ese clima de violencia no puede ser otro cuando en más de diez populosos barrios de Miami, están presentes todo tipo de delitos agresivos. Es la naturaleza del sistema, que contamina e emponzoña.

Regresemos a las alertas turísticas y para todo visitante en esta serie de historias no contadas. Un caso histórico es Allapattah barrio marginal ubicado en el noroeste, ocupando varias manzanas cerca del cerca el centro cívico de Miami y el Memorial Jackson Hospital. Su población excede el 70% de hispanos y además negros, es uno de los vecindarios más pobres. Para los turistas y visitantes sus atracciones especiales, son las rebajas de productos alimenticios a punto de expirar y la ropa reciclada, saldos de fábricas o fuera de época o con defectos. Hasta ahí, pareciera que la pobreza pudiera ser sinónimo de inocuidad, pero tras esa mediatizada información se esconde una historia no revelada de crimen y castigo.

Otrora dominada en exclusividad por dominicanos, ahora es una mezcla de cultura en sus más de 48 mil habitantes, hay focos de delincuencia, tiroteos frecuentes y con un índice de delitos violentos que supera los 125 % de la media nacional, es otro de los barrios peligrosos de la mal llamada “capital del encanto”. Se recomienda andar con precaución y evitar la avenida novena al este y la calle 20 al norte, donde la criminalidad siempre está visible a pesar de la permanente presencia policial.

No podía falta la llamada Pequeña Habana,, ubicada en el oeste de la avenida Brickel e inundada por miles de inmigrantes cubanos, también con una vecindad latina, hogares de residentes cubanos, hondureños y nicaragüenses. Su corazón es la calle ocho, trazada por auténticos negocios cubanos como fábricas de cigarros, puestos de frutas y cafeterías. Aquí puede encontrar cualquier capricho de la cocina de esos países, abunda la nostalgia por otros productos cubanos, además museos, galerías y teatros.

Sus eventos especiales son: la llamada fiesta de la Calle Ocho, que se realiza en marzo y tiene como centro el Carnaval de Miami, que se realiza en el medio de la Little Havana, que consiste en una gran fiesta de música y baile latino, comida y feria. También está el Viernes Cultural, que utiliza como pretexto el último viernes de casa mes, cuando se concentran miles de personas a participar del arte, música, bailes, teatro e interpretación de poesías. Tiene otras atracciones turísticas, como el Teatro de la Calle Ocho.

Esa panorámica envuelve, atrae por lo sugerente de las ofertas, pero sus más de 57 mil, residentes conviven con bandas de delincuentes, los robos de auto son frecuentes, matones merodean y cometen delito al azar, se califica como un barrio inseguro. Los residentes se quejan de lo incierto que es caminar de día por las calles, de noche es desafiar el peligro, merodean los indigentes pidiendo dinero.

Un hecho reciente rompió record de violencia en Miami, cuando en una playa concurrida se produjo un tiroteo que ocasionó heridas a nueve personas de ellas 4 menores entre un año y un joven de 17 en Hollywood Beach, suceso ocurrido el 29 de mayo y cuyos ejecutores fueron dos hombres miembros de bandas rivales de delincuencia organizada.

Si todavía se anima a viajar a Miami, a pesar de estas pocas historias no reveladas, conozca que no debe visitar Wynwood ni el llamado West Flager, tampoco la parte superior del Este de Miami y evitar el Sur de Coconut Grove, todos esos barrios son considerados peligrosos.

Si los visitantes a apegan al folleto de la agencia de viajes, no habrán conocido las historias no contadas de esos barrios de la ciudad, que tiene como la luna más de una cara, incluso oculta. Las redes solo promocionan lo conocido.

Sería de utilidad recordar que en el 2016, Miami, fue nombrada como una de las ciudades peores para vivir de Estados Unidos, aunque hay más delitos contra la propiedad que los calificados de violentos donde se emplea la violencia en las personas, acota una investigación del FBI, que la tasa de criminalidad de ese ciudad es del 42 % por cada 1000 habitantes. Una de cada 24 personas es víctima de un delito violento o contra su propiedad. Hay barrios y lugares en Miami más seguros, pero ninguno de ellos son frecuentados por turistas o visitantes, a quienes le motivan los calificados como no elegibles para ser visitados, además la carga de precauciones que debe observar un foráneo temporal en esa urbe, que atesora numerosas historias por contar, es asombrosa.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: La Voz de Tarija.

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