Eucalipto, mosquitos y dengue
Por Flor de Paz* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Vuelven las altas temperaturas y las lluvias y, con ellas, las condiciones climáticas ideales para la presencia del mosquito Aedes aegypti, agente trasmisor del virus del dengue. La enfermedad del mismo nombre, producida por cuatro variantes del microorganismo, se transmite fundamentalmente a través de la picadura de este insecto y, en menor medida, del Aedes albopictus.
Entre las medidas más recurrentes para controlar esta situación epidemiológica ha estado la búsqueda de sustancias capaces de repeler el contacto del insecto con el cuerpo humano, además de los esfuerzos por eliminar criaderos y poblaciones de las citadas especies.
Sin embargo, una investigación reciente, que profundiza en el meollo de dicha interacción, indica que “los mosquitos son atraídos por una suma de razones y el proceso general de picadura es una sofisticada combinación de pasos complejos”, dijo a SINC Daniel Voignac, estudiante doctoral de la Universidad de Jerusalén (Israel) y autor de un estudio sobre un gel repelente basado en celulosa y ácido sulfúrico, sustancia que se ensambla en nanocristales y crea una resistente película protectora.
De acuerdo con el científico, “un mosquito hembra se sentirá cautivado por una combinación de calor, sudor, hormonas, dióxido de carbono, y otros compuestos orgánicos que salen de nuestra piel (como el amoníaco) e incluso por contrastes de color. Solo una vez que aterricen averiguarán si hay sangre”.
Asimismo, explicó que, para conseguirlo, “el insecto inyecta sustancias que facilitan la penetración, luego ablandan mecánicamente la piel con movimientos de vaivén y, al salir, colocan su ‘bomba’ e introducen un coagulante, el compuesto al que la mayoría de la gente tiene reacción”,
No se alimentan de sangre a diario —añade Voignac—, para su suministro energético solo necesitan sacarosa, que pueden obtener, por ejemplo, en las plantas.
El olfato también importa
Entre las explicaciones del por qué algunas personas son más atractivas para los mosquitos que otras, está el olor que desprendemos, concluyó un grupo de investigación de la Universidad Johns Hopkins (JHU, EE UU) y el Trust de Investigación de Macha (Zambia) en un trabajo publicado en Current Biology, explica la nota de SINC.
Los expertos recogieron muestras nocturnas del aire de las tiendas de un campo de pruebas que construyeron en el distrito de Choma (Zambia) para caracterizar y comparar los componentes aéreos del olor corporal humano, pues “se cree que este irradia de 300 a 500 químicos.
“Las personas que resultaban más atractivas para los mosquitos emitían sistemáticamente más ácidos carboxílicos, producidos probablemente por los microbios de la piel.
“En cambio, las personas con menor atractivo emitían menos de estas sustancias, pero aproximadamente el triple de eucalipto, un compuesto que se encuentra en muchas plantas”.
Lo dicho “apunta a la posibilidad de que las dietas que contienen altos niveles del compuesto mencionado podrían mediar en la repelencia de los mosquitos”, señaló a SINC Conor McMeniman, especialista en malaria en la JHU y autor principal del trabajo.
(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.
Foto de portada: Getty Images.