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Informe nada confidencial sobre un “Estado fallido”

Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Uno de los grandes maestros de las Relaciones Públicas estadounidenses, Edward Louis Bernays, considerado el padre de la propaganda moderna, fue uno de los creadores de la llamada Ingeniería del Consenso.

Sobrino de Sigmund Freud, utilizó para sus técnicas de propaganda, muchos de los conocimientos del genio para condicionar la respuesta del público, al que consideraba un rebaño que debía ser dirigido por los que “saben” y tienen el poder.

Uno de sus técnicas, que después utilizó Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich alemán, fue la repetición constante, por todas las vías posibles, de una mentira, hasta convertirla en verdad en la mente de las personas.

Condicionar a las masas para lograr una respuesta favorable a los manipuladores, construyendo estereotipos que induzcan a determinados comportamientos, ante una frase, anuncio o palabra sabiamente colocada en los medios o simplemente en el discurso de un orador.

Ese es el caso, entre muchos otros, del uso repetitivo de la palabra Estado fallido, utilizada en cada frase que se escribe y se pronuncia sobre Cuba en la brutal campaña de descrédito contra su Revolución.

Pero, ¿es Cuba un Estado fallido? según describen los conocedores del tema, “el término es empleado por periodistas y comentaristas políticos para describir un Estado soberano que, se considera, ha fallado en garantizar el acceso a servicios básicos a su población”.

Puede entenderse también como un país donde existe vacío de poder. Gerald B. Helman y Steven R. Ratner, considerados los primeros en escribir sobre este término, en su artículo “Saving Failed States” publicado en1992, presentan un mecanismo para “salvar” a lo que ellos describieron como Estados fallidos, esto es, entidades donde el gobierno ha colapsado.

Cuba recientemente eligió una nueva Asamblea Nacional, al presidente de la República, vicepresidente y primer Ministro y demás cargos de la dirección del país, esa dirección asumió sus responsabilices y las ejerce sin ningún tipo de dificultad.

Las instituciones del Estado funcionan a cabalidad, cumplen con sus mandatos, pudiéramos señalar que existen trabas burocráticas en algunas de ellas, pero, el país que en el mundo esté libre de ese flagelo, que lance la primera piedra.

Cuba está reconocida y debidamente representada ante todas las organizaciones e instituciones internacionales, tiene embajadas en casi todo el mundo y casi todo el mundo, salvo muy raras excepciones, tiene representación diplomática en la Isla.

Por otro lado, a pesar la férrea guerra económica, comercial y financiera del gobierno de Estados Unidos, que afecta directamente a la población cubana, ni de cerca podemos decir que es un país que no garantiza los servicios básicos a su pueblo.

El capitalismo domina casi en solitario el planeta desde hace más de 30 años, un planeta donde hay 900 millones de personas desnutridas, ninguna de ellas vive en Cuba socialista.

La carencia de bienes suntuosos está a la vista, pero la miseria no existe. No hay niños durmiendo en la calle ni ancianos abandonados. Todos los cubanos tienen el mínimo indispensable para vivir decorosamente.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reconoció los logros de Cuba en materia de atención a la niñez al divulgar los resultados de la encuesta sobre Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS).

Según la Organización Mundial de la Salud, Cuba es un modelo para los países en vías de desarrollo en cuanto a la atención médica brindada a las madres y a los niños. La UNICEF enfatiza que “Cuba es un ejemplo en la protección de la infancia”.

La ONG, Save the Children, coloca a Cuba en el primer puesto de los países en desarrollo por las condiciones brindadas a las madres.

Es el único país latinoamericano sin desnutrición infantil, sin problemas con las drogas, con una escolarización del cien por ciento y ningún niño viviendo en la calle.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) califica el sistema de seguridad social cubano de “milagro”, dada la protección que brinda a los trabajadores.

Las mujeres ganan igual salario que los hombres por igual puesto y trabajo, tienen derecho a un año pagado de licencia de maternidad y no pierden su puesto laboral, su supervivencia y la de sus hijos no depende de un hombre.

En Cuba la educación artística es gratuita, funciona una escuela de arte en cada provincia, la Universidad de las Artes, ISA, una de las mejores de América, es totalmente gratuita para los cubanos y forma profesionales de todo el mundo.

Menos del 0,1% de la población padece VIH Sida, han colaborado con más de 100 países en materia de salud, servicio que es gratuito a todos los niveles y alcanza a toda la población.

La nación caribeña alcanzó la validación por la Organización Mundial de la Salud como el primer país del planeta en eliminar la transmisión materno-infantil de VIH-sida y sífilis congénita, en uno de los resultados más relevantes de la ciencia cubana en la esfera de la salud durante el 2015.

La esperanza de vida al nacer, para el 2021 fue de 79 años, cifra superior al promedio de la Región de las Américas, guarismo que coloca a la Mayor de las Antillas entre las 25 naciones del mundo más aventajadas en ese importante indicador del progreso humano.

Son únicamente algunas estadísticas, no pretendemos abrumar a los lectores con cifras, pero estimamos que estos ejemplos son más que suficientes para demostrar la capacidad y eficiencia del Estado cubano para ejercer sus funciones, muy lejos está de ser un Estado fallido.

Estamos ante el esfuerzo denodado de una súper potencia que intenta lograr, mediante la mentira, construir el consenso que le permita llevar “ayuda humanitaria” al estilo yanqui a los cubanos.

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto de portada: Yaimi Ravelo.

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