Cuba

Los terroristas contra la Nación y la Emigración (I)

Por José Luis Méndez Méndez (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

El 13 de junio de 2023, las autoridades cubanas, en el marco del 45 aniversario del “Diálogo del 78”, han convocado a la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, que se efectuará los días 18 y 19 de noviembre del presente año, como expresión de la voluntad inequívoca de continuar profundizando los vínculos con sus nacionales en el exterior. Este llamado tiene su origen en el citado encuentro y tres conferencias posteriores de la “Nación y la Emigración”.

El Diálogo del 78, cuyo 45 Aniversario se celebrará en Noviembre de 2023, inició una política de acercamiento entre Cuba y sus nacionales en el exterior.

El inicio de la década de los años setenta del siglo pasado registró un incremento de los actos terroristas ejecutados por organizaciones violentas de origen cubano radicadas en los Estados Unidos. Los extremistas se imponían por la fuerza en la emigración cubana en ese país, la extorsión, el chantaje, las pugnas internas para disputarse espacios de influencia y la realización de agresiones contra representaciones cubanas y su personal en el exterior pululaba.

En el seno emigrado, una corriente política a favor del diálogo y la coexistencia entre cubanos tomaban cuerpo y fuerza, la añorada reunificación familiar impedida por la manipulación del tema migratorio por las autoridades estadounidenses, era una aspiración del promovido movimiento de acercamiento. La reacción de los llamados “cabezas calientes”, por los propios emigrados fue brutal, se sintieron amenazados por la también llamada “mayoría silenciosa”, que en privado los rechazaba, estaba perdiendo el miedo y sus voces anunciaban tiempos de cambio.

El 21 de febrero de 1975, el emigrado cubano Luciano Nieves Mestre, precursor del acercamiento, fue asesinado en el parqueo del Variety Childrens Hospital, cuando visitaba a su hijo menor internado en ese hospital infantil. Dos asesinos de la denominada banda Pragmatistas, le dispararon de espalda y a corta distancia, el cuerpo de Nieves recibió seis impactos, que le ocasionaron la muerte.

Los Pragmatistas, era una banda de tendencia fascista, que además ejercía la extorsión como forma de financiar sus actividades. Uno de sus principales ideólogos era Jesús González Cartas, alias El Extraño, quien fuera una lúgubre figura gansteril en la república neocolonial cubana. El Extraño sustentaba que no era difícil obtener fondos para realizar actos de violencia, su método era quitarles el dinero a los emigrados por medio del despojo que, según él, era un acto legítimo para un fin patriótico y lucrativo negocio. El 29 de mayo de 1976, este truhán fue muerto en Miami en medio de rivalidades internas del hampa.

El 13 de abril de 1976, fue asesinado el emigrado cubano Ramón Donéstevez, después de haber sido blanco de cinco atentados contra su vida desde 1968 hasta el momento de su muerte. Su pecado había sido promover los viajes a la Isla y publicar la revista titulada Verde Olivo, donde defendía sus ideas contrarias a los grupos fascistas.

Dos semanas después, Emilio Milián, comentarista radial de una emisora de Miami, salvó la vida de milagro en un atentado terrorista con bombas ocurrido el 30 de abril de 1976, que lo dejó mutilado de ambas piernas. Este periodista tuvo el valor de oponerse al terrorismo, que atemorizaba las calles de Miami.

El terror provocado por estas muertes, no amilanó a los emigrados, por el contrario nuevas voces se sumaron a la demanda a favor de viajar a Cuba, reunificarse, tolerarse, más allá de posiciones políticas con relación al proceso revolucionario en Cuba, respetar las opiniones y decir no a la violencia. En la emigración existe una diversidad de tendencias, intereses, aspiraciones, pero en ese momento el terrorismo ejercido en su seno, fue un factor aglutinador.

El acercamiento germinó con la sangre y las lágrimas de los emigrados, se hizo realidad. Los primeros encuentros entre la Nación y la Emigración estaban a la vista, pero todavía otros hermanos darían la vida por esa causa.

Después del 8 de diciembre de 1978, cuando se efectuó la segunda convocatoria de diálogo, se crearon favorables expectativas sobre el futuro promisorio de los encuentros, que habían dado resultados tangibles y demostrado la decisiva voluntad política de la Revolución cubana de mantener y desarrollar el acercamiento.

El gobierno de Cuba, aceptó ese reto a pesar del incremento del terrorismo de origen cubano. Estaba aún impune el asesinato de 57 de cubanos en el horrendo acto terrorista contra un avión civil derribado en pleno vuelo; había sido asesinado en México, por terroristas con base en Miami, un funcionario de la industria pesquera cubana; dos diplomáticos cubanos fueron secuestrados y desaparecidos en Argentina y los terroristas de origen cubano se habían acreditado esa agresión, además 106 actos terroristas fueron cometidos entre 1976 y 1978, contras intereses cubanos, pero a pesar de esa amenaza, continuó lo acordado.

Entonces, los violentos dirigieron sus actos de terror, contra los participantes de las conversaciones entre la Nación y la Emigración. El joven Carlos Muñiz Varela, víctima de la terrible Operación Peter Pan, salió de Cuba en 1962 a la edad de nueve años en contra de su voluntad infantil. Defendió siempre a su patria y las causas justas de todo el mundo y especialmente la independencia de Puerto Rico, pueblo que le dio abrigo y hospitalidad fraterna.

En diciembre de 1978, visitó Cuba una vez más, cuando tenía 26 años y una larga trayectoria de lucha a favor del acercamiento entre cubanos. Cuatro meses después de este viaje, Carlos sería asesinado. Las causas del crimen eran claras, para un miembro muy activo de la emigración cubana. Presidente de la agencia de Viajes Varadero, que promovía las visitas a Cuba; escribía además en la revista Areito, medio que favorecía la lucha contra el terrorismo, defendía la identidad y la cultura nacional.

También abogaba por el levantamiento del bloqueo contra su país de origen y condenaba los actos de terrorismo que se llevaban a cabo desde Puerto Rico y Estados Unidos contra Cuba. Fue uno de los 55 hermanos que integró el primer contingente de la brigada de jóvenes emigrados “Antonio Maceo que visitó Cuba por primera vez, siendo miembro de su Comité Nacional.

Su actitud lo condenó a muerte y atrajo el odio mortal de los terroristas de la organización fascista Omega 7 y de otros grupos mafiosos cubanos, que todavía hoy viven del negocio de la contrarrevolución. El 14 de noviembre de 1978, su muerte había sido anunciada por grupos terroristas en Puerto Rico: “No permitiremos que el dialogo avance”, “Dinamita, único medio con el que vamos a dialogar.” afirmó “Zeta”, jefe militar Comando Omega 7”. La amenaza fue publicada por el libelo editado en Puerto Rico, Crónica Gráfica.

El alevoso asesinato se produjo el sábado 29 de abril de 1979. Carlos, después de visitar a su madre, transitaba en su auto, cuando un criminal le efectuó una ráfaga de disparos, resultó herido de gravedad en la frente y murió poco tiempo después.

Después del asesinato este impreso sentenció sin pudor: “Creo que ya hemos dado ejemplo en Puerto Rico atacando a uno de los dialogueros locales.”

Otros miembros de la Brigada Antonio Maceo y del gestor Comité de los 75, así como emigrados residentes en varios países condenaron el criminal acto y exigieron justicia. La decisión estaba tomada, la reunificación familiar era posible y necesaria, solo el diálogo uniría a los cubanos y el terrorismo no lo impediría.

Cuando todavía el estupor y la repulsa crecían en la emigración cubana, otro crimen, tal vez más horrendo por la forma en que se produjo, enluto a los cubanos de ambas orillas del Estrecho de la Florida.

“Te quedan 2 meses y 5 días”. Esta fue la sentencia de muerte, que adelantó la organización terrorista Omega-7, contra el líder comunitario cubano y miembro del Comité de los 75, Eulalio José Negrín Santos, quien fue ultimado al cumplirse ese plazo el domingo 25 de noviembre de 1979, cuando en compañía de su hijo Ricardo de doce años, se dirigían a la iglesia.

Salió de Cuba, por causas personales en 1962 por vía legal. Ejercía el periodismo, era abogado, poeta y soñador. El “guajiro” Negrín, como se le conocía en Estados Unidos, vivía modestamente y ayudaba a los emigrados cubanos, era reconocido y respetado en la comunidad.

Creía, que en cualquier lugar del mundo se podía luchar por un ideal. Residía en Union City, Nueva Jersey, que era uno de los cubiles de los violentos, allí instaló su oficina, donde mantenía el Programa Cubano de Ayuda. El 25 de marzo de 1979, le colocaron una bomba en ese local, que fue atacado varias veces por el grupo terrorista Omega 7.

Además, Eulalio recibía llamadas telefónicas donde lo amenazaban, le decían: “te queda poco” o le ponían para que escuchara el tic tac de un reloj, que le anunciaba la inminencia de su muerte. Recibió incluso una tarjeta timbrada con el logo de Omega 7, que decía: “Para que te acuerdes de tus amigos te quedan 2 meses y 5 días”. Él pidió protección para su vida a las autoridades norteamericanas y estas –en componenda con los terroristas- hicieron caso omiso. Los ejecutores materiales y los promotores intelectuales fueron detenidos cinco años después, por haber realizado otros actos de terror y en el proceso judicial, reconocieron haberlo ultimado.

En su último viaje a Cuba dejó un testamento donde pedía que en caso de morir su cuerpo reposara en su Patria. En la despedida de duelo en su pueblo natal de Juan Gualberto Gómez, Matanzas, René Rodríguez Cruz, entonces presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, dijo: “A la Patria, una vez marchado de ella, solo se vuelve con la honra del deber cumplido”.

Su hermana, en su último viaje le había pedido que se quedara en Cuba y él con gran convicción le respondió: “Mi lucha es allá, y no creas, para vivir allá, como yo vivo, hay que tener bien puestos los pantalones”.

El odio y la intolerancia continuaron, pero también más voces en público y en secreto se alzaron contra el terrorismo, quienes lo hicieron debieron pagar una elevada cuota de sangre y enfrentarse a fuerzas extremistas dentro de la emigración cubana radicada en ciudades estadounidenses. Sería una lucha larga, que aún perdura.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Latinamerican Studie

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