El abuso, comercio y tráfico sexual de menores en Miami (V)
Por José Luis Méndez Méndez (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano
La mitad de las víctimas de explotación sexual en Estados Unidos son jóvenes menores de 17 años. Así aparecía la propaganda “Afortunadamente, en la ciudad de Doral, Miami-Dade, no se han registrado casos de prostitución infantil”, así aseguraba la noticia, sin embargo el Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos (NCMEC, por sus siglas en inglés) reporta que, de los 23,500 niños reportados como desaparecidos en el 2018, uno de cada siete son utilizados sexualmente. El promedio de edad de estos pequeños es de tan solo 15 años y hay indicios de que este delito sucede en los 50 estados del país.
En Doral, se produjo un caso de una joven que fue drogada durante una cena y llevada a una casa en Miami Beach, con antelación había conocido a dos hombres, que la invitaron a un restaurante. Amaneció desnuda en esa casa y comprendió que había sido penetrada sexualmente y por el dolor que sentía, estimó que varias veces.
La NCMEC también lleva registros de un delito más reciente, la extorsión sexual en línea o “sextorsión” dirigido a niños y en el que se utilizan formas no físicas de coerción, como el chantaje, para adquirir contenido sexual del niño, hacerlo participar en relaciones sexuales u obtener dinero de él. De octubre del 2013 a abril del 2016, se calculan 1428 casos, en los que las edades de la víctimas oscilan entre ocho y 17 años, siendo un 78% de ellas niñas y un 15% varones. Mientras el año fiscal 2020-2021, la línea directa de atención a casos de delitos sexuales, reportó 2,289, de estos 1,750, es decir el 76.45 de los casos involucró a menores de edad. Estas cifras son alarmantes, porque numerosos casos no son reportados.
Obviamente, la prostitución infantil está sumamente vinculada con la trata de personas. Según las estadísticas de la unidad de tráfico humano de la oficina del abogado del condado de Miami-Dade, Florida se ubica como el tercer lugar de la nación con mayor porcentaje de este delito.
Concretamente en Miami-Dade, aproximadamente el 40% del total de las víctimas sexuales son menores de edad y el 60% son adultos. Cabe destacar que, la edad promedio de estos adultos es tan sólo de 18 a 23 años, lo que indica que, si bien ya no son niños, son sumamente jóvenes. Otro dato interesante es la prevalencia de ocurrencia con del sexo femenino, pues el 96% de las víctimas menores son mujeres y el 92% de las víctimas adultas también son mujeres.
Los grupos más expuestos a ser víctimas de este delito son las niñas adolescentes que aspiran a ser modelos o que presentan debilidades de personalidad por problemas en sus hogares.
El mencionado NCMEC califica el tráfico sexual de niños como el reclutamiento, alojamiento, transporte, provisión, obtención o publicidad de un menor de edad con el propósito de un acto sexual comercial, que implica el intercambio de cualquier cosa de valor, como dinero, drogas o un lugar para quedarse.
Si bien un traficante puede atacar a cualquier niño, las investigaciones han demostrado que los traficantes a menudo se dirigen a niños con mayores vulnerabilidades y utilizan tácticas de presión psicológica e intimidación para controlar y explotar sexualmente al niño para obtener un beneficio económico.
Los traficantes y compradores de niños por sexo abarcan todos los grupos raciales, socioeconómicos y culturales. El tráfico sexual infantil tiene consecuencias devastadoras para sus víctimas menores, incluidos los traumas físicos y psicológicos de larga duración, las enfermedades o incluso la muerte.
Si bien cualquier niño puede ser atacado por un traficante, los más susceptibles son aquellos que faltan de manera crónica o que huyen con frecuencia de la escuela, tienen serias carencias económicas, han sufrido abuso sexual en la infancia, han sido víctimas de agresiones sexuales o violaciones anteriores, ingieren drogas o se identifican como homosexuales y han sido expulsados o estigmatizados por su familia por esta causa.
Señales que pueden indicar que un niño está siendo víctima de prostitución infantil, pueden ser las siguientes: el niño tiene un cambio significativo en el comportamiento; evita contestar preguntas o deja que otros hablen por él o ella; parece asustado, resistente o beligerante a la policía; miente sobre su edad e identidad; mira a los demás antes de responder preguntas y está preocupado por obtener dinero, por ejemplo.
Las personas involucradas en la sextorción de niños a menudo usan tácticas para coaccionar a los pequeños como reciprocación (“te mostraré, si me muestras”); ofrecer algo al niño, como dinero o drogas, a cambio de fotos/videos sexualmente explícitos; pretender trabajar para una agencia de modelos para obtener imágenes sexuales del niño y establecer un vínculo con el niño mediante el establecimiento de una relación de amistad y/o romántica.
También se utiliza la grabación secreta de videos sexualmente explícitos del niño durante chats de video, las amenazas de lastimar o agredir sexualmente al niño o sus familiares, la utilización de múltiples identidades en línea para contactar al niño, pretender ser más joven y/o un miembro del sexo opuesto, amenazar con crear imágenes sexuales o videos del niño usando herramientas de edición digital y guardar conversaciones sexualmente explícitas con el niño y amenazar con publicarlas en línea.
La recomendación de todos los factores intervinientes relacionadas con los delitos contra menores de edad sigue siendo la prevención a través de la comunicación con los menores, la observación de su comportamiento y la denuncia en caso de que sea necesario.
Otro aspecto es la inseguridad que provoca los casos de autoridades que son descubiertos con nexos con estos delitos sexuales, no solo abogados, también hay fiscales involucrados, como el suceso protagonizado por David Benjamín, denominado como ex fiscal de Miami.
El referido, fue detenido cuando intentaba tener sexo pagado con una joven, por 30 dólares en el Motel Campina, fue descubierto y detenido, de inmediato se anunció que ya no ejercía como funcionario público. Pero, las preguntas no se hicieron esperar. Es difícil creer que esta fue la primera oferta de Benjamín y que de repente decidió disfrutar del sexo rentado.
Un notorio caso fue el de misioneros estadounidenses, que dirigían una vasta red de tráfico de menores centroamericanas, reclutaban niñas nicaragüenses, el comercio se extendía hasta El Salvador y más recientemente a niños haitianos. El caso salió a la luz, cuando un juez de la capital salvadoreña, ordenó el arresto del delincuente por la exposición fotográfica de tres menores nicaragüenses y dos dominicanas, para ofrecer servicios de compañía a través de Internet.
Un esfuerzo por detener el espiral de casos de abusos sexuales infantiles, es la iniciativa de un grupo de celebridades que han iniciado una campaña contra esos casos en Miami. Han recopilado datos, estadísticas que exhiben lo grave de la situación en la glamurosa “capital del sol”.
Uno de cada cuatro niños es abusado sexualmente antes de cumplir los 18 años y los adultos suelen observar señales que son gritos de auxilio de los menores, pero los califican como “mal comportamiento”. Para crear conciencia sobre este grave problema se lanzó una campaña en Miami.
La campaña “No estás solo” se realiza en varios condados, con motivo del Mes Nacional de la Prevención del Abuso Infantil y presenta a 12 celebridades que han compartido sus historias de abuso, en vallas publicitarias que también contienen mensajes con señales que indican lo que sufren las víctimas.
Una organización sin de lucro con sede en Miami, encabeza el movimiento y tiene como objetivo mostrar mensajes que instan a los adultos a mirar más de cerca los “malos comportamientos” de un niño y considerar si estos podrían ser signos de que algo más profundo este pasando. “La mayoría de los estudios coinciden en que los niños no nacen tristes, enojados, solitarios o rebeldes. El abuso sexual infantil ocurre dentro y cerca del hogar más de lo que muchos adultos se imaginan”. Esta realidad se oculta a los turistas, que solo ven en Miami, una urbe esplendorosa, en la cual esos delitos no ocurren.
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
Foto de portada: Getty Images